J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL
La supuesta unidad a favor del referéndum que trata de dibujar el secesionismo en Cataluña no se corresponde con la realidad de una sociedad plural. Más de un centenar de personalidades de la política, la economía, el derecho y la cultura, de adscripciones políticas muy diversas, entre los que se encuentran Durán Lleida, Eugenio Gay, Victoria Camps o Josep Miró, han hecho público un documento en el que piden a la Generalitat que, “por dignidad democrática”, suspenda la convocatoria del referéndum. Según los firmantes, “no se cumplen los requisitos imprescindibles para que sea democráticamente homologable”. El manifiesto, titulado “Por Cataluña y la democracia”, no ahorra argumentos ni claridad expositiva para afirmar que el referéndum del próximo primero de octubre no se fundamenta ni en el Estatut, ni en la Constitución, ni en el derecho internacional. Muy al contrario, la propuesta “atenta contra la pervivencia del Estado de Derecho”. El documento no niega que Cataluña sea una “entidad nacional y jurídica, cuya continuidad está garantizada por su historia y su voluntad de ser”. Lo que afirma es que el referéndum es un artificio que excluye a más de la mitad de la sociedad catalana y que se constituye como una verdadera sustracción del ejercicio de la potestad legislativa “propia de una nación civilizada y de una democracia madura”. Se podrá decir, desde Cataluña, más alto, pero quizá no más claro.