Un agricultor valenciano alerta del peligro de comprar arroz sin fijarse en este detalle de la etiqueta: un asunto de seguridad alimentaria
Este experto denuncia que uno de los puntos más delicados es la falta de transparencia en la información que se le da al consumidor

Arroz al horno, típica receta valenciana
Valencia - Publicado el
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Según la asociación agraria AVA-ASAJA, la rentabilidad del arroz ha caído de forma alarmante, un 15% menos tanto en producción como en precios. Una situación que están viviendo los agricultores valencianos y que pone en jaque al sector, pero también trae consecuencias para los consumidores.
José Pascual Fortea, responsable de la sectorial del arroz de esta entidad, lanza la voz de alarma en Mediodía COPE Valencia, "Es una lástima que este año vamos a tener una disminución tanto de producción como de precios".
UN HONGO ESTÁ MATANDO EL ARROZ
El origen de esta caída se encuentra en una enfermedad fúngica, o lo que es lo mismo, una enfermedad transmitida a partir de hongos. “La producción baja por un hongo que se llama pyricularia, que nos afecta al cuello de la espiga. Se pone una manchita negra, corta la savia y la espiga queda seca y muerta, sin llenar el grano como toca”, explica Fortea.
El agricultor denuncia la falta de soluciones efectivas, "llevamos ya 10 años que nos están prohibiendo muchas materias activas, tanto fungicidas como herbicidas, pero en este caso fungicidas. Siempre usamos la misma materia activa y al final el producto no hace efecto. Hacemos tratamientos y es tirar el dinero".
A la plaga se suma el efecto del clima
"El arroz necesita noches de 22º a 24º, pero ahora tenemos 27º, 28º o 29º. Eso, junto con humedades del 80% al 100% que persisten hasta la madrugada, es un veneno para el arroz en la fase de espigado", detalla el representante de AVA-ASAJA.
Esta combinación de calor extremo y humedad prolongada está debilitando aún más los cultivos y reduciendo la calidad del grano.
Más allá de las plagas, la rentabilidad del sector también se ve presionada por el mercado. Este año regiones como Andalucía, Extremadura o el Delta del Ebro han tenido cosechas plenas gracias a las lluvias, pero el verdadero problema es el arroz que entra de países de fuera de la Comunidad Económica Europea. "Si no cortamos las importaciones, nos vamos a pique".

Cultivo del arroz
El problema se centra en la industria, "a las empresas les sale más económico traer arroz de fuera que comprarlo aquí", lamenta Fortea.
La trampa del etiquetado
Uno de los puntos más delicados es la falta de transparencia en la información al consumidor. “Hay que conseguir un etiquetado correcto. No basta con poner dónde se envasa, porque ahí está la trampa. Puede venir de fuera, envasarse aquí y ponerlo como producto nacional. Siempre hay que indicar el origen de cultivo”.
Fortea insiste en que esto no solo es un asunto económico, sino también de seguridad alimentaria: "Al final la gente compra por precio y no sabe que ese arroz puede llevar residuos de productos que aquí están prohibidos porque son cancerígenos, pero que en otros países sí se utilizan".
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El portavoz del sector propone una solución de raíz, “yo siempre digo que hasta en las escuelas debería enseñarse a los niños a leer una etiqueta y a comprar producto de aquí”.
Además, reclama campañas de comunicación para poner en valor la Denominación de Origen Arroz de Valencia, aunque reconoce los obstáculos: “Hay mucha mano negra por detrás. Si el mismo distribuidor que pone la marca compra arroz de fuera, se engaña al consumidor. O cambiamos la ley o nos vamos al traste”.
La situación es crítica y los agricultores reclaman apoyo institucional. "Hay que ponerse las pilas, tanto la Conselleria como el Ministerio, y apoyar al sector. Si no, el arroz y el paisaje del Parque Natural de la Albufera se pierden".
El arroz valenciano, considerado uno de los mejores del mundo, no solo es un producto de excelencia gastronómica, sino también parte esencial de la identidad cultural y del ecosistema de la Comunidad Valenciana y de la gastronomía española.
Fortea concluye que "es una lástima que vayamos a perder un parque natural tan bonito como es la Albufera, con su arroz y su paisaje. Si sumamos la bajada de precios y la rentabilidad, muchos campos se quedarán abandonados".




