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Andalucía, punto de partida de un nuevo ciclo electoral

Con las elecciones andaluzas comienza un nuevo ciclo de elecciones que marcará el panorama político los próximos 4 años

Sánchez viaja a Andalucía en avión privado mientras la oposición se mueve en coche y AVE

JORGE ZAPATAEFE

Javier Martínez
@jmartinezrei

Redactor de COPE.es 

Tiempo de lectura: 4'Actualizado 03:50

Las elecciones andaluzas de marzo de 2015 fueron el comienzo de un ciclo político en el que se asentó e institucionalizó lo que entonces se llamaba la "nueva política" y con el que la política española empezó a funcionar como un "cuatripartidismo imperfecto", que a día de hoy se mantiene. 

Por primera vez, Podemos entraba en un parlamento autonómico, logrando el 15% de los votos, y Ciudadanos lograba su primera representación autonómica fuera de Cataluña.

Esta irrupción se confirmó en las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2015, en las que ambos partidos entraron en casi todos los parlamentos regionales (Ciudadanos se quedó sin representación en Castilla-La Mancha, Baleares y Navarra) y en la que grupos afines a Podemos se hicieron con la alcaldía en ciudades como Madrid, Barcelona o Zaragoza.

Casi cuatro años después, el panorama político español ha cambiado mucho. El PSOE ha vuelto al poder, gracias a la moción de censura del pasado mes de junio, y todas las encuestas desde entonces lo sitúan en cabeza en intención de voto a nivel nacional.

Andalucía, una Comunidad donde los socialsitas siempre han gobernado, es el escenario ideal para comenzar a demostrar ese renacimiento en las encuestas que cuentan de verdad, las de las urnas. De momento, parece que Susana Díaz parte con amplia ventaja sobre sus competidores, pero no es probable que logre mayoría absoluta, con lo que estaría obligada a pactar. Algo a lo que, de momento, parece que no está dispuesta ni Teresa Rodríguez, líder de Adelante Andalucía, ni mucho menos Ciudadanos, aunque no sería la primera vez que ninguno de los dos partidos cambia de postura con respecto al PSOE. 

Las elecciones andaluzas son también el primer gran reto para el Partido Popular de Pablo Casado, un partido que por primera vez en mucho tiempo ve realmente amenazada su papel preponderante en la política española. Las encuestas los sitúan prácticamente empatados con Adelante Andalucía y Ciudadanos, y cualquier cosa que no fuera mantener al menos la segunda plaza en Andalucía, sería una debacle para la formación que lleva liderando el centro-derecha los últimos 30 años.

Después, el día 26 de mayo, llegará la hora de la verdad. Las elecciones autonómicas y municipales coincidirán con las elecciones europeas, por lo que habrá unas elecciones que enfrenten a todos los partidos a nivel nacional. 

En las municipales, el PP tiene el reto de recuperar algunas de las grandes alcaldías que perdió en 2015, entre ellas las de Madrid, Valencia, Sevilla o Zaragoza, mientras el PSOE intentará recuperar el peso que perdió hace 4 años en favor de las candidaturas afines a Podemos. 

Precisamente, una de las grandes incógnitas será ver el futuro de esas coaliciones de izquierdas que gobiernan en los grandes ayuntamientos de España. En Madrid, la candidatura de Carmena se ha encontrado con dificultades, después de que Podemos haya suspendido de militancia a los concejales afines a la alcaldesa, entre los que está la portavoz municipal, Rita Maestre. La candidata de Ciudadanos, Begoña Villacís, se plantea como la gran alternativa al Gobierno de izquierdas, a la espera de que el PP anuncie quién será su candidato a ostentar una alcaldía que tuvo entre 1991 y 2015. El PSOE, que ha sido muleta del Gobierno municipal y que llegó a ofrecer a Carmena presentarse por sus listas, no tiene candidato aún, después de que esta semana se haya sabido que el puesto también fue rechazado por el ministro Grande-Marlaska. 

En Barcelona, Ada Colau lo tiene más complicado para mantener una alcaldía que ya le ha costado sostener con apenas 11 concejales de 41. A Barcelona en Comú le han salido dos grandes rivales: por un lado, Manuel Valls y su candidatura que busca aglutinar todos los votos constitucionalistas, por otro, Ernest Maragallcandidato de ERC que intentará aprovechar la nostalgia que en muchos barceloneses despierta la época en la que su hermano gobernaba la ciudad con él como mano derecha. Es muy posible que, después de las elecciones, si los números dan, ERC y Barcelona en Comú gobiernen juntos la capital catalana, a la espera de ver cuál de las formaciones tiene más votos.

Otras grandes incógnitas serán si Compromís, PSOE y Podemos mantienen su mayoría en el Ayuntamiento de Valencia y si el PP consigue recuperar la alcaldía de Zaragoza, en manos de una de las listas afines al partido de Pablo Iglesias.

A nivel autonómico, en la Comunidad de Madrid se libra otra de las grandes batallas de estas elecciones de mayo. Hace 4 años, PP y Ciudadanos lograron la mayoría absoluta con apenas un escaño de ventaja con respecto a PSOE y Podemos. La dependencia de los populares de sus socios naranjas obligó incluso a dimitir a la presidenta Cifuentes, en medio del escándalo por el máster y las cremas robadas. Para el PP, que aún no ha confirmado al presidente Ángel Garrido como candidato, será fundamental mantener el liderazgo del centro-derecha en la Comunidad y que su suma con Ciudadanos supere a PSOE y Podemos. Ángel Gabilondo repetirá como candidato del PSOE a la región e Íñigo Errejón será el candidato de Podemos.

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La Comunidad Valenciana será otra de las grandes plazas en juego, con Isabel Bonig intentando recuperar lo que antaño fue uno de los bastiones del PP. No lo tendrá fácil, porque Ciudadanos, a pesar de las polémicas con los diputados tránsfugas Carolina Punset y Alexis Marí, parte con buenas opciones en la Comunitat, que actualmente preside el PSOE de Ximo Puig en coalición con Compromís y Mónica Oltra.

Navarra, Baleares o Aragón son otras de las comunidades donde el escenario está abierto, y es difícil predecir quién gobernará dentro de un año.

Las elecciones europeas serán también la gran prueba de fuego para el Gobierno de Pedro Sánchez. Aunque en los últimos años la participación ha estado por debajo del 50% (algo que previsiblemente cambiará al coincidir con las autonómicas y municipales), el partido vencedor en las elecciones europeas siempre ha sido el más votado en las siguientes elecciones generales. En 1994 anticiparon la victoria de Aznar en 1996 y en 2009 la de Rajoy en 2011. Además, al ser las únicas elecciones a nivel nacional con circunscripción única, suelen ser un escenario de lanzamiento para partidos pequeños. Ya lo aprovechó Podemos hace 5 años y lo intentará aprovechar Vox este 2019. De momento, ninguno de los cuatro grandes partidos ha confirmado su candidato para las elecciones europeas. En el PSOE, algunos sitúan al ministro Josep Borrell como favorito del presidente. Borrell ya fue candidato en 2004. En el PP, se hablaba de María Dolores de Cospedal como posible candidata, pero sus conversaciones filtradas con el excomisario Villarejo han descartado esta posibilidad. Esteban González Pons parece el mejor situado, siempre que no acabe presentándose a la alcaldía de Valencia. Pablo Bustinduy será muy probablemente el candidato de Podemos, mientras que Ciudadanos aún no ha confirmado el suyo.

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