Eva Fernández desvela en COPE la anécdota con Genovieve, la monja que cada miércoles presentaba al Papa Francisco a los más desfavorecidos
En 'Herrera en COPE' la corresponsal en el Vaticano ha dado a conocer la historia de la religiosa, que durante 50 años ha convivido con artistas circenses y personas de toda condición, "allí donde a la Iglesia le es más difícil llegar"

Madrid - Publicado el
2 min lectura
Nuestra corresponsal en el Vaticano, Eva Fernández, está viviendo estos días con mucha emoción. Su cercanía con Francisco, le ha permitido asistir, este miércoles, a la ceremonia en Santa Marta, que ha oficiado el camarlengo Kevin Farrell antes de trasladar el féretro hacia el interior de la Basílica de San Pedro.
Eva le ha contado a Alberto Herrera en 'Herrera en COPE' que ha sido una ceremonia muy emocionante y, además, ha querido compartir con todos los oyentes una imagen muy significativa de lo que ha sido el pontificado de Francisco. Detrás de todos los cardenales aparecía, menuda, humilde y anciana, una monja cargada con una mochila y llorando desconsolada. Unos miembros del equipo de seguridad le llamaron la atención y le comunicaron que no debía estar allí.
Por suerte aparecieron unos gendarmes que reconocieron a la monja, Sor Genevieve Jeanningros. Ella es francesa y tiene 82 años, ha sido una figura muy importante para Francisco. Tanto, que los gendarmes lejos de pedirle que abandonara el espacio, le han sentado en un lugar de honor, justo al lado del Papa.
la historia de sor genovieve
Sor Genovieve vive desde hace más de medio siglo en una caravana, que tiene aparcada en el Luna Park de Roma, un parque con atracciones, donde se han celebrado históricamente ferias populares y circos. Allí, con los nómadas y desfavorecidos deambulantes que acompañaban las compañías circenses, entre la pobreza bohemia y alternativa de los personajes del parque, es donde Sor Genovieve ha querido hacer su trabajo y donde tiene su vocación. Ella misma dice que su objetivo es “ir allí donde a la Iglesia le es más difícil llegar”. Y así lo ha hecho siempre, haciendo el bien, sin mirar a quién.
Esa idea vocacional es lo que más admiraba el Papa de ella. Empezaron a entablar relación, porque Sor Genovieve, cada miércoles, llevaba a las audiencias generales de Francisco a personas de colectivos desfavorecidos que querían conocer al Pontífice. “¿A quién me has traído hoy?”, le saludaba el Santo Padre con sentido del humor, cada vez que la veía en las audiencias.
Sor Genovieve ha sido un ejemplo de esa Iglesia de todos que nos ha dejado como legado el Papa Francisco. Hoy ha podido despedirse, no solo del Sumo Pontífice Francisco, sino también de su amigo Jorge.