"Me planteo dejar de sembrar. Es lo que he hecho toda mi vida, pero ya no salen las cuentas”: El difícil adiós a un cultivo que marcó el alma del campo en La Rioja

En los campos de Zarratón, Borja García-Baquero mira cómo los últimos camiones cargan su cosecha rumbo a Toro, a más de 270 kilómetros de distancia. Este año, Azucarera asume el transporte, pero el próximo no será así. Con los precios a la baja y los costes disparados, muchos agricultores riojanos se preguntan si están ante la última campaña de remolacha en La Rioja

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Borja García-Baquero mira cómo los últimos camiones cargan su cosecha rumbo a Toro

Álvaro de los Ríos

Logroño - Publicado el

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La remolacha riojana atraviesa una campaña decisiva, una de esas que parecen marcar un antes y un después en la historia del campo de la región. La inestabilidad se respira en cada surco, tanto en el terreno como en el mercado. Y sobrevolando todo, flota una pregunta que inquieta a agricultores y cooperativistas, ¿será esta la última cosecha de remolacha en La Rioja?¿estamos asistiendo al ocaso de un cultivo histórico que durante décadas ha marcado el pulso rural de la región?-

Los datos son claros. La superficie dedicada a la remolacha se ha reducido casi a la mitad, de las 950 hectáreas que se cultivaron en 2024, este año 2025, apenas se han sembrado 460 hectáreas. A este desplome se suma un aumento constante de los costes de producción y un cambio radical en la logística que ha trastocado por completo el trabajo de los agricultores.

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Cultivo de remolacha 

Por primera vez, los remolacheros riojanos deben trasladar toda su producción hasta la central de Azucarera en Toro (Zamora), tras el anuncio de la compañía de transformar las instalaciones de Miranda de Ebro, donde históricamente se molturaba la remolacha local. 

 De Miranda a Toro: 270 kilómetros de incertidumbre  

Hasta ahora, los camiones recorrían apenas 25 kilómetros desde los campos de Santo Domingo, Haro o Zarratón hasta la fábrica de Miranda. Ahora la distancia se multiplica más de diez veces, hasta los 270 kilómetros, lo que ha disparado los costes logísticos y ha generado un sentimiento de desconcierto entre los productores.

El transporte recae sobre la Cooperativa El Cierzo, con sede en Santo Domingo de la Calzada y formada por unos 80 socios, que se encargan de cosechar y cargar toda la remolacha de la zona. Este año, Azucarera asumirá los gastos del transporte, pero la compañía ya ha advertido que en la próxima campaña solo cubrirá un tercio de los costes, dejando el resto a cargo de los agricultores.

Azucarera del Guadalete

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Azucarera 

Es una situación límite. Este año todavía aguantamos porque Azucarera paga el transporte y porque el Gobierno de La Rioja nos da una ayuda de 400 euros por hectárea, pero el año que viene puede que muchos ya no siembren”, explica Borja García-Baquero, agricultor de Zarratón que acaba de entregar parte de su cosecha. 

 Borja, entre la tradición y el futuro  

Borja pertenece a una familia que lleva tres generaciones cultivando remolacha. Su abuelo comenzó en los años sesenta, cuando este cultivo era símbolo de progreso. “La remolacha nos dio estabilidad. Gracias a ella muchas familias del pueblo pudieron quedarse, criar a sus hijos aquí y no emigrar”, recuerda.

Pero hoy la situación es distinta. Los precios han caído unos 20 euros por tonelada, y aunque las ayudas y el transporte cubierto por Azucarera permiten seguir adelante “por ahora”, la mirada está puesta en 2026, cuando el coste del transporte recaerá íntegramente sobre los productores.

Cada tonelada trasladada a Toro cuesta unos 25 euros, un sobrecoste que puede hacer inviable la producción.

Agricultor

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Agricultor

No es solo dinero, es también el esfuerzo, el tiempo y el desgaste. Si los números no salen, ¿para qué seguir?”, se pregunta Borja, que no descarta que esta sea su última campaña con remolacha. 

