Un incensario para purificar el alma: la increíble historia del Botafumeiro que casi vuela sobre los fieles
Con sus 62 kilos de peso y una velocidad de hasta 68 km/h, el Botafumeiro de la Catedral de Santiago de Compostela no es solo un símbolo del camino, sino también uno de los objetos litúrgicos más asombrosos del mundo

Madrid - Publicado el
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El Botafumeiro, "echador de humo", en gallego, es uno de los emblemas más conocidos de la Catedral de Santiago de Compostela. Su historia está llena de anécdotas, accidentes, robos y restauraciones que lo han convertido en leyenda viva de Galicia.
Un gigante de plata que surca los cielos del crucero
Este colosal incensario de 1,49 metros de alto y 62 kilos de peso (vacío) cuelga de una cuerda de 65 metros y es impulsado por ocho hombres llamados “tiraboleiros”. Durante las ceremonias solemnes, el botafumeiro se llena con 400 gramos de carbón e incienso y alcanza velocidades de hasta 68 km/h al desplazarse por el transepto de la catedral, describiendo un arco de 65 metros con una altura máxima de 21.

Aunque actualmente la cuerda que lo sostiene es de material sintético, durante siglos fue de cáñamo o esparto. Su potencia y peso han provocado más de un susto, en 1499, el incensario se soltó y salió volando por la Puerta de Platerías en presencia de la mismísima Catalina de Aragón. Situaciones similares se repitieron en 1622 y 1937, aunque afortunadamente nunca hubo víctimas.
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El uso del botafumeiro se remonta al siglo XI, cuando los peregrinos dormían dentro del templo y el incensario servía para disimular el mal olor y purificar el ambiente. La primera mención escrita aparece en el siglo XIV, en una nota marginal del Códice Calixtino, donde se le llama Turibulum magnum.
La versión actual fue fabricada en 1851 por el orfebre José Losada, después de que el incensario anterior fuera robado por las tropas napoleónicas en 1809. Existen además dos réplicas: una de plata obsequiada en 1971 por la Hermandad de Alféreces Provisionales y otra más ligera, conocida como “la alcachofa”, que se expone cuando no hay celebraciones especiales.
El símbolo que llegó hasta las monedas
Más allá de su función litúrgica, el botafumeiro se ha convertido en un icono cultural y religioso de Galicia y España. En 1993 incluso apareció grabado en las monedas de 5 pesetas, lo que demuestra el arraigo y la admiración que genera este singular objeto. Tradicionalmente se podía ver en la misa del mediodía todos los domingos y, en Año Santo Compostelano, a diario durante la Misa del Peregrino.

Hoy, restaurado y musealizado, el Botafumeiro sigue maravillando a fieles y visitantes como una impresionante manifestación de fe, historia, arte y técnica medieval que desafía al tiempo desde lo más alto del cielo compostelano.
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