El paso de los años no perdona, a nivel estético es innegable, pero nuestra memoria también lo nota. A veces, son pequeños despistes, y otras, olvidos importantes. El entrenamiento del cuerpo, su cuidado para mantenerlo plenamente en forma, es algo que está de moda. ¿Y qué ocurre con el cerebro? Forma parte de nuestro organismo, por lo tanto, debemos estar pendientes también de que no se oxide.

Es cierto que existen enfermedades asociadas a la memoria que no tienen cura, como el Alzheimer. Es la forma más común de demencia y causa problemas con la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Sus síntomas, generalmente, se desarrollan lentamente y van empeorando con el tiempo hasta llegar a ser tan graves que llegan a interferir con las tareas diarias. Es una enfermedad que llega a afectar a más de 46 millones de personas en todo el mundo y se espera que para finales de esta década, si no se realizasen descubrimientos novedosos, podría sufrir un aumento importante llegando a alcanzar los 74,7 millones de casos.

Aunque la genética juega un papel fundamental en el deterioro de nuestro cerebro, y esto es algo que no podemos cambiar, sí hay algunos hábitos que está en nuestra mano incluir en nuestra rutina diaria, que nos ayudarán a ejercitar nuestra mente, sea cual sea la edad que tengamos. No se trata de consejos para hacer frente a una enfermedad, pero sí de hábitos para ejercitar, en la medida de lo posible, nuestro cerebro.

Tres hábitos para mitigar la pérdida de memoria

'Los tres grandes', así es como se conoce en neurología a estos ámbitos. Nos referimos a la dieta, el ejercicio físico y nuestro estilo de vida, y es que todos ellos influyen, de manera notable, en nuestra memoria, según se ha demostrado científicamente. En primer lugar, que nuestra dieta sea sana, rica en nutrientes, sin excesos de azúcar o de grasas, puede reducir el declive cognitivo que todos sufrimos con la edad. Es decir, con una buena alimentación, ayudamos a que nuestro cerebro cumpla años más lentamente.

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El siguiente aspecto a tener en cuenta es el ejercicio físico. Está demostrado que practicar ejercicio de manera regular ayuda a mitigar la pérdida de memoria que sufrimos con la edad, ya que aumenta el hipocampo, implicado en la memoria a largo plazo. Y es que debemos tener en cuenta que generamos neuronas nuevas durante toda la vida.

Por último, llevar un estilo de vida saludable también es clave para nuestra mente. En este punto, la falta de sueño deriva en problemas en la conectividad de nuestras neuronas, mientras que sustancias como el alcohol o el tabaco tienen un impacto directo en nuestro cerebro, acelerando su envejecimiento de manera notable.