Un Papa para un cambio de época

En todo cambio de época la Iglesia ha aportado a la historia la fuerza un hombre que sabe dar respuesta adecuada a los nuevos tiempos. La elección de un nuevo Papa siempre alienta un nuevo comienzo ligado a las palabras del Señor de la Historia: “Tú eres Pedro”. No han pasado veinticuatro horas desde que León XIV se presentara a la Iglesia y al mundo y su imagen se ha convertido en un referente de liderazgo ético mundial. Sus primeras palabras en el balcón de la Basílica de San Pedro nos traen esa continuidad necesaria con el pontificado del Papa Francisco y esa permanente renovación de la novedad de la propuesta cristiana. El saludo pascual inicial, centrado en la paz para el mundo y para el corazón del hombre, nos habla de un Papa que quiere ser puente, pontífice, con una humanidad amenaza por las ansias expansionistas de la violencia y el conflicto, de las rupturas y las tensiones de las nuevas pretensiones hegemónicas de poder.

León XIV por su preparación, por su trayectoria misionera y de gobierno, presenta un perfil muy completo para ejercer el ministerio de presidir a las Iglesias en la caridad. El carisma de la comunión fue uno de los grandes legados de su maestro Agustín de Hipona. El nuevo estilo del Papa León va a permitir, como ha recalcado el Presidente de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Luis Argüello en la COPE, un coloquio entre el mundo de la naturaleza, de la sociedad, de la historia y la gracia de Cristo resucitado que lo renueva todo. El amor de Dios y el servicio de la Iglesia a la humanidad, en particular a los más necesitados, siempre comienza de nuevo. Como pasa en estas horas con el pontificado de León XIV.