Pilar Aznar, devota del Cristo de Medinaceli: la primera científica de España
La profesión científica se creó en el CSIC hace ahora 80 años

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La primera mujer que ganó una plaza de científico profesional por concurso-oposición fue la madrileña María del Pilar Aznar Ortiz ( 1914 - 2005). Vivió toda su vida muy cerca de la Basílica del Cristo de Medinaceli, del cual fue tan devota que lo visitaba todos los días al ir y al volver de su trabajo. Mantuvo una importante relación epistolar con los Padres Capuchinos de dicho templo, así como con otros de Bilbao, San Sebastián, Estella y Tudela (Navarra), Zaragoza y Gijón, y a punto estuvo de pertenecer a la Orden Tercera Franciscana. Del mismo modo se escribió con religiosas Hijas de María Inmaculada de Logroño, o del Instituto de Adoratrices Esclavas del Santísimo y la Caridad de San Sebastián. Perteneció a los Jóvenes de Acción Católica, fue Esclava de Nuestra Señora de la Almudena y contribuyó al sostenimiento de la Iglesia Católica con abundantes limosnas durante su vida.

Pilar Aznar en el Palacio de Cristal de El Retiro
La profesión de científico sin carga docente surgió en España concretamente en 1945 y en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) -de incontestables orígenes católicos, siendo con anterioridad ejercida mayoritariamente por profesores universitarios. En esta primera ocasión, se ofertaron 60 plazas de ‘Colaborador Científico’ -que se siguen ofertando en la actualidad con la denominación de ‘Científico Titular’- para los ámbitos de las ciencias físicas, químicas y biológicas, y fueron cubiertas en años sucesivos por oposición entre doctores de las facultades de Ciencias, Farmacia, Medicina y Veterinaria, siendo incompatibles con otro nombramiento de profesor universitario o enseñanzas medias, así como con otro cargo en institutos o laboratorios oficiales, debiendo desempeñar un mínimo de seis horas de trabajo diarias en su centro científico de adscripción. Con el tiempo, irían apareciendo otras dos categorías superiores de científico profesional sin docencia: la de Investigador Científico (1947) y la de Profesor de Investigación (1970). Nació en este periodo de 1945-1970 lo que hoy se denomina Carrera Científica del CSIC, que sigue vigente, gracias a científicos creyentes y durante un período de confesionalidad católica absoluta.

Pilar Aznar a la edad de bachiller
Las devociones le vinieron a Pilar de familia. El padre de Pilar, nuestra científica, Rafael Aznar Sanjurjo también arquitecto fue profesor de la Escuela de Artes y Oficios artísticos de Madrid, siguiendo hasta 1940. En 1927 fue nombrado Vocal Arquitecto en la Junta Directiva del Círculo de Bellas Artes de Madrid, y construyó la Fábrica Militar de la Marañosa, donde Pilar conoció el mundo científico, de la mano de un químico de la fábrica.
Pilar estudió bachillerato en el Instituto Escuela, durante la Edad de Plata, período mayoritariamente confesional católico. Se licenció en Farmacia en 1941, tras lo cual entró en contacto con el CSIC bajo la dirección del fervoroso ingeniero agrónomo, enólogo y vicepresidente fundador del CSIC Prof. Juan Marcilla Arrazola, del que hemos hablado aquí en COPE. En el CSIC se dedicó a la microbiología, estudiando el modo de producir levaduras para alimentación humana y animal o diversos aspectos de la influencia de agentes físicos como la luz ultravioleta sobre bacterias patógenas. Estudio la bioquímica de la vinificación de vinos de Jerez, que pasan un tiempo en contacto con las levaduras formadoras de velo en las barricas, durante la fase denominada crianza. Presentó nuevos métodos de análisis a la prestigiosísima Oficina Internacional de la Viña y el Vino, organismo existente en la actualidad y conocido por su acrónimo en francés OIV. Buena parte de su producción científica fue publicada en la revista ‘Microbiología Española’, precisamente editada por la SEM.
Así mismo promovió la profesión científica hacia el mundo femenino, algo muy de moda en la actualidad pero que no se ha inventado ahora, por mucho que la memoria democrática quiera trastocas la historia ideologizándola al extremo. También colaboró en el estudio de la fermentación cítrica, línea de investigación de Marcilla. Defendió su tesis doctoral en 1945.
De su plaza de ‘Colaborador Científico’ tomó posesión el 21 de junio de 1946, siendo el presidente del CSIC Ibáñez Martín, de la Asociación Católica de Propagandistas, y el Secretario General Albareda, sacerdote del Opus Dei. Poco después participó en la fundación de la Sociedad Española de Microbiología (SEM), que también echó a andar en 1946, con tan sólo cinco mujeres de socias fundadoras, una de ellas Pilar. Le tocó en suerte contribuir con su trabajo a la institucionalización en España de la microbiología como rama científica, pues fue científica fundadora del Instituto de Microbiología General y Aplicada (IMGA) del CSIC en 1946: Cajal había señalado como defecto de la Edad de Plata el poco desarrollo de esta disciplina científica. En 1949 el IMGA pasó a denominarse Instituto Jaime Ferrán de Microbiología, nombre que mantuvo hasta su desaparición en 1985, momento en el que se integró con otros institutos en el Centro de Investigaciones Biológicas, creado en 1958 y cuya existencia llega hasta nuestros días con una alta dedicación a la investigación científica en microbiología.

Carnet de Jóvenes de Acción Católica de Pilar Aznar
Nada de esto hubiera podido darse a conocer sin la amabilidad de la familia de Pilar, y más en concreto de su sobrino D. Joaquín Aznar Mendiola, que ha donado su Archivo Familiar al Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC. Sólo así, con hechos concretos, puede combatirse la leyenda progre, que declara incompatible la ciencia con la fe católica sin base científica alguna y con personas como Pilar o instituciones como el CSIC que se abrieron camino en situaciones de privación de libertades, de la mano de científicos católicos practicantes como ella y tantos otros de los que seguiremos dando noticia aquí en ReL, en una época en la que se nos quiere hacer creer que las mujeres no estudiaban ni se hacían científicas y menos proveniendo de familias católicas practicantes.