El primer espía de la historia fue clave contra la España de Felipe II e inspiró a James Bond: "Firmaba como 007"

La historiadora Ana Velasco explica el significado de esta firma que ha trascendido en la historia del cine

John Dee realizando un experimento ante la reina Isabel I
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Herrera en COPE

Alberto Herrera conoce con la historiadora Ana Velasco las curiosidades de la historia detrás de los espías

José Manuel Nieto

Publicado el

3 min lectura

Cuando pensamos en espías, es fácil que nuestra mente se dirija al universo elegante y ficticio de James Bond: coches lujosos, trajes impecables y cócteles exóticos. Sin embargo, el origen del espionaje moderno es mucho más oscuro y, sobre todo, mucho más real. Lo cuenta la historiadora Ana Velasco, que en su intervención en Herrera en COPE ha revelado que la inspiración original del agente 007 no está en el cine, sino en el siglo XVI. Y no solo eso: aquel espía tuvo un papel decisivo en uno de los episodios más importantes de la historia de España.

Clave en la lucha entre imperios

“John Dee fue espía, astrólogo, matemático... y firmaba sus informes secretos como 007”, explicó Velasco. El doble cero significaba "solo para los ojos de la reina" y el 7, según las hipótesis, era su número de agente o un símbolo esotérico relacionado con la suerte. Lo cierto es que ese código cifrado, heredado por Ian Fleming para su personaje más célebre, nació en un contexto de guerra fría religiosa: la Inglaterra protestante de Isabel I frente a la España católica de Felipe II.

El escenario histórico era tenso y determinante. Inglaterra temía una invasión católica, y la Armada Invencible representaba una amenaza real. El espionaje no era un lujo ni un capricho: era una herramienta vital. “Los ingleses estaban infiltrados en todas partes: en Italia, Francia, Turquía, el Imperio Otomano… y por supuesto, en España”, relató Velasco. Uno de los cerebros tras esta red fue Francis Walsingham, considerado el padre del espionaje moderno y precursor de servicios como el MI6, al que Bond pertenece en la ficción.

Retrato de John Dee, 1894, obra de un artista desconocido. John Dee (13 de julio de 1527 - 1608 o 1609) fue matemático, astrónomo, astrólogo, ocultista, imperialista y consejero de la reina Isabel I.

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Retrato de John Dee, 1894, obra de un artista desconocido. John Dee (13 de julio de 1527 - 1608 o 1609) fue matemático, astrónomo, astrólogo, ocultista, imperialista y consejero de la reina Isabel I.

“Walsingham creó el servicio secreto inglés en el siglo XVI, justo en este contexto de represión a los católicos, guerras de religión y miedo constante”, subrayó la historiadora. Más allá de los espías románticos de novela, estas figuras reales trabajaban en las sombras, interceptando mensajes, infiltrándose en cortes extranjeras y, en definitiva, cambiando el rumbo de los acontecimientos sin disparar un solo tiro.

Este modelo de espionaje —y su sofisticación— fue, de hecho, heredado de estrategias aún más antiguas.

El arte de espiar

El espionaje no nació en Europa. Como recordó Velasco, “Sun Tzu, en el siglo V a.C., ya decía que 'ninguna operación militar puede realizarse sin secretos'”. Su tratado, El arte de la guerra, considerado aún hoy una referencia en escuelas de negocios y academias militares, identificaba incluso cinco tipos de espías, desde los locales hasta los convertidos o sobrevivientes. Una clasificación que muestra hasta qué punto esta actividad era crucial para cualquier civilización que aspirase al poder.

John Dee (1527-1608), alquimista, geógrafo y matemático inglés. Grabado en cobre del siglo XVIII. Imagen tomada en 1700. Fecha exacta desconocida.

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John Dee (1527-1608), alquimista, geógrafo y matemático inglés. Grabado en cobre del siglo XVIII. Imagen tomada en 1700. Fecha exacta desconocida.

Tampoco la Antigua Grecia fue ajena a estas prácticas. En la famosa batalla de las Termópilas, por ejemplo, el traidor Efialtes de Tesalia pasó a la historia como arquetipo de espía, estigmatizado durante siglos. Y en Esparta, existían los kriptoi, jóvenes infiltrados entre la población campesina para controlar posibles levantamientos.

“El espionaje es eso: vigilancia desde dentro, el control desde lo invisible”, explicó Velasco. Incluso la criptografía, piedra angular del espionaje moderno, tiene raíces antiguas. Desde la escítala espartana hasta el cifrado César, atribuido a Julio César, la necesidad de proteger la información ha sido siempre tan vital como el contenido mismo. El legado de John Dee, el "007" original

Hoy, la historia de John Dee fascina no solo a los historiadores, sino también a los amantes de la cultura popular. Su figura, mezcla de sabio renacentista y espía al servicio de la corona, demuestra que la realidad supera muchas veces a la ficción. El “007” que escribía al margen de sus informes no fue un capricho, sino una manera eficaz y cifrada de comunicar en tiempos de censura y peligro constante.

Como remata Alberto Herrera en el programa: “¿Quién sabe quién nos está escuchando… o quién nos espía ahora mismo?”

Visto en ABC

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