 La PAC y el efecto dominó  

El problema no se limita al bolsillo. Dejar de sembrar remolacha puede tener consecuencias administrativas para los agricultores. El Plan de siembra vinculado a la Política Agraria Común (PAC) exige mantener determinadas superficies de cultivo para poder percibir las ayudas europeas. Si los agricultores abandonan la remolacha, se verán obligados a replantear todo su sistema de rotación y sus expedientes de ayuda, lo que genera un nuevo quebradero de cabeza.

“Esto no es solo una cuestión de rentabilidad, sino también de supervivencia estructural del campo riojano”, señala Igor Fonseca, secretario general de ARAG-ASAJA. “La remolacha ha sido históricamente un cultivo estratégico por su capacidad de diversificación, de mantener el suelo fértil y de generar empleo. Si se pierde, el daño será mucho más profundo de lo que parece”.

Igor Fonseca, secretario general de ARAG-ASAJA

Fonseca advierte de que el traslado de la molturación a Toro es un punto de inflexión. “El problema no es solo logístico. Es un cambio de modelo. Si los agricultores tienen que asumir el coste total del transporte el próximo año, la mayoría no podrá sostenerlo. Y eso nos lleva a una reducción drástica del cultivo o incluso a su desaparición en La Rioja”.

 Un símbolo que se apaga  

La remolacha azucarera llegó a La Rioja en el siglo XX y transformó la economía rural. En municipios como Autol, Alfaro, Santo Domingo o Zarratón, dio empleo estable y consolidó cooperativas que fueron ejemplo de organización agraria. Durante los años sesenta y setenta, las bodegas dieron paso a naves de arco y sistemas mecanizados, marcando una nueva era para el campo riojano.

Hoy, sin embargo, ese símbolo de progreso parece apagarse. “Cada hectárea que se deja de sembrar es una historia que se apaga”, lamenta un cooperativista veterano de El Cierzo. “Donde antes había movimiento, ahora hay silencio. Es duro ver cómo algo que ha sido parte de tu vida se desvanece por decisiones que se toman lejos del territorio”.

La campaña comenzó el 20 de octubre en las primeras fincas de Rioja Alta, y desde el día 27 de octubre los primeros camiones emprendieron el largo viaje hacia Toro. En total, más de 12.000 toneladas de remolacha riojana recorrerán esos 270 kilómetros.

Mientras tanto, los precios que reciben los agricultores han caído un 40% respecto a la temporada pasada, en un contexto en el que los costes de producción, gasóleo, fertilizantes y maquinaria, no dejan de aumentar. Un cultivo en la encrucijada

Cultivo de remolacha

Cultivo de remolacha

La remolacha riojana está en una encrucijada histórica. El campo necesita certezas, apoyo institucional y una visión de futuro que permita mantener un cultivo que ha sido sinónimo de empleo, comunidad y sostenibilidad.

El Gobierno de La Rioja ha reiterado su apoyo a los agricultores a través de subvenciones directas y la defensa de un modelo agrario equilibrado, pero en el terreno los productores reclaman algo más: garantías de continuidad. “No se trata de nostalgia”, dice Borja, “se trata de que el campo siga teniendo sentido”.

Porque en esta historia no hay villanos, sino un sistema que empuja a los pequeños productores a decisiones difíciles. La remolacha riojana, como tantos otros cultivos tradicionales en Europa, se enfrenta a los efectos de la globalización, la concentración industrial y las políticas de mercado

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Campos de remolacha

A pesar de todo, entre los agricultores riojanos aún hay esperanza. Confían en que la Administración, las cooperativas y la propia Azucarera encuentren fórmulas de equilibrio. En que el traslado a Toro no sea el principio del fin, sino una transición hacia un modelo más justo y sostenible.

Porque si algo caracteriza al campo riojano es su resiliencia. Cada vez que el sistema parece dar la espalda, los agricultores se reinventan. Lo hicieron tras las sequías, lo hicieron cuando cambió el mercado del vino, y lo intentan ahora, con la remolacha.

Mientras haya una oportunidad, seguiremos sembrando”, afirma Borja, con la mirada fija en sus surcos. Quizá esta no sea la última cosecha. O quizá sí. Pero lo que está claro es que en cada raíz de remolacha que se arranca hay una historia viva de La Rioja, un testimonio de esfuerzo, de tierra y de identidad que ningún cambio logístico podrá borrar.

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