La medida que tomaron los Reyes Católicos contra Cristóbal Colón por su arbitrariedad en las Indias y que lo une a José Luis Ábalos y a Koldo García
El juez del Supremo envía a prisión preventiva al exministro de Transportes y a su exasesor ante el riesgo de fuga

'Colón recibido por los Reyes Católicos en Barcelona a la vuelta de su primer viaje', Francisco García Ibáñez (1858)
Madrid - Publicado el
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El PSOE ha asegurado que se esperaba la decisión del juez del Tribunal Supremo de enviar a prisión preventiva a José Luis Ábalos y que, aunque incómoda, estaba "amortiguada" por el previo ingreso en prisión de Santos Cerdán. Fuentes de Ferraz han defendido su respeto absoluto a la Justicia, han subrayado que no se trata de una condena firme y han reiterado la "tolerancia cero" del partido con la corrupción, recordando que otros como el PP sí acumulan sentencias y casos graves.
Desde el Ejecutivo, que ha evitado pronunciarse tras conocerse la decisión, se insiste en que actuaron con contundencia desde el primer momento al solicitar a Ábalos que dejara su acta de diputado. En el entorno del Gobierno sostienen que no temen consecuencias políticas para el gabinete ni para Pedro Sánchez, y descartan que el ingreso en prisión del exministro de Transportes y exsecretario de Organización del PSOE marque un punto de inflexión en la legislatura.
También restan credibilidad a las acusaciones lanzadas por Ábalos, según las cuales habría habido una reunión en el País Vasco entre Sánchez, Santos Cerdán y Arnaldo Otegi para pactar la moción de censura de 2018, extremo negado por todas las partes. En Moncloa mantienen que la legislatura continuará con normalidad y que ahora corresponde a los tribunales seguir adelante con el proceso.

José Luis Ábalos y Koldo García a su llegada al Tribunal Supremo este jueves, 27 de noviembre
Que Ábalos y Koldo iban a dormir esta noche entre rejas no es lo que se dice un imprevisto. Desde el momento en que la Fiscalía Anticorrupción pidió para ellos 24 y 19 años y medio de prisión, esto se convirtió en la crónica de un encarcelamiento anunciado. El lado positivo de todo esto es que nos demuestra que España sigue siendo un Estado de derecho y que la Justicia es la mejor oposición que tiene este "Gobierno de corrupción", como confesó la vicepresidenta y ministra Yolanda Díaz.
Hechos como este no son una excepción en la Historia de España, aunque siempre sorprenden y son reprochables, claro está. Muchos han sido los grandes políticos y mandatarios españoles que han acabado entre rejas por sus actividades. Uno de ellos fue el descubridor de América, Cristóbal Colón, que tuvo que enfrentarse a esta pena por cometer arbitrariedades en las Indias.
¡oh, que si lo de las indias sale cierto!
El hecho de que se pudiera llegar a tierra firme navegando siempre hacia el occidente desde Castilla era una empresa que se movía entre la esperanza y la incertidumbre. De ahí que hubiera quienes, como Fernando "el Católico", no confiaran en el almirante y en sus cálculos —erróneos, por cierto—.
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Por suerte para los españoles, Isabel —y no Fernando— era quien tenía la última palabra en Castilla. Por eso, desde el mismo momento en que Castilla derrotó a los granadinos, decidió sacar del cajón y apostar por Colón y su aventura por "ridículamente temeraria" que pudiera parecer, como arguyeron en la Corte del rey Juan II de Portugal.
Entre el escepticismo de Fernando y la confianza de Isabel había muchos que no terminaban de convencerse, pero que deseaban que la reina acertara en su apuesta. Para ejemplo, el arzobispo de Granada, fray Hernando de Talavera, quien escribió aquello de: "¡Oh, que si lo de las Indias sale cierto!", previendo el gran bien que se haría no solo para Castilla e Isabel, sino también para la Cristiandad.
"¡TIERRA!"
La expedición partió el 3 de agosto de 1492 desde el puerto onubense de Palos de la Frontera con tres carabelas: la Pinta, la Niña y la Santa María. Al mando de estos barcos de origen portugués estaban, como no, Cristóbal Colón, pero también otros marineros de su confianza: los Pinzón.
La travesía no fue sencilla, pero es que ninguno de los que hasta entonces se habían atrevido a surcar el llamado Mar Tenebroso —hoy Océano Atlántico— había conseguido volver para contarlo. Pese a las penurias que pasaron los marineros, "al amanecer del 12 de octubre, Rodrigo de Triana, desde la Pinta, dio, lo más fuerte que pudo, el ansiado grito de '¡Tierra!', y la emoción los embargó", cuenta Marcelo Gullo Omodeo en Lo que América debe a España (2023).

