El primer gran nombramiento de León

León XIV ha realizado su primer gran nombramiento en la Curia romana, el de Prefecto del Dicasterio para los Obispos. El elegido ha dejado descolocados a muchos. Se trata del carmelita Filippo Iannone, nacido en Nápoles hace 67 años, un jurista de prestigio al que Benedicto XVI nombró Vicegerente de la diócesis de Roma y, después, Francisco llamó a presidir el Pontificio Consejo para los Textos Legislativos. Desde luego, su nombre no estaba en las quinielas que, una vez más, se han equivocado, y demuestra que el Papa León no se deja condicionar por corrientes de opinión, ni por titulares de acá o de allá. Los que conocen la Curia destacan del arzobispo Iannone su trabajo serio, riguroso y silencioso, y que no busca los focos. No creo que su carácter vaya a cambiar, pero su nueva misión sí que le colocará, quiera o no, en el candelero, y le convertirá en uno de los pesos pesados de la Curia.

Es cierto que el Prefecto de este Dicasterio juega un papel importante en el proceso de discernimiento de los candidatos al episcopado en todo el mundo, pero es un trabajo que no realiza solo, ni tiene él la última palabra, que lógicamente corresponde al Papa. Un Papa que, en este caso, “ha sido cocinero antes que fraile”, porque Robert Prevost desempeñó esa responsabilidad y conoce a la perfección los intríngulis de esa delicada tarea. Y, evidentemente, el perfil del canonista Iannone le ha convencido más que otros. Por otra parte, el Prefecto de los obispos tiene que ocuparse de muchas cuestiones que tienen que ver con el desempeño de la tarea episcopal en las diócesis y ahí, quizás, el Papa piense que se necesita un plus de conocimiento y de tino jurídico… lo cual no está en contradicción, evidentemente, con la dimensión pastoral. El gobierno es siempre una ardua tarea, y elegir forma parte de ella. El Papa León ha comenzado a elegir, nos toca pedir para él la luz del Espíritu y la sencillez de corazón para acogerla.