Elsa ha conseguido llegar a la universidad tras padecer ELA, pero su verdadera prueba está en la integración: "No tiene amigas, les cuesta aceptarla"

La joven, que padece esclerosis lateral amiotrófica, ha iniciado sus estudios de Psicología y Criminología con el apoyo incondicional de su madre, pero afronta el reto de la soledad en las aulas

Elsa, con el ordenador con el que se comunica
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La Linterna

Ángel Expósito cuenta la historia de Elsa, la primera estudiante enferma de ELA que llega a la Universidad

José Manuel Nieto

Publicado el

3 min lectura

En el programa 'La Linterna' con Ángel Expósito, hemos conocido una historia que redefine el concepto de superación. Hace solo una semana que han empezado las clases, pero para Elsa y su madre, Eva, estar en la universidad es un milagro, la recompensa a años de lucha. Cada día comienza temprano en su casa, con una rutina que exige tiempo y un cariño infinito para preparar a Elsa, que padece Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), para su jornada universitaria. Su enfermedad no le ha impedido alcanzar su sueño, pero el camino no ha hecho más que empezar.

Un camino maratoniano

Llegar hasta aquí "ha sido un camino un poco maratoniano", confiesa Eva, su madre. Se han enfrentado a numerosas negativas institucionales, incluida la adaptación de la prueba de acceso a la universidad (PAU). Fue una batalla constante que finalmente los llevó a la consejería de educación, donde tuvieron que exponer su caso para que Elsa pudiera cumplir su sueño de estudiar. La historia de Elsa es un testimonio de perseverancia, similar a la de otros muchos que luchan por sus derechos básicos, como se ha visto en la desesperación de enfermos de ELA al no recibir las ayudas prometidas.

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A pesar de las dificultades, el expediente académico de Elsa es brillante: aprobó la ESO con una media de 9 y el Bachillerato con un 8. Su madre explica que las adaptaciones pedagógicas que necesita son mínimas, como exámenes tipo test o de respuesta corta, lo que le permite seguir el ritmo de sus compañeros. Para comunicarse, Elsa utiliza un dispositivo ocular que se ha convertido en su voz, una herramienta tecnológica que, como la ingeniosa solución de Alejandro para mantener las máquinas respiratorias de su mujer, demuestra cómo la creatividad puede suplir carencias.

la verdadera asignatura pendiente

Aunque profesores y compañeros reconocen su valía, la verdadera prueba para Elsa es la integración. Su madre, Eva, lo expresa con dolor: "Ella siempre se queja de que no tiene amigas". La soledad es una barrera invisible que duele más que cualquier limitación física. "No tiene amigas, pues, porque al final las personas les da por miedo, por ignorancia, no sé por qué, pero les cuesta aceptar a una persona así", lamenta. Esta realidad subraya cómo el sufrimiento puede hacer experimentar la profundidad del amor humano de una forma nunca vista, pero también la crudeza del rechazo.

No tiene amigas, les cuesta aceptar a una persona así"

Eva

Madre de Elsa

El sueño de ser psicóloga criminóloga

Elsa tiene por delante cuatro años para licenciarse en Psicología, para luego especializarse en Criminología. Su vocación es clara: le atrae el mundo forense y quiere trabajar en centros penitenciarios, investigando qué hay detrás de los delitos. Su historia demuestra que la vocación no entiende de limitaciones físicas, un ejemplo de ello es cómo Elsa, con ELA infantil, cumple su sueño de estudiar Psicología tras años de rechazo.

Elsa, la primera universitaria con ELA

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Elsa, la primera universitaria con ELA

El apoyo de su madre es fundamental. Eva la acompaña durante las cinco horas de clase y se ha convertido en su asistente personal, una figura de apoyo que, sin embargo, no cubre todas las necesidades. "No hay nada que tenga esa figura" para el transporte o el acompañamiento hasta la universidad, señala Eva. A pesar de todo, la alegría de haber llegado hasta aquí lo compensa todo. "Está supercontenta, porque al final es el sueño que ella tenía", concluye su madre con orgullo.

Está supercontenta, porque al final es el sueño que ella tenía"

Eva

Madre de Elsa

La historia de Elsa no es solo un relato personal, es un poderoso recordatorio sobre la igualdad de oportunidades en la educación. Demuestra que estudiar no es un capricho, sino un derecho fundamental que puede transformar una vida, sin importar los desafíos que imponga una enfermedad como la esclerosis lateral amiotrófica. Su presencia en la universidad es una victoria que inspira y abre camino.

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