Marian Rojas alerta de la frase que puede decirte tu hijo y que debería preocuparte: consecuencias nefastas

La psiquiatra explica en 'Fin de Semana' qué es el síndrome del “niño invisible” y cómo podemos ponerle solución como personas que estamos a su cuidado

Niños
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Ana Rumí

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Tener un hijo es, probablemente, la mejor decisión que puedas tomar en tu vida. Reporta muchos beneficios y te realiza como persona pero, siendo honestos, también es una labor muy complicada. Y es que educarlos, sin duda, es uno de los mayores retos a los que los padres se tienen que enfrentar.

Hay que procurar que los niños estén bien, que sus necesidades estén cubiertas, que no se sientan solos, y darle a cada uno (en caso de tener varios hijos) lo que necesitan. Además, debes procurar un entorno lo más estable posible, y evitar que sientan que, algo de lo que ocurre en casa, es culpa suya.

Muchas veces, de forma inconsciente, se establecen diferencias entre un hijo y otro, provocando que uno de ellos sienta que no está atendido y que no vale lo mismo para sus padres que su hermano. Esto tiene un nombre en psicología que se llama “el síndrome del niño invisible”.

Marian Rojas, psiquiatra de cabecera que nos sienta en su diván cada fin de semana con Cristina López Schlichting, explica en qué consiste.

Porque ya no solo es cómo afecta a los niños, sino que, cuando ellos crecen, tienen un sinfín de consecuencias psicológicas de la que no son conscientes y que hay que tratar en terapia.

En qué consiste este síndrome que puede tener consecuencias nefastas

Parece una tontería, pero tratar con muchas diferencias a un hijo o a otro, puede traer consecuencias verdaderamente nefastas para ellos. Y es que se sienten “ignorados o desplazados, emocionalmente invisibles” como explicaba Marian Rojas.

Ella misma explicaba en qué consiste este síndrome, y no es otra cosa que, de forma inconsciente desplazar a un hijo en pro de atender a uno que lo necesita, o porque es especialmente problemático, o porque tiene necesidades especiales.

Los padres están en otra cosa, en modo supervivencia, son circunstancias a veces insuperables. Los niños captan el agotamiento de los padres, no quiere ser una carga y se convierten en niños buenos para compensar” confirmaba Marian Rojas.

Dos niños jugando

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Dos niños jugando

Y es que, aunque para que esos niños sea un buen método, esto hace que a la larga tengan consecuencias psicológicas difícil de gestionar. “Hay una autoestima condicionada, “me quieren porque no molesto. Si ayudo todo va bien”. Dejas de expresar quién eres para intentar ser ese hijo que no preocupa en casa, si lo haces, te entra la culpa” explicaba.

Todo esto hace que esos niños comiencen a callarse y adopten un rol que se repetirá en su adultez. “Cuando se hacen mayores, tiene consecuencias. Tiene una madurez temprana porque tiene que asumir un rol y darse cuenta de cosas a edades que no tienen que ser” decía.

Hay ansiedad encubierta, no compartes todo lo que te gustaría compartir. Puede surgir el sentimiento de culpa por hacer las cosas bien, hay dificultad para pedir ayuda” decía.

La frase que debería alarmarte si te la dice tu hijo

Marian Rojas confiesa que ha visto a muchos adultos en consulta que han sufrido este síndrome en su niñez, y que eso ha hecho que muchos tengan miedo a expresarse, a ser cómo son, y a salirse “de lo establecido”.

Por eso, quería explicar en 'Fin de Semana' que hay solución y que debe empezar, precisamente, por los padres. “Que los padres no se culpabilicen, porque en modo alerta cuando un hijo sufre, tu cerebro está en modo supervivencia, y se focaliza en el que ves que está en riesgo” empezaba aconsejando.

Ofrece soluciones, y es que dice que, una vez que te has dado cuenta, puedes repararlo. “Si estás captando que le pasa a un hijo tuyo, dale un espacio especial a este, validar sus emociones aunque sean la mitad de lo que sufre el otro, que te interesen sus temas” explicaba.

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Confiesa que se puede revertir este síndrome, pero hay que estar especialmente “avispado” para captar que tu hijo lo está sufriendo. Por eso, avisa de una frase que debería ponerte en modo alerta.

Si te dice 'no te quiero molestar', activa la alerta. Cuidado” decía.

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