Hay 128 pueblos en España sin cobertura de teléfono y datos y en este de Huesca una joven de 17 años se las ingenia para estudiar: "En una montaña"

La brecha digital deja a 128 municipios sin servicios básicos, obligando a sus vecinos a buscar soluciones extremas para comunicarse o acceder a la red

El municipio de Bentué de Rasal
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La Linterna

Ángel Expósito y Carolina Miravalles cuentan la historia reivindicativa del día

José Manuel Nieto

Publicado el

4 min lectura

El mensaje El móvil al que llama está apagado o fuera de cobertura se ha convertido en la banda sonora diaria de 128 pueblos en España que sufren graves problemas de conexión. El programa 'La Linterna', con Ángel Expósito, ha puesto el foco en uno de ellos: Bentué de Rasal, una pequeña pedanía de Arguís, en pleno Pirineo de Huesca. Allí, comunicarse por teléfono es una tarea casi imposible, un reflejo del olvido que padecen numerosas localidades donde un servicio básico se transforma en una pesadilla. La situación representa un gran desafío en un país con cada vez más pueblos sin cobertura de conexión a internet y con las infraestructuras más básicas.

Vivir en modo avión

Maricarmen López, presidenta de la asociación de vecinos, ha descrito en COPE las dificultades cotidianas. "Ahora tienes que pedirte una cita al médico, pero no puedes por Internet ni por teléfono fijo, o tienes que hacer un trámite administrativo con Hacienda y no puedes", lamenta. Tareas como el teletrabajo son inviables y gestos tan simples como pagar con tarjeta al pescadero o al frutero, que se desplazan hasta allí, también lo son. El problema se agravó cuando Telefónica jubiló la red de cobre en toda España, dejándolos sin la línea fija que antes tenían, como ha ocurrido en otros pueblos de Guadalajara que temen por su futuro.

La orografía montañosa que rodea Bentué de Rasal genera una zona de sombra que lo convierte en un punto negro de las telecomunicaciones. No es que no llegue el 5G, es que la cobertura es inexistente desde los años 90. "Hay una normativa a nivel europeo que decía que el cobre tenía que desaparecer, y la alternativa era la fibra o el teléfono por satélite. La fibra a mi pueblo no ha llegado", explica López. A pesar de las quejas al ayuntamiento, la comarca y la diputación, las administraciones se pasan la responsabilidad unas a otras, una situación que deja a los vecinos incomunicados como en este pueblo de Cuenca. "Los unos por los otros, pero seguimos sin cobertura y sin teléfono", sentencia la presidenta de la asociación de vecinos.

Una mujer se sube a los hombros de un hombre. Una mujer con el brazo extendido intenta captar una señal de celular.

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Una mujer se sube a los hombros de un hombre. Una mujer con el brazo extendido intenta captar una señal de celular.

El miedo a estar incomunicado

En Bentué de Rasal hay una decena de vecinos censados, pero en verano la población alcanza las 150 personas. El miedo a una emergencia es constante y real, un sentimiento compartido con los 250 vecinos de la provincia de Ávila que también viven sin cobertura. "Pasa cualquier cosa, un accidente en la carretera o una persona mayor que se cae en el huerto, por ejemplo, y no puede avisar a nadie", advierte Mari Carmen. El supermercado o el centro médico más cercanos están a más de 30 minutos en coche, y no todos pueden conducir.

Si mi marido no está bien, yo no puedo salir a llamar por teléfono"

Mari Carmen

Vecina de Bentué de Rasal

Esa es la angustia que viven Charo y su marido, Goyo. "Somos los dos discapacitados, mi marido lleva muletas y yo también", relata. La dependencia del vehículo es total para poder buscar un punto con señal. "El problema es que yo no conduzco, y si pasa cualquier cosa, si mi marido está bien, pues él coge el coche y vamos a llamar donde hay cobertura, pero si mi marido no está bien, yo no puedo salir a llamar por teléfono", confiesa Charo. Esta vulnerabilidad es uno de los rostros más duros de la brecha digital en la España rural, donde el acceso a la comunicación puede ser una cuestión de vida o muerte, un problema que se replica hasta en zonas más pobladas como medio pueblo de Tomiño en Pontevedra.

La iglesia de Bentué de Rasal

Hoya de Huesca

La iglesia de Bentué de Rasal

Soluciones extremas para un derecho fundamental

Tener que buscar información, tener que hacer un trabajo, buscar unas fotos de cualquier cosa, tiene que ver todo con la cobertura"

Martina

Vecina de Bentué de Rasal

Ante el abandono institucional, los vecinos buscan sus propias soluciones. Los más jóvenes, como Martina, de 17 años, tienen que subir a lo alto de una montaña cercana para poder estudiar. "Tener que buscar información, tener que hacer un trabajo, buscar unas fotos de cualquier cosa, documentos, tiene que ver todo con la cobertura, y si no tienes, pues es imposible hacerlo", explica la joven. Otros, como Miguel, que vive en un molino a las afueras, han optado por instalar una antena parabólica, pero la solución es cara y poco fiable.

"Pago mi móvil como cualquier otro ciudadano, pero llego ahí, tengo que instalarme una antena, una parabólica, para conectar, por la cual tengo que volver a pagar mi cuota. O sea, yo pago doble por estar comunicado", protesta Miguel. Ni siquiera con esta inversión tiene la conexión garantizada, pues el viento o la lluvia a menudo interrumpen la señal. Este calvario diario contrasta con el hecho de que Naciones Unidas reconoció el acceso a Internet como un derecho fundamental ya en 2011, un principio que en Bentué de Rasal y otros 127 pueblos de España sigue siendo una utopía.

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