Tres generaciones, una misma pasión
David Ramírez (45), viticultor, sobre por qué los jóvenes no quieren ser agricultores: "No podemos estar trabajando continuamente a pérdidas"
La historia de tres generaciones de viticultores en La Rioja que luchan por mantener viva su pasión por la viña frente a la falta de rentabilidad y las dificultades del campo

Ángel Expósito conoce la historia bonita del día con Paloma Serrano
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En el programa 'La Linterna', Ángel Expósito y Paloma Serrano han puesto el foco en una historia que refleja la dualidad del campo español: la pasión frente a la precariedad. Con la vendimia en plena campaña en media España, viajamos a San Vicente de la Sonsierra, en La Rioja, para conocer a una familia que encarna el amor por la tierra. Son tres generaciones de viticultores —abuelo, hijo y nieto— que han mantenido intacta su pasión y respeto por la viña, a pesar de las tremendas dificultades a las que se enfrentan cada día. Un relato de esfuerzo que nos enseña la importancia de saber de dónde vienen los alimentos que consumimos, como nos recuerda este agricultor valenciano que alerta del peligro de no fijarse en el etiquetado.
Un legado de esfuerzo y valentía
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Ángel Ramírez, a sus 83 años, es la memoria viva de la vendimia. Como ha contado en COPE, no ha olvidado cómo era el trabajo antiguamente, un testimonio que nos recuerda la historia de otros agricultores que resisten en sus pueblos. "Primero nos lavábamos los pies, nos metíamos al lago y empezábamos a pisar. Nos metíamos dos, uno pisaba y el otro echaba la uva arriba, haciendo una pared", rememora con nostalgia. Eran tiempos de mucho trabajo y poca maquinaria, un esfuerzo que hoy ve recompensado en su nieto, Julen, quien ha seguido sus pasos.
Julen Calvo Ramírez, con 24 años, representa la tercera generación y el futuro. Trabaja como segundo enólogo en una bodega y, como él mismo dice, sueña con construir su propio legado. "[Mis tíos sí que tienen viñas, pero mis padres no, y entonces es pues lo que me va a tocar a mí, ir poco a poco construyendo lo que en un futuro quisiera tener, que es {mis propias viñas y elaborar mis propios vinos}]", afirma con determinación. Su abuelo, para él, ha sido "una persona muy valiente que nunca se queda atrás", un espejo en el que mirarse para que la profesión de agricultor concite el respeto social que merece y no sea vista como algo del pasado, tal y como se analiza en este artículo sobre los retos de la profesión.

Cierre de un sombrero de paja en un apoyabrazos en un poste de viñedo a pleno sol
La cruda realidad del campo: "Esto se acaba"
Pero la pasión choca con la realidad económica, un mensaje que David Ramírez (45), tío de Julen, lanza con contundencia. La rentabilidad es el gran caballo de batalla que provoca que cada vez menos jóvenes quieran ser agricultores. "Que mi sobrino, por ejemplo, mis hijos vivan de la agricultura, va a ser imposible. Estamos entrando en un bucle y no nos damos cuenta de que esto se acaba", advierte David. Su afirmación es tajante: "No podemos estar trabajando continuamente a pérdidas porque nadie trabaja perdiendo dinero, o sea, es imposible". Una situación límite que lleva a muchos a pensar que abandonar la agricultura se ha convertido en un lujo que no todos pueden permitirse.
No podemos estar trabajando continuamente a pérdidas porque nadie trabaja perdiendo dinero, o sea, es imposible"
Viticultor de segunda generación
A las adversidades estructurales se suman las coyunturales. Este año, la cosecha en La Rioja se prevé de muy buena calidad pero escasa en cantidad. David detalla que han tenido "un año muy complicado del mildiu, con unos gastos que se nos han ido de las manos y un esfuerzo increíble". El resultado es desolador, ya que sienten que "las bodegas otra vez nos siguen dando la espalda" y no les pagarán lo que merecen por un trabajo tan duro, con precios que apenas alcanzan 1 euro por kilo de uva.

Fascinante vista al atardecer del viñedo con el pico de Cellorigo al fondo en la región de La Rioja.
A pesar de todo, la familia Ramírez se prepara para una vendimia que, aunque mermada, promete una uva excepcional. De su esfuerzo nacerán buenos caldos que llegarán a nuestras mesas. Una historia de resiliencia que, como concluía Paloma Serrano, pone en valor el trabajo de quienes, día a día, mantienen viva la esencia del campo español.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.