Brian Ginner, experto en bullying, sobre Rosmeth y Sharif: "Si se hubieran activado los protocolos, estas niñas hoy seguirían vivas"
Esta semana dos familias han perdido a sus hijas en circunstancias que, según algunos compañeros, podrían estar relacionadas con el acoso escolar

Reportaje sobre bullying en "La Tarde"
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los hechos
Según las pesquisas iniciales, Rosmeth y Sharif, de 15 y 16 años respectivamente, fallecieron en un parque de Jaén. La investigación permanece abierta y las autoridades mantienen pocas conclusiones públicas por el momento. Compañeros y allegados han apuntado a episodios de acoso escolar como uno de los posibles factores que rodean ambos fallecimientos.
En paralelo, recientemente se hizo pública la muerte de Sandra Peña, de 14 años, quien, según fuentes cercanas, había denunciado en varias ocasiones que sufría ciberacoso y bullying. Estos casos, sumados a otros nombres que han ocupado titulares en los últimos años, alimentan la percepción de una crisis íntima y pública que alcanza a centros educativos y espacios digitales.
El testimonio de quien sobrevivió al acoso
Brian Ginner, divulgador y ex víctima de bullying, comparte en primera persona una experiencia de 12 años de acoso que comenzó en la etapa de infantil y se extendió hasta la ESO. Brian relata insultos, aislamiento, agresiones físicas —incluso tirones por las escaleras— y episodios que llegaron a desencadenar pensamientos autolesivos. Hoy visita colegios y habla abiertamente para ofrecer apoyo a jóvenes en situación similar.
Como él mismo explica, la violencia escolar no siempre se denuncia a tiempo: el miedo y la vergüenza llevan a muchas víctimas a callar o a minimizar lo que les sucede. Brian critica además la respuesta de algunos centros educativos: planes de convivencia genéricos, falta de recursos y una tendencia a tratar los episodios como "cosas de niños" en lugar de como violencia que requiere protocolo y seguimiento.
El bullying no es un delito penal y debería serlo: tiene que existir una ley que condene también al centro educativo, a la dirección y a los padres de los acosadores.”
divulgador y ex víctima de bullying
Cifras y contexto
La Fundación ANAR recoge que un 12,3% de los alumnos españoles reconoce que ellos mismos o algún compañero ha sufrido acoso escolar. Los números muestran una realidad extendida; lo que no recogen las estadísticas son las historias individuales: adolescentes que se sienten excluidos, que creen que nadie les defenderá o que llegan a pensar que su vida no tiene salida.
El bullying actual tiene además dos dimensiones que lo agravan: por un lado la violencia física y psicológica dentro del centro; por otro, el ciberacoso, que persigue a la víctima fuera del colegio y durante las 24 horas, multiplicando el daño y dificultando su detección.
Fallos en la respuesta institucional
Entre las quejas más repetidas —según testimonios como el de Brian— están la falta de aplicación rigurosa de protocolos, el uso de planes de convivencia copy paste sin evaluación real, la escasez de personal especializado (orientadores, psicólogos) y la resistencia de algunos centros a implicar a las familias o activar medidas formales.
Brian reclama un marco jurídico más claro: que el acoso sea tratado con mayores consecuencias para los agresores y para los centros que no actúen adecuadamente. También insiste en la necesidad de formación docente, recursos humanos y en convertir la mediación en procesos que no se queden en medidas internas sin seguimiento.
Qué piden las familias y las víctimas
Las familias exigen transparencia en las investigaciones, protocolos ágiles que protejan a la víctima desde el primer indicio y seguimiento efectivo de las medidas disciplinarias. Las víctimas piden, además, espacios seguros donde hablar y ser escuchadas sin estigmas —un papel en el que asociaciones, divulgadores y algunas ONG ya trabajan con programas de sensibilización en colegios.
Brian subraya la importancia de la escucha familiar: «Un niño necesita hablar; para él es un mundo». Recomienda atención psicológica temprana, control y supervisión del uso de redes y, sobre todo, acompañamiento constante por parte de la familia y del centro.

Un niño mayor acosando a otro más pequeño con el puño cerrado y sujetándolo contra un árbol.
Estos últimos episodios reavivan el debate sobre la prevención del acoso escolar y la respuesta institucional. Mientras se esclarecen las circunstancias de las muertes de Rosmeth y Sharif, organizaciones y especialistas llaman a reforzar protocolos, dotar de recursos a los centros y mejorar la ley para proteger a menores.
Si eres padre, madre o tutor y sospechas que un menor sufre acoso, busca ayuda profesional en tu comunidad, contacta con asociaciones especializadas en protección infantil y, en caso de riesgo inmediato, acude a los servicios de emergencia. También puedes dirigirte a organizaciones que trabajan con menores para asesoramiento y acompañamiento.



