Ana Velasco, historiadora: “Si vemos lápidas que tienen jaulas o cadenas puestas en el cementerio, es porque había gente que se dedicaba a secuestrar cadáveres, se llamaban resurreccionistas”
La experta explicaba en 'Herrera en COPE' todo sobre la medicina en el mundo antiguo y por qué se robaban cuerpos de los cementerios

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Frankenstein. Con solo leer el nombre, ya sabes que se trata del argumento de ese monstruo creado con apariencia humana, con más de dos metros de altura, tornillos en las sienes, y de horrendo comportamiento. Por supuesto, aunque tendemos a la metonimia, sabemos que Frankenstein es el nombre del doctor y no de la criatura.
Un monstruo que, a pesar de nacer en el siglo XIX, sigue de vigente actualidad, por la última película de Netflix de Benicio del Toro que explora, de nuevo, esta horrenda criatura. Y hablamos de esto porque hay unas escenas en las que se ve a Víctor, al hombre que va a modelar la criatura, creando una suerte de muñequitos de cera.

Ana Velasco en 'Herrera en COPE'
Y en estas Curiosidades de la Historia queremos saber qué es eso, por qué fueron fundamentales en la ciencia y cómo se empezaron a abrir los cuerpos humanos para ver qué había dentro y qué no había dentro.
Ana Velasco, historiadora del arte, explicaba en qué consistían. “Eran muñecas anatómicas que se usaban para conocer el cuerpo humano en un momento en el que la disección y las autopsias de cadáveres estaban prohibidas o no se podían hacer, salvo en algunas excepciones. Y esto dio muchísimos problemas” decía.
La Inquisición y las autopsias
Como recalcaba la historiadora, hay cierta leyenda falsa que explica que la Inquisición perseguía a aquellos que hacían autopsias o disecciones para estudiar el cuerpo humano. Todo eso, como decía, no es cierto.
“En 1539 en la Universidad de Salamanca y en la Universidad de Alcalá se empezaron a hacer disecciones y se empezaron a estudiar los cuerpos humanos. Sí que es cierto que había habido un tabú en la cultura griega, en la cultura romana y en la Edad Media sobre el tema, pero no tenía nada que ver con la Inquisición ni con los intereses de la Inquisición. Pensemos que la Inquisición lo que perseguía siempre era la herejía católica” empezaba contando.
Como ella misma expresaba, eran más bien otras religiones las que no permitían explorar con los cuerpos. “No se puede enterrar un judío o un musulmán que tenga, por ejemplo, un tatuaje o que se le haya hecho una autopsia y se le haya abierto el cuerpo. Entonces, la Inquisición no estaba interesada en eso, porque los judíos no judaizan en ese sentido. Es una falsa leyenda” decía.

Auto de fe de la Inquisición, de Goya
De hecho, entre los cristianos había médicos y cirujanos que sí exploraban científicamente con los cuerpos, a pesar de que ha habido leyendas que apuntan a que la Inquisición perseguía a los médicos.
“La leyenda de la Inquisición persiguiendo médicos, que es totalmente falsa, porque muchos eran de otra religión, que realmente la Inquisición no perseguía a otras religiones, sino a falsos cristianos que judaizaban o que islamizaban o lo que fuera” contaba Ana Velasco.
Los cuerpos humanos para la ciencia y los cementerios
Como decía la historiadora, la anatomía en épocas pretéritas era importante, especialmente en el siglo XIX, cuando se empieza a estudiar con mayor propiedad. “Se aprendía con textos que se remontaran a la época de los griegos. Se aprendía de medicina gracias a Galeno, el famoso médico romano, porque los griegos y los romanos no hacían disecciones, eso lo tenían mucho tabú” explicaba.
“Sabían del cuerpo por la guerra, por las heridas, por las soldados y demás y por lo que observaban desde fuera. Los que sabían mucho de medicina eran los egipcios” decía.
Poco a poco, se fue experimentando con animales y, más tarde, con cadáveres. Sin embargo, estos eran muy caros, y se conseguían en los hospitales.

Cementerio
Había, eso sí, quien lo robaba. “Los cuerpos eran muy caros, y esto provocó que hubiese unas cosas que se llamaban los resurreccionistas, que era gente que se dedicaba a secuestrar cadáveres de los cementerios, abrir las tumbas. Y por eso hoy se ve, por ejemplo, si vamos a algún cementerio que hay lápidas que tienen una jaula o que tienen cadenas puestas por encima” decía.
“Viene de este momento en el que no había cuerpos suficientes para estudiar, para los talleres de medicina o para los talleres de artistas y se robaban cuerpos y la gente tenía, claro, la obsesión de que a sus familiares les iban a robar. Esto, sobre todo en Inglaterra, provocó tal caos que se legisló para que se pudiesen hacer autopsias y y disecciones de presos, de gente que había quedado sin reclamar” sentenciaba.



