Sale con su detector de metales por un camino y descubre un pueblo vikingo del siglo IX: objetos con un valor incalculable
Su ubicación estratégica cerca de la costa hace que se crea que en la granja se ofrecía refugio a los barcos en el nombre del rey

Una persona que usa un detector de metales para buscar monedas.
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Lo que comenzó como una simple salida con un detector de metales en una zona rural de la costa oeste de Noruega acabó revelando uno de los hallazgos más valiosos de la época vikinga. Un conjunto de joyas, monedas únicas y objetos rituales ha llevado a los arqueólogos del Museo Universitario de Bergen a confirmar la existencia de un importante poblado vikingo en Skumsnes, en el municipio de Fitjar. Allí, una antigua granja parece haber ofrecido cobijo a los barcos en nombre del rey, convirtiéndose en un punto estratégico de paso y protección marítima.
Una granja junto al mar
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Las excavaciones han sacado a la luz al menos tres tumbas de mujeres de alto rango que vivieron en la primera mitad del siglo IX. Según el arqueólogo Søren Diinhoff, algunas piezas encontradas —como un collar compuesto por 46 perlas de vidrio y 11 monedas de plata— apuntan a conexiones con regiones lejanas como Inglaterra, Irlanda o el Imperio carolingio. Las tumbas, notablemente ricas en ajuar funerario, indican que la granja no solo era un centro de producción textil y social, sino también una parada clave para embarcaciones que buscaban refugio durante sus travesías por la costa noruega.
Una de las mujeres fue enterrada en una grieta natural en la roca, cubierta por piedras, junto a broches y sujetadores de vestido típicos de la vestimenta femenina vikinga. Otra mujer, de rango superior, recibió un entierro simbólico en forma de embarcación: bajo las piedras dispuestas como un barco, los arqueólogos hallaron clavos náuticos, una colección de joyas y herramientas relacionadas con la producción de tejidos, como husos, espadas de telar y una llave de bronce, que simbolizaba su autoridad dentro del hogar.
Joyas únicas y un misterio
Una de las joyas más destacadas es una moneda vikinga extremadamente rara, acuñada en Hedeby o Ribe, en Dinamarca. Para Diinhoff, su valor es tan excepcional que ha decidido tatuársela este invierno. A su lado, se encontraron monedas carolingias, que también refuerzan la teoría de que las mujeres enterradas tenían vínculos o procedencia del extranjero, posiblemente por alianzas matrimoniales.

La tumba de barco vista desde arriba. Las lápidas forman una especie de barco. En el centro hay una piedra más grande que simboliza el mástil. Y quizás también a la propia mujer.
Pero el hallazgo ha dejado más preguntas que respuestas. En la tumba en forma de barco no se encontraron restos humanos. Solo había una masa oscura bajo las joyas, quizás los restos de una bolsa de cuero. Una piedra central que representa el mástil del barco tiene forma de vulva, lo que ha llevado a los arqueólogos a pensar que se trata de un kenotafio, una tumba vacía creada para recordar a alguien que quizás nunca llegó a ser enterrado allí.
La tercera tumba, aún parcialmente excavada, contenía otros 20 abalorios y un broche con baño de plata. Los expertos creen que en la zona puede haber hasta 20 tumbas vikingas, ya que las señales del detector de metales continúan marcando objetos cerca de la superficie.

Se encontró una hebilla triangular con mosaico de vidrio y esmalte dorado, procedente de Irlanda o Inglaterra, en la grieta de la roca de la tumba. Esta tumba ya había sido abierta. Restos del ajuar funerario se encontraron en el exterior y alrededor de la tumba.
Este descubrimiento no habría sido posible sin la colaboración de buscadores aficionados con detectores. Diinhoff lamenta que muchos hallazgos similares no se reporten: “Mucha gente encuentra tumbas en sus tierras y guarda silencio. Perdemos demasiadas”. Según el arqueólogo, el Estado noruego asume todos los costes de excavación y conservación, por lo que no hay excusas para no compartir estos hallazgos con la comunidad científica.
Las tumbas de Skumsnes no solo reflejan la riqueza y las conexiones internacionales de sus habitantes, sino también el importante papel de las mujeres en la economía vikinga. A través del trabajo textil y la joyería, podían alcanzar un alto estatus social y acumular fortuna en una sociedad que, pese a su fama guerrera, también giraba en torno al intercambio, el prestigio y el símbolo.