El secreto mejor guardado de los redactores de la Guía Michelin y que muchos se preguntaban: lo tienen prohibido
Victoriano Porto ha trabajado durante 35 años en la icónica guía y contaba en 'La Tarde' cómo es el trabajo de crítico gastronómico, que comparte con el influencer Kino Jerez

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Para muchos es un trabajo soñado, uno de esos en los que no te cuesta levantarte los lunes, ni sientes que necesitas que llegue el fin de semana. Imagínatelo, tu primera tarea del día sería levantarte, arreglarte, e ir a comer.
Y así, todos los días. Es el trabajo de los críticos gastronómicos, cuya profesión consiste en probar diferentes restaurantes y luego, hacer una crítica lo más objetiva posible. Y no, no es ninguna tontería, porque gracias a ellos, muchos restaurantes y locales consiguen notoriedad, reconocimiento, e incluso premios.
No solo eso, sino que nosotros, como clientes, también nos interesa tener recomendaciones y no gastar el dinero tontamente.
Sin embargo, aunque parezca un trabajo ideal, tiene muchas contrapartidas. No por la obviedad que muchos pensarían, que es el de subir de peso, sino porque te obliga a estar muchos días fuera y viajar bastante.
¿Se trata de una profesión solitaria y un poquito amarga como dibujan películas como 'El Chef'? Es lo que tratamos de desgranar en 'La Tarde', con Kino Jerez, influencer gastronómico con más de 400.000 seguidores, y con Victoriano Porto, inspector de Guía Michelin durante 35 años.
El día a día de un crítico gastronómico
Tenemos la imagen de un crítico gastronómico que va, triste, de bar en bar. Que apenas tiene familia, y que tiene un punto de amargor en su vida. Sin embargo, estas son imágenes más bien cinematográficas.
Por otro lado, no todo es positivo, porque desde que irrumpieron en el terreno culinario los influencers, nos hemos creado una imagen de ellos muy negativos. Podemos pensar que son personas que tienen un “morro que se lo pisan”, porque se dedican a comer gratis y a vivir de eso.
Y no, tampoco es cierto. El propio Kino Jerez, influencer gastronómico, desmentía este mito y contaba que él, jamás, acepta colaboraciones con un restaurante, porque entonces le restaría objetividad. Con lo cual, no, se paga todas sus comidas.

Kino Jerez y Victoriano Porto
“Yo voy, pago la cuenta y saco lo que veo, pero me pasa que muchos me reconocen y los chefs también. Si me regalan cosas no cambia nada, sigue siendo una opinión sincera. Alguna vez me han pedido que no sacara el vídeo, que no les gustaba el tema” confesaba.
Hay, además, más trabajo del que nos creemos en su día a día, porque no solo sale a comer, sino que prepara diversas entrevistas. Eso sí, él asegura que no puede quejarse y que es una buena vida, pero que no todo es tan sencillo como se ve.
“He rechazado muchas campañas con restaurantes que intentaban publicidad, pero quiero uno que me guste, me da igual lo que me pagues. Me levanto, busco un poco de contenido interesante, y hago entrevistas también” confirmaba.
Es, a todos los efectos, un trabajo sacrificado y que no se corresponde con la imagen que tenemos de ellos. Lo mismo dice Victoriano Porto, redactor e inspector de la Guía Michelin durante 35 años.
Calcula que en todos sus años de profesión, ha tenido unas 10.200 comidas para hacer críticas. Confiesa que ninguna de ellas es negativa, porque saben el daño que pueden hacer a un local.
El secreto mejor guardado de los inspectores de la Guía Michelin
Imagínate que, cuando te jubilas, puedes decir que tu trabajo ha sido ir a más de 10.000 restaurantes, probar su comida, y emitir un juicio. Sin duda, sería un sueño, pero no todo es como lo piensas.
Y es que, aunque una de las preguntas más repetidas cuando habla de su exprofesión es si le invitaban a todo, la respuesta es diferente a lo que crees. Es, sin duda, el secreto mejor guardado de los redactores.
“Hemos trabajado siempre en el anonimato y se sigue haciendo así. Cuando entré, si yo aceptaba una invitación, estaba despedido, y esos valores me los ha transmitido la Guía Michelin” confesaba.

Críticos gastronómicos
“Llegas como un cliente más, si el chef te reconocía, y te hacía una recomendación, pedías lo contrario. Qué importante es la objetividad y la ética, teníamos la máxima de transmitir al cliente lo que veía el inspector. Las opiniones son colegiadas” explicaba más adelante.
Y, además, nos daba un consejo a todos los clientes que queramos una recomendación. “Lo caro es cuando comes mal. Veo el esfuerzo que hay detrás y no parecen caros algunos. La suerte es lo que se necesita para ganar una Estrella Michelín” afirmaba.