Un experto en gestión estratégica analiza el cambio de hora en España y el horario de invierno: Cómo afecta a un país donde el sol y la vida en la calle son motores económicos con una cultura de cenas tardías y ocio nocturno
Luis Manuel Cerda Suárez, profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) analiza el impacto en la salud, la economía y el estilo de vida ante la posibilidad de abandonar el cambio de hora semestral en España

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Logroño - Publicado el - Actualizado
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Este domingo, 26 de octubre, España volverá al horario de invierno. A las 3 de la madrugada, los relojes se retrasarán una hora, pasando a ser las 2, lo que nos dará una hora extra de sueño pero también marcará el comienzo de tardes más cortas. En ciudades como Logroño, el sol amanecerá sobre las 7:31 h y se pondrá a las 18:16 h, dejando una duración del día de aproximadamente 10 horas y 45 minutos. Este ajuste nos adentra progresivamente en días más cortos hasta el solsticio de invierno.
El eterno debate: ¿verano o invierno?
Este cambio reabre cada seis meses el debate nacional sobre la idoneidad de mantener dos horarios. El horario de verano se asocia a una mayor vida social y actividad económica, con más horas de luz por la tarde que facilitan el ocio y las actividades familiares. Sin embargo, el horario de invierno, según los expertos, se alinea mejor con nuestros ritmos biológicos y la salud, aunque limita la actividad vespertina al reducirse las horas de luz por la tarde.

Cambio de hora
La vida en un horario fijo: ¿cómo nos adaptaríamos?
Para analizar las implicaciones de un posible horario fijo, interviene Luis Manuel Cerda Suárez, profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y experto en gestión estratégica. Cerda Suárez señala que si Europa elimina el cambio y España se queda con el horario de invierno, "deberíamos ir adaptando progresivamente nuestros hábitos a esos ritmos naturales de luz". El experto recuerda que nuestro país, pese a mantener el horario de Berlín, geográficamente tiene una luz solar más parecida a la de Lisboa, lo que exige una reorganización de nuestras rutinas.
La transición hacia un horario fijo podría ser más sencilla gracias a la tecnología. El profesor Cerda menciona herramientas como la inteligencia artificial para optimizar la planificación. "Ya conocemos desde hace algún tiempo esos edificios inteligentes donde se ajusta la climatización o la iluminación en función del número de personas o de la luz solar", explica. Además, tecnologías como persianas que se regulan solas, luces que se activan por presencia o asistentes virtuales como Alexa ya permiten "ajustar rutinas domésticas de forma automática", facilitando un uso más racional de la energía y mejorando el bienestar de las personas.

Una puesta de sol desde un chiringuito
Ya hay un abanico importante de tecnologías que permiten planificar de una manera más racional"
Profesor de la Facultad de Economía y Empresa
Impacto en la productividad y la economía
El cambio de hora no es inocuo para la economía. Según Cerda Suárez, existen "diversos estudios" que demuestran impactos negativos en la productividad. Se ha observado un aumento en las "ausencias, permisos laborales para ir al médico por trastornos del sueño o cansancio" en las semanas posteriores al cambio. "En algunos casos también se ha comprobado que los costes de las empresas también incrementan de manera significativa", añade el experto. Incluso se ha registrado un repunte en los accidentes de tráfico, lo que evidencia un doble impacto significativo en la salud y en la productividad empresarial.
Una de las grandes incógnitas es cómo afectaría un horario de invierno permanente a sectores clave como el comercio, la hostelería o el turismo, en un país donde el sol y la vida en la calle son motores económicos. España es "un país de sol y playa" con una cultura de cenas tardías y ocio nocturno. El profesor Cerda reconoce que "culturalmente, siempre la llegada de la primavera y del verano, pues parece que nos alegra, ¿no? Nos levanta el ánimo". Esta preferencia social por el horario estival convierte la decisión en un dilema complejo, que el experto compara con el clásico debate nacional de si "la tortilla se hace con o sin cebolla".

El Sol
Probablemente al final las personas nos acostumbramos a los hábitos y nos adaptaríamos fácil"
Profesor de la Facultad de Economía y Empresa
A pesar de la división de opiniones, Cerda Suárez concluye con una nota de optimismo sobre nuestra capacidad de adaptación. Sugiere que, aunque un cambio permanente ahora parezca "algo difícil de entender, probablemente al final nos adaptaríamos fácil". El debate, por ahora, sigue abierto, pero la posibilidad de un futuro con un horario unificado para todo el año obliga a la sociedad española a reflexionar sobre qué modelo de vida y de trabajo prefiere para el futuro.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.