"Colón tomando posesión del Nuevo País", L. Prang y Cía. (1893)
EL HOMBRE Y EL GENIO
Dice Charles F. Lummis que "no era Colón ni un hombre perfecto ni un tunante; aun cuando se ha presentado bajo ambos aspectos. Era un hombre notable, y, teniendo en cuenta su época y su profesión, era un hombre bueno. A la fe del genio, reunía una maravillosa energía y tenacidad, y gracias a su testarudez pudo llevar a cabo una idea que ahora nos parece naturalísima, pero entonces todo el mundo consideraba absurda".
Que Colón tenía un olfato marítimo fuera de lo común es algo evidente a la luz de los cuatro viajes que hizo a América en una época en la que no existía Google Maps y solo te podías guiar por el sol, las estrellas y las corrientes. Pero, como señala Antonio Domínguez en España, tres milenios de historia (2000), esos viajes pusieron en evidencia "también su incapacidad como gobernante".
La noticia del descubrimiento de América, aunque Colón "se negó hasta el fin a reconocer que había descubierto un continente, un Nuevo Mundo", no llegó a Castilla hasta marzo de 1493. A su regreso, el genovés hizo gala de sus títulos de almirante de la Mar Océana y virrey y gobernador de las "islas y tierras firmes" encontradas que había recibido de los reyes en las Capitulaciones de Santa Fe.

'Cristóbal Colon en la corte de los Reyes Católicos', Juan Cordero (1850)
LA PÉRDIDA DE CONFIANZA
La hazaña colombina consolidó tanto a Isabel como a Fernando en los monarcas más prestigiosos de toda Europa. A pesar de ello, Cristóbal Colón fue perdiendo de forma progresiva la confianza de la reina, que, en palabras de Luis Suárez, le "profesó un gran afecto".
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Isabel, que había apoyado esta empresa y las consiguientes exploraciones y conquistas como un servicio a Dios y a su Iglesia, "ahora se encontraba con un panorama sombrío de violencias, ambiciones y codicias" y veía impotente cómo "era inevitable admitir que el gran marino, verdadero genio cuando se hallaba sobre el puente de un barco, estaba resultando pésimo administrador".
Domínguez apunta que el de nuestro país es un caso único en toda la historia porque "España se había adelantado haciendo una autocrítica lo bastante dura como para dar armas a sus adversarios". Además, añade que los diferentes documentos que se conservan "revelan el interés de los gobernantes españoles por resolver el problema del trato a los indígenas con una generosidad que sorprende, con unos escrúpulos de conciencia que aún hoy (...) no son frecuentes".
El punto crítico para Colón llegó en el tercer viaje. Mientras que el almirante no tenía reparo en usar la esclavitud como parte de su plan de colonización, los Reyes Católicos optaban por "considerar al nativo como hombre libre y como súbdito natural de la Corona", dice Tarsicio de Azcona.

'Reposición de Colón', Francisco Jover y Casanova (1881)
Manuel Fernández Álvarez explica en uno de sus libros que "la colonia española estaba en franca descomposición, por disidencias graves entre los colonos, que el Almirante no supo resolver satisfactoriamente. Se sucedieron los actos de extrema contemporización con los rebeldes con los de la más dura represión, sin que el descontento entre los colonos cediese en modo alguno".
Isabel y Fernando, conocedores de la ambición del genovés y temerosos de cómo pudiera estar comportándose en sus dominios más occidentales, enviaron a Francisco de Bobadilla como juez y le otorgaron poderes especiales para que averiguara qué había de verdad en lo que les llegaba.
Fernández Álvarez escribe que Bobadilla, "con energía, dominó la situación, si bien apresando al Almirante y a sus dos hermanos, Diego y Bartolomé". Acto seguido, Colón fue juzgado en la ciudad de Santo Domingo, en la isla La Española. Los cargos que se le imputaron iban desde su negativa a que los religiosos bautizaran a los indios —porque, si no eran cristianos, podían ser esclavizados— hasta la rebelión contra la Corona y, por ende, los reyes Isabel y Fernando.

'Deportación de Colón de la Española', Armando Menocal (1893)
Comprobados sus abusos, fue conducido de vuelta en un barco a Castilla y "cargado con grilletes, como un vulgar delincuente", dice el historiador madrileño. Unas cadenas que, según cuenta la tradición lo acompañaron hasta su sepultura. El Almirante fue, en consecuencia, privado de sus cargos de virrey y gobernador de las Indias, unos títulos que jamás volvería a ostentar, pese a reconciliarse con la reina Isabel.





