Emilio Medina (26), agricultor: "Recuperé una tierra donde cultivaba la huerta mi bisabuelo Ponciano y mi bisabuela Erundina y ahora tengo tomates con su sabor"
Este joven guardián de semillas de Palencia ha creado su propio banco con más de 1.200 variedades para recuperar los sabores de antaño y luchar contra el olvido

Carlos Moreno 'El Pulpo' descubre el Banco Mundial de Semillas de Svalbard y el trabajo de Emilio Medina, guardián de semillas ancestrales
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En el programa 'Poniendo las Calles' de COPE, presentado por Carlos Moreno 'El Pulpo', se ha puesto de manifiesto la existencia del Banco Mundial de Semillas de Svalbard, en Noruega. Conocida como la 'Bóveda del Fin del Mundo', esta instalación salvaguarda el futuro de la alimentación ante posibles catástrofes globales. Expertos como Lucía de la Rosa, del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), han detallado cómo se preparan y envían las semillas españolas para su conservación a -18 grados. Luis Wasch, director de recursos fitogenéticos del mismo instituto, ha subrayado su importancia estratégica: "La alimentación básica de la humanidad son cereales y leguminosas. Se podría recurrir a ese material para hacer frente a esos retos que nos podríamos encontrar", como los que obligan a buscar nuevas formas de cultivo como se ha explorado para que el arroz crezca en agua salada.
Frente a este proyecto global, en España surgen iniciativas locales igual de cruciales. Es el caso de Emilio Medina, un joven agricultor de 26 años de Villacázar de Sirga (Palencia) que ha creado su propio banco de semillas. Su labor, como la de otros 'guardianes de semillas', es fundamental para preservar un patrimonio genético que no siempre llega a las grandes cámaras acorazadas y para asegurar que la voz de los agricultores se escuche, como reclaman desde el sector en noticias como 'no parece que la agricultura exista'.
El guardián de las semillas de Tierra de Campos
La motivación de Emilio Medina nace de un vínculo familiar y el deseo de revivir el pasado. "Recuperé una tierra donde cultivaba la huerta mi bisabuelo Ponciano y mi bisabuela Erundina y me las apañé para conseguir las semillas de 1940 o 1950", ha explicado. Su objetivo era claro: volver a sembrar las variedades de antaño. Esta búsqueda le llevó a recorrer pueblos, hablar con personas mayores y rescatar semillas olvidadas en desvanes y paneras, un esfuerzo personal que recuerda a historias de antepasados que definen nuestro presente.

Los tomates de Emilio Medina
Su colección, que ya supera las 1.200 variedades, no proviene de circuitos comerciales, donde predominan los híbridos modernos. "Semillas antiguas a la venta es es muy complicado conseguir, de hecho, es que no se vende", afirma. Su método se basa en el intercambio entre vecinos y otros custodios, una red que mantiene vivo un legado que se transmite de generación en generación, principalmente gracias a "gente mayor que cultivaban sus huertas", cuyas semillas han llegado hasta nuestros días.
El 'rey del tomate' que recupera sabores de 1916
Aunque cultiva todo tipo de plantas, su fama le precede con los tomates, lo que le ha valido el apodo de 'el rey del tomate'. Su pericia le ha llevado a ganar numerosos premios, como en un festival en Cantabria donde se hizo con nueve galardones, copando los podios en las categorías nacional e internacional. Para él, el verdadero premio es otro: "Poner en valor esta semilla antigua, esta semilla tradicional, que se hable de Lucio, que se hable de Villasarracino, que se hable de estas personas que la han cultivado durante un montón de años".
Su logro más sorprendente ha sido germinar con éxito semillas de un tomate de Soria del año 1916. Gracias a ello, ha podido recuperar una genética que parecía perdida. "Prácticamente será muy, muy, muy similar, con el mismo sabor que aquel tomate que comían nuestros antepasados en aquellos años, en los años 20", asegura Medina, demostrando que es posible degustar sabores de otra época frente a la uniformidad del mercado actual, donde "los tomates ya no saben cómo sabían antes".
En 2, 3 días ya tengo los cotiledones fuera de la tierra, ya están germinando"
Agricultor de Palencia
Del hipocausto romano al campo: un proceso ancestral
El proceso de cultivo de Emilio combina la sabiduría popular con técnicas ancestrales. Germina las semillas en casa, sobre el suelo calentado por un hipocausto, un sistema de calefacción radiante de origen romano. "En 2, 3 días ya tengo los cotiledones fuera de la tierra", explica. Después, endurece las plantas en el exterior para aclimatarlas al duro clima de Tierra de Campos antes de trasplantarlas a la huerta.

Emilio Medina, agricultor
Al final de la temporada, extrae las semillas de los mejores frutos, las seca y las almacena meticulosamente, anotando "nombre de la variedad, nombre del donante y año de la extracción". Esta renovación constante es clave para que no pierdan su capacidad germinativa. Además de preservar, Emilio también crea: ha estabilizado una nueva variedad de tomate negro, 'La Perla Alcazareña', en honor a su pueblo.
A sus 26 años, y siendo el más joven de su círculo de horticultores, compagina esta pasión, que de momento es un hobby, con su trabajo de bombero forestal. Colabora con instituciones como el INIA o centros de investigación del País Vasco, con quienes ha recuperado la 'patata roja de riñón', una variedad traída de Francia en 1900. Su labor es un recordatorio de que "las semillas de cada comarca son únicas" y de que la calidad y el sabor en la alimentación son un patrimonio que merece ser defendido.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.



