Inma: "Mi vecina llamó a la puerta, le pedí a mi hijo que abriese y le dijo que no la podía atender porque estaba viendo dibujos en la tele"
Los 'Fósforos' de 'Herrera en COPE' comparten las anécdotas más sorprendentes de sus hijos, desde negociar con un fotógrafo a despachar a una vecina

Escucha 'la hora de los Fósforos' del jueves 20 de noviembre
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Los más pequeños de la casa son una fuente inagotable de sorpresas, con salidas ocurrentes que a menudo dejan a los adultos sin palabras. En la sección 'La Hora de los Fósforos' del programa 'Herrera en COPE', varios oyentes han compartido con Alberto Herrera las anécdotas más memorables protagonizadas por sus hijos, sobrinos o nietos, demostrando una sinceridad arrolladora.
Anécdotas en público
Algunas de las historias más llamativas ocurren en público, como la que ha contado Vicente. Su sobrina, con solo dos años, no dudó en preguntarle a un hombre calvo por la calle: "¿y tú por qué no tienes pelo?". Una situación similar vivió Julio en Barcelona, cuando su hija de cinco años, al ver que el fotógrafo de los Reyes Magos le hablaba en catalán, le espetó: "Usted seguro que habla los dos idiomas. ¿Le importaría hablarlo en español?".

Fotografía recurso de un hombre calvo
Por su parte, Inma, una oyente de Cádiz, ha relatado una divertida anécdota de su hijo Óscar, que tiene Asperger. Estos niños, explica, "hablan como si fueran de Madrid, muy correcto", con un vocabulario muy preciso desde pequeños. Cuando tenía tres años, su vecina, una señora mayor de Bilbao, llamó a la puerta.
El pequeño abrió y, ante el saludo de la mujer, respondió con total naturalidad: "María, lo siento, pero no te puedo atender, porque es que estoy viendo dibujitos en la tele", y le cerró la puerta. Una respuesta que la vecina todavía recuerda con humor cada vez que la ve.
Lo siento, pero no te puedo atender, porque es que estoy viendo dibujitos en la tele"
Creatividad a la hora de comer
La comida es otro de los campos donde la imaginación infantil se dispara. Susana ha contado cómo intentaba que su hija Lucía, de tres años, comiera verdura. Tras prepararle un plato de zanahorias baby "superbién presentado", la niña la miró a los ojos y sentenció: "Mami, mi corazón me dice que no me las coma".
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Una sinceridad que también demostraron los hijos de Justo durante una comida familiar en el conocido restaurante 'El Churrasco' de Córdoba. Ante la advertencia del camarero de que estaban pidiendo demasiado, uno de ellos aclaró la situación: "No, no, si nosotros venimos aquí a comer como hienas", dejando atónitos a los empleados.
Incluso los colaboradores del programa, como Agredano, han aportado sus propias vivencias. Su hijo, tras explicarle que la gente mayor va al cielo, le dijo: "Papá, a ti ya mismo te toca ir al cielo, ¿no?". En otra ocasión, no dudó en señalarle a una vecina para sugerirle: "Mira, papá, qué guapa de novia para ti".
Estas historias demuestran la capacidad de los más pequeños para sorprender, pero sus ocurrencias no se limitan solo a las palabras.
Hace un tiempo, en esta misma sección, los 'Fósforos' compartieron algunas de las anécdotas más memorables que vivieron de niños, revelando los escondites más insospechados de su infancia. Alberto Herrera les preguntó dónde se escondieron, por qué lo hicieron y cuánto tiempo permanecieron ocultos, dando pie a relatos tan surrealistas como divertidos.

Varios niños en el patio de un colegio
Uno de los casos más recordados fue el de Miguel Ángel, un oyente de un pueblo cercano a Mataró. Según contó, en su etapa escolar, para evitar la clase de gimnasia, decidió esconderse con un amigo en un armario del aula. La situación dio un giro inesperado cuando, creyendo que ya no había nadie, vieron entrar a un profesor con una profesora.
Lo que presenciaron desde su escondite, sumado a que su amigo sufría de incontinencia urinaria, convirtió la anécdota en un momento que, según sus palabras, todavía recuerda por lo surrealista que fue.
También se compartieron momentos de angustia, como el que relató Rosa, una madre que buscó desesperadamente a su hijo Miguel por toda la casa hasta encontrarlo, finalmente, metido en el armario del cuarto de estar. Según confesó, el agobio fue 'mayúsculo', aunque reconoció que su hijo le había hecho 'muchísimas' travesuras de ese tipo.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.




