Un camarero cobra una Coca-Cola y una cerveza y los 50 céntimos de diferencia hace que su cliente le confiese algo
El precio de los refrescos ha cambiado en España desde noviembre de 2020, cuando el IVA hizo que su precio subiese en gran cantidad

Vaso de cerveza en un bar público, España
Madrid - Publicado el
3 min lectura
Pedir una Coca-Cola en un bar sale más caro que pedir una cerveza. Aunque suene extraño, esta situación se repite en numerosos locales de toda España. La causa principal es la diferencia de IVA entre ambas bebidas: mientras los refrescos tributan al 21%, la cerveza solo al 10%. El resultado es que, en muchos casos, el cliente paga más por una bebida sin alcohol que por una con alcohol.
En bares de barrio y zonas rurales, donde los márgenes son ajustados y el precio final se mira al céntimo, la diferencia es más evidente. Algunos hosteleros ya advierten que este desfase fiscal no solo afecta a sus ingresos, sino que también modifica los hábitos de consumo de sus clientes.

Vaso de cerveza en un bar público, España
El problema del iva en los refrescos y sus efectos
El testimonio que más está circulando en redes viene de la cuenta @BarDePueblo en X (antes Twitter), conocida por compartir anécdotas reales de la hostelería española. En uno de sus tuits más recientes, el dueño del perfil explica lo que ocurre a diario en su barra:
“El IVA al 21% a los refrescos hace que tenga que cobrar la Coca-Cola a 1,90€. Un botellín de cerveza, 1,40€. Ahora los clientes prefieren la cerveza porque encima ahorran. Tendremos una sociedad con menos diabéticos y más alcohólicos, pero no pasa nada, lo importante es recaudar”, señala.
El tuit no solo ha generado cientos de respuestas, sino que ha servido para visibilizar un cambio silencioso que se da en muchos bares: los clientes cambian sus preferencias no por gusto, sino por economía. Uno de ellos se lo confiesa directamente al camarero en las respuestas: “Oye, que yo antes siempre pedía Coca-Cola, pero ahora me paso a la cerveza... que además me sale más barata.”
Tendremos una sociedad con menos diabéticos y más alcohólicos, pero no pasa nada"
EL CAMBIO DE LOS IMPUESTOS DE LOS REFRESCOS POR PARTE DEL GOBIERNO
Desde 2021, los refrescos y bebidas azucaradas tributan al 21% como parte de una medida para combatir el consumo excesivo de azúcar. Sin embargo, la cerveza mantiene su tipo reducido al 10%, como el resto de productos de alimentación y bebidas alcohólicas de baja graduación.
Los hosteleros no cuestionan la intención de la medida, pero sí sus efectos reales. Muchos consideran que esta política fiscal penaliza al bar pequeño, al consumidor medio y al sentido común. Como señala irónicamente el tuit, “lo importante es recaudar”, aunque sea a costa de cambiar cañas por refrescos o viceversa.
Algunos incluso han optado por ajustar los márgenes para no encarecer tanto los refrescos, pero con ello pierden rentabilidad. Otros han visto cómo aumentan las comandas de cerveza durante el día, algo que hasta hace unos años era menos habitual entre ciertos perfiles de clientes.

Un camarero sirve una caña de cerveza en un bar
Lo que comienza como una diferencia de céntimos en una carta de precios, se convierte en una tendencia generalizada. En redes, muchos camareros confirman que en sus locales ocurre lo mismo: refrescos más caros que cervezas, y clientes que lo comentan.
Por ahora, no hay indicios de que Hacienda vaya a revisar esta medida. Mientras tanto, en el bar de pueblo, el camarero sigue sirviendo Coca-Colas a 1,90€ y botellines a 1,40€, y escuchando cómo sus clientes se lo piensan dos veces antes de decidir qué tomar.
El debate está servido: ¿tiene sentido que una bebida sin alcohol cueste más que una con alcohol? ¿Es coherente esta política fiscal si se busca una sociedad más saludable? Mientras tanto, los camareros siguen sirviendo cervezas... incluso a quienes antes pedían un refresco.