Víctor Arpa, abogado, sobre la incapacidad permanente: "La ineptitud no garantiza automáticamente una resolución favorable
El letrado Víctor Arpa aclara que el diagnóstico médico no es lo determinante para el INSS, sino cómo las secuelas de una dolencia limitan al trabajador

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Madrid - Publicado el
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Recibir una incapacidad laboral, ya sea temporal o permanente, suele convertirse en un punto de inflexión inesperado en la vida de cualquier persona. Más allá de las implicaciones médicas, este suceso irrumpe con una fuerza que desestabiliza rutinas y proyectos, privando al ciudadano de poder continuar con su vida laboral. Para muchos trabajadores, detener sus actividades habituales representa un problema al perder la sensación de productividad.

Una mujer con paraguas pasa por la oficina del paro
Sin embargo, si un trabajador sufre un problema y queda incapacitado, la Seguridad Social puede entregarle una prestación económica. Esta ayuda del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) se dirige a quienes presentan reducciones anatómicas o funcionales que disminuyen o anulan su capacidad laboral de forma definitiva. El abogado Víctor Arpa, conocido por divulgar información laboral en redes, ha aclarado cómo se obtiene.
La limitación real, el factor decisivo
Cuando un ciudadano padece una enfermedad o lesión que le impide seguir con su empleo, tiene derecho a solicitar una incapacidad permanente. El organismo público, a través de un tribunal médico, evalúa las secuelas para determinar si afectan a la profesión habitual o a cualquier trabajo. No obstante, muchas personas creen erróneamente que el diagnóstico médico es lo que determina el acceso a la pensión.
Víctor Arpa, en un vídeo reciente, ha explicado el factor determinante para recibir la incapacidad, y no es la enfermedad en sí misma. Según el letrado, patologías como la fibromialgia, la hernia discal, la ansiedad o trastornos degenerativos pueden existir, pero "su presencia no garantiza automáticamente una resolución favorable". Lo que realmente importa a la administración es el impacto de la dolencia.
Lo crucial es si esa dolencia concreta impide que la persona desempeñe su profesión habitual, si compromete su rendimiento diario o si deja secuelas que impiden seguir trabajando. El abogado es tajante al respecto y resume el criterio principal de la Seguridad Social en una frase muy clara que todos los solicitantes deberían tener en cuenta.
No es la etiqueta médica, es la limitación real"
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Para confirmar esta teoría, el experto lo resume de forma contundente: "No es la etiqueta médica, es la limitación real". Esto significa que el foco de la evaluación no está en el nombre de la enfermedad, sino en cómo esta se traduce en impedimentos concretos y demostrables en el día a día laboral del solicitante.
Una misma enfermedad, dos resoluciones distintas
Arpa aclara que una misma enfermedad en dos personas diferentes puede tener dos resoluciones completamente distintas por parte del tribunal médico. Es perfectamente posible que, ante un mismo diagnóstico, a una persona se le conceda la incapacidad permanente y a la otra no, dependiendo de cómo afecte la patología a cada individuo en su puesto de trabajo.
Para ilustrar esta disparidad, el abogado explica un ejemplo real de su propio despacho. Ha presenciado cómo una persona con una enfermedad considerada leve por el sistema sanitario ha obtenido el reconocimiento de una incapacidad. El motivo fue que, pese a no tener un cuadro grave, era incapaz de desarrollar más del 30% de sus tareas habituales.

Fachada de la Tesorería General de la Seguridad Social, en Madrid
Por el contrario, otro cliente con una patología mucho más seria no logró la incapacidad. La razón fue que, a pesar de la gravedad de su diagnóstico, esta persona demostró que podía adaptarse a su puesto, reorganizar sus funciones o continuar trabajando de alguna manera. Este caso evidencia que la capacidad de adaptación es un factor clave en la evaluación.
Qué tener en cuenta al solicitar la prestación
Por tanto, a la hora de solicitar una incapacidad ante el INSS, es fundamental que el trabajador no se centre únicamente en los informes médicos que certifican su enfermedad. La clave del éxito en el proceso radica en poder acreditar de manera fehaciente cuáles son las limitaciones reales que la dolencia le provoca en su entorno laboral.
Documentar cómo las secuelas afectan el desempeño de las tareas diarias, la pérdida de rendimiento o la imposibilidad de cumplir con las funciones del puesto es mucho más decisivo. Será este el factor clave que el tribunal médico analizará para determinar si corresponde o no otorgar la prestación económica por incapacidad permanente.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.





