Okupa una casa entrando por la ventana y la persona que se encuentra en el piso le deja a cuadros: "No soy delincuente"
Una mujer de 39 años pensó que había encontrado el lugar perfecto para vivir con su hija, pero se topó con la persona menos indicada

Una mujer entra por la ventana de una casa
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La okupación de viviendas se ha convertido en un fenómeno que genera numerosos titulares y una gran preocupación social. En este contexto, la historia de Marion, una mujer de 39 años en Nîmes, Francia, ha adquirido una especial relevancia por su insólito desenlace. Creyendo haber encontrado una casa vacía, forzó una persiana para instalarse junto a su hija, pero el propietario resultó ser un magistrado que, como es lógico, conocía a la perfección el procedimiento a seguir. La sorpresa fue mayúscula para ambos, aunque la okupa se defendió de las acusaciones afirmando: "¡No soy una delincuente!".
Un error de cálculo
Lejos de amilanarse, el juez presentó una denuncia de inmediato, activando un proceso judicial que ha concluido en el tribunal de Montpellier. La sentencia ha condenado a Marion a seis meses de prisión condicional, con una suspensión de la pena durante dos años. Además, se le ha impuesto la obligación de someterse a tratamiento para sus adicciones, una condición indispensable para no entrar en la cárcel. El fallo judicial advierte de que, en caso de incumplimiento, su hija de 17 años podría quedar bajo tutela, una situación que añade una capa de complejidad humana a un problema legal como es la okupación, donde a veces se producen situaciones como la de un okupa en Madrid que lleva años sin pagar luz ni gas.

Un edificio okupado
Un historial complicado
La historia de Marion no comienza con este intento de okupación, ya que su situación personal es compleja. Durante el juicio, el fiscal destacó que la acusada “es drogadicta”, con consumo habitual de cannabis y heroína, y que incluso intentó quitarse la vida en abril. Este no era su primer incidente relacionado con la vivienda; en 2023, ya ocupó la casa de un hombre con trastorno bipolar que la había acogido inicialmente. Con el tiempo, la convivencia se volvió insostenible con la llegada de su pareja, un perro, ocho gatos y un hurón, lo que llevó al propietario a abandonar su propia casa. Al ser desalojada, Marion justificó sus actos diciendo que “metí la pata, estaba pasando por una mala racha”.

Una casa en un vecindario
El drama de la okupación se extiende por toda la geografía, con casos tan llamativos como el de una okupa en Alicante que contrató a una empresa para quedarse en la vivienda. Aunque en el caso anterior Marion fue absuelta al haber entrado con permiso, el juez le ha prohibido ahora acercarse tanto a la vivienda de su anterior casero como a la del magistrado. La legislación sobre este tema es un asunto de debate constante, y muchos se preguntan qué pasa si un okupa se empadrona en una casa y las vías legales para actuar. De hecho, hay procedimientos expresos que permiten agilizar los desalojos, tal y como confirma la justicia, que puede echar a un okupa en 24 horas si se cumplen ciertas condiciones.