La ciencia destapa la trampa de los ultraprocesados: "Comparten cuatro características adictivas con el tabaco"
Un rompedor estudio revela cómo la industria alimentaria diseña productos para que consumas 500 calorías más al día sin darte cuenta y ganes peso

Madrid - Publicado el
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La sensación de terminar un paquete de galletas sin apenas notarlo o sentir que, tras una hamburguesa de comida rápida, todavía queda hueco para más, es una experiencia común para muchas personas. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que este impulso irrefrenable no es una simple falta de voluntad. Los alimentos ultraprocesados están estratégicamente diseñados para anular la sensación de saciedad y fomentar un consumo continuo, tal y como expone el divulgador de salud David Mateo. Un experimento clave ha puesto en evidencia estas prácticas, demostrando que un grupo de personas que consumió este tipo de alimentos ingirió 500 calorías más al día de forma completamente involuntaria.
Un experimento que cambia las reglas
En 2019, los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, una de las organizaciones científicas más prestigiosas del mundo, llevaron a cabo un estudio revolucionario. Durante dos semanas, veinte voluntarios sanos fueron divididos en dos grupos. Al primero se le proporcionó una dieta basada en alimentos reales y sin procesar, como fruta, verdura, carne y legumbres. Al segundo, una alimentación compuesta por alimentos ultraprocesados como cereales de desayuno, pizzas congeladas, refrescos o pan de molde.

Cabeza de la que salen varios alimentos ultraprocesados
La clave del experimento fue que ambos grupos podían comer la cantidad que desearan. Además, ambas dietas estaban perfectamente igualadas en calorías, azúcares, grasas, fibra y sal. En teoría, el consumo calórico debería haber sido similar. Sin embargo, los resultados fueron, en palabras de Mateo, “absolutamente demoledores”: las personas con la dieta ultraprocesada comieron una media de 508 calorías más al día. Como resultado, ganaron casi un kilo de peso, principalmente de grasa, en solo dos semanas. En contraste, el grupo que consumió alimentos reales no solo no ganó peso, sino que perdió casi un kilo.
El 'punto de éxtasis': así secuestran el cerebro
La razón por la que estos productos son tan irresistibles reside en un concepto que la industria alimentaria conoce muy bien: el “punto de éxtasis”. Se trata de una combinación matemática perfecta de sal, azúcar y grasa que, según explica el divulgador, “secuestra los centros de recompensa del cerebro para hacerte sentir un placer máximo que te incita a seguir comiendo”. Este diseño de laboratorio es el responsable de anular las señales naturales de saciedad del cuerpo.
De hecho, un estudio de 2023 concluyó que los ultraprocesados comparten características adictivas con sustancias como el tabaco. Se identificaron cuatro rasgos clave: la compulsividad (incapacidad de comer solo uno), la psicoactividad (alteran el estado de ánimo para generar bienestar momentáneo), el refuerzo (cuanto más se consumen, más se desean) y la ansiedad (sentir una necesidad urgente de consumirlos).
Los ultraprocesados comparten cuatro características adictivas con el tabaco"
Este diseño adictivo se ha reflejado incluso en la publicidad. Mateo recuerda el famoso eslogan de una conocida marca de patatas fritas, "cuando haces pop, ya no hay stop", y señala que “parecía más una confesión que una publicidad”. Esta frase captura a la perfección la esencia de la compulsividad que generan estos productos, un efecto buscado deliberadamente desde su creación en el laboratorio.
Cuando haces pop, ya no hay stop"
El precio de los ultraprocesados para la salud es alarmantemente alto. Una revisión masiva de 45 estudios, que involucró a casi 10 millones de personas, encontró vínculos directos con 32 problemas de salud. Entre los datos más preocupantes, destaca un 50 % más de riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular, un 12 % más de riesgo de diabetes tipo 2, y hasta un 53 % más de riesgo de sufrir ansiedad y depresión. En España, la situación es especialmente grave, ya que somos el segundo país del Mediterráneo que más ultraprocesados consume y más del 36 % de los niños ya presenta sobrepeso u obesidad.
Claves para identificar y reducir su consumo
Aunque todo esto pueda sonar abrumador, David Mateo, divulgador de salud y hábitos, insiste en que el consumidor tiene el poder de cambiar la situación. No se trata de buscar la perfección, sino de ser consciente. Para ello, propone tres pasos prácticos y sencillos para aplicar en la próxima compra. El primero es la regla de los cinco ingredientes: si un producto envasado tiene más de cinco, y entre ellos hay nombres que no se usarían en una cocina casera (jarabe de maíz, aceites hidrogenados, etc.), es mejor devolverlo a la estantería.
El segundo paso es desayunar comida real. El desayuno es una de las comidas donde más ultraprocesados se cuelan, como galletas, cereales azucarados o bollería. La alternativa es optar por huevos, avena, fruta entera, yogur natural o una tostada de pan de panadería con aguacate y tomate. Finalmente, el tercer consejo es cocinar un 10 % más. Basta con elegir uno o dos productos que se suelen comprar ya hechos, como la salsa de tomate, y prepararlos en casa durante el fin de semana para congelar en raciones. Este pequeño gesto reduce drásticamente la ingesta de aditivos, azúcar y sal.

El abuso de alimentos procesados está detrás de muchos casos de obesidad
El objetivo final no es eliminar por completo los ultraprocesados, una tarea casi imposible hoy en día, sino que la base de la alimentación sea la comida real. La próxima vez que aparezca un deseo incontrolable de comer un producto de este tipo, es útil recordar que no es un fallo de voluntad, sino un acierto en el diseño de las marcas. Ser consciente de esta realidad es el primer paso para no caer en la trampa y proteger nuestra salud y la de nuestra familia.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.




