La mujer de Felipe IV llegó a Tolosa y el regalo que le hacen provoca el enfado de su mayordomo: "Las reinas de España no tienen"
Fue una revolución de la moda en el país y en Europa, llevando a este pueblo de Guipúzcoa a ser reconocido como una de las mecas de esta prenda de ropa

Sofía Buera descubre las curiosidades de la historia detrás de la ropa de verano con la historiadora Ana Velasco
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Tolosa no solo fue un centro de producción importante del País Vasco, sino que también tuvo un papel inesperado en la historia de la moda en Europa. Y todo ocurrió por unas medias. La protagonista fue Mariana de Austria, esposa de Felipe IV, que visitó la localidad guipuzcoana en el siglo XVII. El recibimiento fue regio, y entre los regalos que le ofrecieron los tolosarras destacaba una joya textil de la época: un par de medias de punto, famosas por su calidad en toda la península.
Una historia de medias, reinas y moda
Más curiosidades de la historia
Pero el detalle no gustó nada al mayordomo mayor de la reina, que reaccionó con una frase que ha pasado a la historia: "Las reinas de España no tienen piernas". No era una broma: mostrar las extremidades femeninas o incluso hablar de ellas era impensable en la corte. Las piernas de las mujeres eran, en palabras de la historiadora Ana Velasco, un auténtico tabú. Aunque la reina las llevara cubiertas, regalarle medias era una forma de visibilizar una parte del cuerpo femenino que debía permanecer en la sombra, según el estricto protocolo real.
Esta anécdota, rescatada por Sofía Buera en el programa de Carlos Herrera en COPE, refleja cómo una prenda cotidiana como las medias tenía implicaciones sociales, políticas y culturales que hoy cuesta imaginar. Y, sin embargo, no eran solo símbolo de pudor: eran también un lujo. Las de seda, por ejemplo, solo estaban al alcance de la alta aristocracia. Y las que se fabricaban en Tolosa eran tan codiciadas que llegaron a circular por las cortes europeas.
De Tolosa al mundo
La historia de las medias, los calcetines y las sandalias es también la historia de la humanidad. Desde las tiras de papiro trenzado usadas en Egipto hasta los calcetines de lana de los soldados romanos, todo apunta a una obsesión milenaria por proteger los pies. A veces por funcionalidad, otras por estética, pero siempre por necesidad.

Mariana de Austria (1634-1696), reina de España. Taller de Velázquez.
Durante la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, mantener los pies secos y calientes era crucial para evitar enfermedades como el pie de trinchera. Los soldados se vendaban las piernas con grasa de ballena, se cambiaban los calcetines a diario y compartían esa tarea con un compañero. Los calcetines, en ese contexto, salvaban extremidades.
Hoy, sin embargo, su función parece más trivial. A pesar de que las medias han sido relegadas a un segundo plano, sobre todo en los meses de verano, su carga histórica sigue ahí. Como recordaba Velasco, hasta hace poco eran obligatorias en casas reales y contextos formales. Y no hace falta ir tan lejos: muchas niñas aún recuerdan los leotardos de punto cosidos por sus madres en casa.

Una joven con falda corta, medias negras y tacones altos cruza la calle por un paso de peatones. Piernas femeninas en un paso de peatones.
Que una prenda como esta haya generado polémicas palaciegas, cambios industriales y tendencias de moda dice mucho de su simbolismo. Y que Tolosa haya sido epicentro de esta revolución demuestra cómo un pequeño pueblo puede convertirse en la capital de las piernas invisibles. Porque sí: aunque “las reinas de España no tengan piernas”, las medias que les cubrían cambiaron el curso de la moda europea.