Miguel, párroco de la ciudad palestina de Nablus, escéptico ante el alto el fuego en Gaza: "No vemos que se haya establecido la paz"
En la entrevista en 'La Linterna', que vuelve a encenderse desde puntos claves del conflicto entre Israel y Gaza, el sacerdote español relata cómo es el día a día en Cisjornadia: "No cremos que sea bombardeada como Gaza, pero sí que la asfixien económicamente"

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Nablus es una ciudad palestina al norte de Cisjordania. Entre sus calles se encuentra la iglesia de San Justino, de la que es párroco el Padre Miguel. El sacerdote español explica en 'La Linterna' que la comunidad cristiana está integrada por unas 600 personas, entre los que se encuentran ortodoxos, católicos, anglicanos y grecocatólicos, que a su vez conviven con normalidad con sus vecinos musulmanes.
“Hay una colaboración continua entre las cuatro parroquias. En las mismas familias puede haber católicos romanos y hermanos o primos ortodoxos, es interesante como experiencia de parroquia”, ha detallado al equipo de 'La Linterna', que continúa en territorio palestino este martes para informar cómo vive este pueblo el frágil alto el fuego acordado desde hace unos días con Israel.
"estás hablando con personas que no sabes si al día siguiente será bombardeada"
Ya centrados en los católicos de Cisjordania, el Padre Miguel asegura que “se consideran palestinos” al igual que la población de Gaza, si bien las comunicaciones entre ambas regiones es complicada como consecuencia de las fronteras: “Se consideran un solo pueblo palestino, pero por culpa de las fronteras que hay, tienes que salir de Cisjordania para entrar en el estado de Israel hasta llegar a la frontera de Gaza para volver a zona palestina. A nivel de movimiento es complicado llegar. Pero hay gente de Cisjordania que se ha casado con gente de Gaza y tienen a sus parientes allí”, ha precisado el sacerdote.
Las comunicaciones a distancia tampoco son sencillas entre Cisjordania y Gaza, máxime cuando esta última ha sufrido los constantes bombardeos de Israel en los últimos dos años: “Es muy delicado, porque estás hablando con personas que no sabes si al día siguiente será bombardeada. En estos dos años algunos han conseguido escapar, pero en general es un tema que causa dolor el hecho de saber que tus parientes están en zona peligrosa”, ha relatado el Padre Miguel.
En este contexto tan complejo, el rol psicológico que puede jugar un sacerdote es importante, al menos para acompañar a los que viven con el miedo de que su familiar esté sufriendo al otro lado de Palestina. “Por ejemplo la hermana de la directora de nuestro colegio parroquial estuvo en Gaza el primer año y luego logró salir. Imagínate la directora sabiendo que su hermana y sus sobrinos no encontraban comida suficiente, en la que solo tienen arroz. Semana tras semana era una situación durísima. Es estar ahí con esa persona más que decir algo que le pueda ayudar. Es escuchar”, ha puntualizado.
La población CIsjornada confía en no ser bombardeada como Gaza, pero temen la asfixia económica
El párroco de Nablus se ha mostrado escéptico, al igual que la mayoría de la población, respecto al alto el fuego iniciado hace unos días. Entre los habitantes no son demasiado optimistas en que cambie el panorama.
“Está bien que haya un alto el fuego pero no vemos que se haya establecido la paz, hay situaciones que no sabemos por dónde van a ir. En Nablus no se ha celebrado mucho. No se ve perspectiva de que en un futuro próximo las cosas vayan a mejorar. Vivimos al día porque las carreteras siguen con problemas de tránsito, la economía en Cisjordania se está yendo a pique, no hay nada que nos indique que la cosa va a ir a mejor”.
Preguntado si ve posible que Cisjordania sufra los bombardeos que se han vivido en Gaza, el Padre Miguel asegura que entre la población existe ese temor, aunque no parece el escenario más probable: “No creen que sea bombardeada como Gaza, pero sí que la asfixien económicamente o aislarles del exterior”.
En este sentido, el presbítero recuerda que Nablus ha pasado en dos años de ser una ciudad atractiva para el turismo y las familias a no recibir apenas visitantes: “Es una ciudad llena de lugares santos, como la tumba de San Juan Bautista o el lugar donde se encontró Jesús con la Samaritana”.