Alejandro Ruiz, dermatólogo y especialista en higiene del sueño: "Cambiar las sábanas cada dos semanas o una vez al mes no es suficiente; recomiendo hacerlo una vez a la semana"
En casos de personas con la piel muy sensible, alergias o incluso dermatitis, esto puede agravar esas condiciones y hacer que sufran picores, irritaciones o incluso crisis asmáticas en el caso de no cambiarse a menudo

Imagen de recurso de una cama sin hacer
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Cambiar las sábanas de nuestra cama no es solo una cuestión de rutina o de orden, sino un gesto fundamental de higiene que también incide directamente en la calidad del sueño. Con el paso de las noches, las sábanas no solo acumulan sudor y células muertas, sino también posibles restos de cosméticos y humedad corporal, lo que a largo plazo favorece la aparición de microorganismos.
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En casos de personas con la piel muy sensible, alergias o incluso dermatitis, esto puede agravar esas condiciones y hacer que sufran picores, irritaciones o incluso crisis asmáticas.
Es por eso que la gran mayoría de personas cambian las sábanas cada dos semanas. En algunos casos, incluso, lo hacen una vez al mes. Un periodo que, para ellos, es el adecuado, pero con el que los expertos no. De hecho, advierten que estos periodos son "demasiado largos".
¿CAda cuánto tengo que cambiar las sábanas?
Alejandro Ruiz es dermatólogo y especialista en higiene del sueño del Hospital Clínico de Barcelona y en declaraciones recientes recogidas por CCM Benchmark Group advierte que cambiar las sábanas "cada dos semanas o una vez al mes no es suficiente".
Él, por su parte, recomienda hacerlo "una vez a la semana" para mantener a raya alérgenos y otro tipo de microorganismos que puedan alterar la correcta condición de nuestra piel, generar irritaciones o incluso afectar a la respiración, pese a que las sábanas puedan parecer limpias. Asegura que en casos con marcos de alergias, asma o piel sensible, esto debería reducirse incluso a los tres y cuatro días. En verano, además, recomienda aumentar esa frecuencia.

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Por ello, los expertos también hacen una serie de recomendaciones a la hora de lavar nuestras sábanas de la manera más eficaz posible. El primero es utilizar agua caliente, siempre y cuando la etiqueta lo permite, para acabar con posibles microorganismos, y asegurarse de que están completamente secas, evitando la humedad, antes de volver a ponerlas. Para la mayoría de hogares, con un ciclo de lavado normal con un detergente profundo es suficiente para eliminar la mayor parte de microorganismos, siempre y cuando se cambien con la frecuencia adecuada.
También recuerdan la importancia de evitar lavar las sábanas junto con las toallas, ya que estas pueden desprender pelusas, así como evitar hacerlo con prendas muy sucias. De esta manera podremos evitar la contaminación cruzada.
Más allá de cambiar las sábanas, recomiendan también cambiar las fundas de las almohadas con más frecuencia que la de las sábanas, ya que al estar en contacto directo con el rostro y el cabello, tienen a acumular más grasa y sudor que el resto de ropa de cama.

Imagen de recurso de una mujer haciendo la cama
¿Qué pasa si no cambio las sábanas con suficiente frecuencia?
Esta investigación la ha llevado a cabo el microbiólogo de la Universidad de Arizona Charles P. Gerba, quien asegura que la suciedad orgánica (sudor, células muertas o restos biológicos) que dejamos en las sábanas "crea un entorno ideal para que muchos microbios sobrevivan durante más tiempo".
En este caso, cuando la ropa de cama está muy cargada de estos materiales orgánicos, se convierte en "un soporte de bacterias y otros microorganismos que pueden resistir mejor entre lavados".
Por ello, recomienda evitar acumular ropa sucia durante demasiados días en espacios cerrados, así como no sacudirlas en seco para evitar la contaminación de las estancias, especialmente en hogares donde pueda haber personas enfermas o con infecciones.




