El día que Argentina intentó llevar la guerra de las Malvinas a España y fue frustrada por dos policías españoles

El conflicto que enfrentó a Argentina con Reino Unido en 1982 pudo haber tenido un tercer agente: España, que frustró los intentos de guerra

Pancartas argentinas reclamando las Malvinas y a los caídos en la guerra

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Pancartas argentinas reclamando las Malvinas y a los caídos en la guerra

Ana Rumí

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4 min lectura

Entre el 2 de abril de 1982 y el 14 de junio de ese mismo año. Ese fue el periodo en el que se desarrolló la Guerra de las Malvinas, en las que los rivales eran Argentina y Reino Unido, convirtiéndose en uno de los eventos más desestabilizadores durante la Guerra Fría.

El archipiélago de América del Sur había sido objeto de deseo de Francia e Inglaterra durante el siglo XVIII y XIX, y terminó por explotar en pleno siglo XX. Pero comencemos por el principio.

El descubrimiento de las islas no está del todo claro, aunque todo parece apuntar a que la versión argentina sería la que más se ajusta a la realidad, y es la que asegura que fueron descubiertas por la expedición de Magallanes y Elcano, por lo que habrían quedado, desde ese momento, bajo la jurisdicción española.

Sin embargo, Reino Unido asegura que fue el inglés John Strong quien descubrió las islas en 1690, desembarcando en ellas y reclamándolas para su país. Y aunque no se ha dirimido este asunto, sí se sabe que, con la firma del Tratado de Utrecht tras la Guerra de Sucesión Española, la parte del Atlántico Sur navegable quedaba bajo el dominio español.

No fue hasta 1833 cuando Inglaterra, ávida de tener control sobre estas islas estratégicas, inició una campaña para expulsar de la isla a los oficiales argentinos que allí estaban establecidos, empezando a habitarse por los ingleses. Solo 20 años más tarde, había cerca de 2000 ingleses en las Malvinas.

Cartel argentino reclamando las Malvinas

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Cartel argentino reclamando las Malvinas

Considerada un territorio que despertaba litigios entre ambas potencias, Argentina se envalentonó y, aprovechando la preocupación inglesa por la reducción de su flota, 5.000 efectivos argentinos desembarcaron en las islas, reclamando su soberanía. La guerra había comenzado.

La intención de llevar la guerra a España

A pesar de las negociaciones diplomáticas y los intentos de zanjar la situación, Argentina y Reino Unido estaban decididos a hacer la guerra en las Malvinas.

El primer país desplegó más de 23.000 soldados a lo largo de los meses que duró la guerra, y, el segundo, casi 26.000 efectivos, además de desplegar medios aéreos y marinos también.

Sin embargo, Argentina, que se veía claramente en una posición inferior, quiso llevar la guerra más allá e involucrar a España. Y es que los argentinos planearon detonar gran parte de la flota británica que estaba en la base de Gibraltar.

Sin embargo, no era tan sencillo como ellos esperaban. Y es que llegar a Gibraltar era, siendo argentinos, imposible. Por eso mismo, planearon hacerlo desde España. Mantenida en secreto también para nuestro país, esta 'Operación Algeciras', como la llamaron, estaba liderada por un capitán de corbeta y dos miembros de la guerrilla peronista Montoneros, además de un oficial de enlace.

La guerrilla peronista de los 'Montoneros'

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La guerrilla peronista de los 'Montoneros'

La idea era recoger los explosivos que habían adquirido desde Italia en Madrid y llevarlos hasta Algeciras, donde pondrían en marcha la operación. Trasladarlos ya era complicado, porque en ese año, España era sede del Mundial y la seguridad era excesiva, teniendo en cuenta que el terrorismo de ETA estaba muy presente.

Aun así, los miembros de la operación llegaron a Málaga sin ningún tipo de inconveniente, sin saber que las comunicaciones entre la embajada argentina en Madrid y Buenos Aires habían levantado sospechas.

Una operación frustrada

No solo las comunicaciones interceptadas llamaron la atención de los españoles, sino que los movimientos “extraños” que realizaban en Málaga también los alertaron. Sus comportamientos erráticos y sus visitas al puerto con prismáticos levantaron todas las sospechas.

Cuando en mayo de 1982 los miembros de la 'operación Algeciras' avistaron un buque británico con el que dar comienzo a su misión, sus planes se frustraron. Autorizados por su gobierno, llevaron a pique sus propios planes el día anterior.

Uno de los miembros de la operación fue a renovar el alquiler de los dos coches que les habían llevado hasta ahí ante una inminente huida, dos policías los detuvieron. En la sucursal de los coches de alquiler, devastaron sus propios planes.

Gibraltar visto desde Algeciras, en los años 80

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Gibraltar visto desde Algeciras, en los años 80

Al requerirse una breve espera, el oficial al mando de la operación se puso nervioso y dijo una frase lapidaria: “Soy el capitán Fernández de la Armada Argentina y estoy en una misión secreta. Desde este momento me considero su prisionero, no diré una palabra más”.

El policía español, ni corto ni perezoso, le respondió: “Si tu eres un marino argentino, yo soy sobrino del Papa”, y procedió a la detención de todos los miembros de la operación. Reveladas sus verdaderas identidades y confesados sus planes al presidente Calvo Sotelo, los cuatro miembros de la 'operación Algeciras' volaron de vuelta a Buenos Aires.

Una operación frustrada gracias a la inteligencia española y el buen hacer de la policía y que abrió viejas heridas: la soberanía de Gibraltar.

Herrera en COPE

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