La vida en los corralones de Málaga revive en el Perchel y la Trinidad
Una muestra navideña desvela la historia de estas viviendas comunitarias, desde la dura vida de sus vecinos hasta ser la cuna del flamenco y de Chiquito de la Calzada

Historia de los corralones
Málaga - Publicado el
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La historia de los barrios de la Trinidad y el Perchel en Málaga revive estos días con una muestra navideña que se celebra del 10 al 13 de diciembre en sus corralones. Esta iniciativa incluye rutas históricas guiadas por el presidente de la Asociación Cultural Zegrí e historiador Salvador Jiménez, que permiten descubrir la singularidad de esta tipología de vivienda que ha marcado la identidad de la ciudad.
Así se vivía en los corralones
Los corralones son una tipología de vivienda heredada del pasado romano y andalusí, caracterizada por una estructura que gira en torno a un patio central. Según explica el historiador Salvador Jiménez, llegaron a albergar a una gran multitud de vecinos. “Los más grandes llegaron a albergar hasta 100 familias”, señala, como los que estaban ubicados en la calle Cerrojo. Estas familias, además, solían ser muy numerosas, con hasta 12 o 14 hijos.
Su construcción era económica, lo que beneficiaba a los propietarios, y su cercanía a las antiguas fábricas de la zona permitía a los trabajadores reducir el tiempo de desplazamiento en jornadas laborales que alcanzaban las 12 y 14 horas. Sin embargo, las condiciones de vida eran muy precarias, careciendo de elementos básicos como cuartos de baño privados, que eran sustituidos por letrinas compartidas. La intimidad era casi inexistente; en muchos casos, "la separación del dormitorio principal con el de los niños era simplemente una cuerda con una manta cogida con pinzas".
La separación del dormitorio principal con el de los niños era simplemente una cuerda con una manta cogida con pinzas"
Historiador
El patio, corazón de la vida en común
A pesar de las dificultades, en los corralones existía una humanidad y un sentido de comunidad que se ha perdido en la actualidad. El patio central era el punto de encuentro y un espacio multiusos donde los vecinos convivían. Allí se encontraba el lebrillo, que servía “para lavar la ropa, para lavar al niño y para hacer la masa de los borrachuelos cuando llegaba Navidad”.
La vida social era intensa. Los vecinos se reunían a las puertas de sus casas "a referir", una forma de socializar y mantenerse unidos. Esta solidaridad se manifestaba especialmente en los momentos de necesidad. Cuando una familia lo pasaba mal, el resto de la comunidad se volcaba para ayudar. "Con decirle ‘mira, que me ha sobrado un plato de potaje’, ya le estaban ayudando”, recuerda Jiménez sobre el modo sutil y respetuoso de ofrecer apoyo.
Me ha sobrado un plato de potaje"
Historiador

Corralones
El Perchel, un barrio con identidad propia
El barrio del Perchel fue durante mucho tiempo un barrio marginal que vivía “de espaldas al centro histórico”, separado de la burguesía que residía en el corazón de la ciudad. Esta circunstancia dio lugar a una forma de hablar y de ganarse la vida muy particular, con oficios y personajes singulares como las colilleras, los barateros o los charranes.
En este contexto surgieron también bandas juveniles como la partida de la Tizne, formada por “zagales de 12, 13, 14 años que se dedicaban a buscarse la vida en pequeñas bandas” sisando en los mercados. Esta realidad social fue inmortalizada por el pintor Moreno Carbonero, también perchelero, en su cuadro La Partida de la Tizne.
Además, el Perchel es considerado el origen del flamenco en Málaga, cuna de artistas como La Repompa o El Piyayo. De allí surgió también el grupo de los Vargas, del que formó parte un joven Chiquito de la Calzada antes de convertirse en una leyenda del humor. Con ellos llegó a actuar en Japón, una de las anécdotas que relataría años después.
Hoy, los corralones que aún se conservan, como el de la calle Imagen o el emblemático Corralón de Santa Sofía, han sido rehabilitados. Aunque mantienen la esencia de la vida en torno al patio, están adaptados al siglo XXI con todas las comodidades, permitiendo a sus vecinos, muchos de ellos mayores, seguir viviendo en el corazón de su barrio sin perder sus raíces.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.



