Ana González (34), único caso en La Rioja, cría a su hija con un propósito claro: "Que pueda decidir y que siga, si ella lo desea, porque esto siempre formará parte de su vida”
A sus 34 años y sin tradición familiar, una mujer rural crea una ganadería con la que recorre las montañas de La Rioja mientras cría a su hija de dos años

Ana González (34), único caso en La Rioja, cría a su hija con un propósito claro
Logroño - Publicado el
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La Rioja, al igual que otras regiones de España, se enfrenta al reto de la despoblación rural. Con más del 60% de sus municipios por debajo de los 300 habitantes, el campo riojano busca nuevas formas de subsistencia. En este contexto surgen figuras como la de Ana González Choza, una joven ganadera que no solo ha apostado por el mundo rural, sino que lo ha hecho recuperando una tradición casi perdida, la trashumancia, y convirtiéndola en su proyecto de vida y familia.

Ana, Eda y David
Una vida dedicada al campo sin tradición familiar
Ana González, de 34 años y natural de Santo Domingo de la Calzada, es la única ganadera trashumante de La Rioja sin antecedentes familiares en el sector. La iniciativa la comenzó su marido con unas ovejas, a las que luego sumaron cabras. Ahora, con una hija en común, han consolidado su proyecto. "Hemos decidido formar esta titularidad compartida", explica Ana. Recientemente han incorporado vacas y continúan "construyendo esta forma de vida, muy contentos, muy felices y luchando por ello".
Estamos construyendo esta forma de vida, muy contentos, muy felices y luchando por ello"
Ganadera

Eda también vigila al ganado
Conciliar en plena naturaleza
La conciliación es uno de los grandes retos para las mujeres rurales, y Ana lo afronta de una manera única. Su hija Eda, de dos años y que da nombre a la ganadería familiar, es su compañera inseparable en la trashumancia. Su día a día es "un poco complicado", pero lo tienen organizado, "nos levantamos, desayunamos, nos preparamos, cogemos el coche y en marcha". Juntas suben a los picos riojanos, donde pastan las ovejas y cabras, para cuidar del ganado y alimentar a los perros.
Actualmente, la familia se prepara para la campaña de vacunación de la lengua azul, tras la cual regresarán a Santo Domingo. Sin embargo, el futuro presenta nuevos desafíos. El año que viene Eda empezará el colegio, lo que obligará a la familia a modificar sus rutinas. "Va a ser un poco más complicado", admite Ana, ya que ahora no tienen horarios fijos. "Ya el colegio va a marcar unos ritmos, y habrá que adaptarlos", reflexiona.
El colegio va a marcar unos ritmos y habrá que adaptarlos"
Ganadera

Ana, Eda y David
Un legado de amor por la tierra
Pese a las dificultades, Ana está convencida de que criar a su hija en este entorno le aporta unos valores espectaculares. "A ella le encantan los animales, lo está mamando desde bien pequeñita", afirma. El objetivo es que Eda pueda decidir su futuro con libertad, pero con la opción de continuar el legado familiar. "Queremos que continúe, si ella quiere, porque esto lo va a tener, y si no, pues, que haga lo que a ella más le guste y que pueda disfrutar de la naturaleza y los animales", concluye.
Hablar de ganadería es hablar de un modo de vida que, para muchos, podría tener los días contados. Los tiempos son cada vez más complicados, la rentabilidad es escasa mientras el lobo acecha en el monte. El número de explotaciones ganaderas descienden a medida que los mayores se despiden de su ganado. No hay relevo general, o sí, hay historias que iluminan la esperanza. Es la historia de Eda, una niña riojana que está a punto de cumplir los dos años y medio de vida. Una vida que transcurre de manera calmada, sosegada, entre animales, en el monte.
Eda da sus primeros pasos entre ovejas y vacas, siempre protegida por sus perros. Sus padres, David y Ana, la portan en brazos durante un recorrido en el que se respira aire puro. La sierra riojana se abre camino en todo su esplendor ante sus ojos. Es el futuro de la ganadería riojana. Es la esperanza para la trashumancia.
Es el motor de una pareja que está convencida de que su hija crece con valores y para la que solo piden salud. No saben qué les deparará el futuro, si Eda continuará con la ganadería a la que da nombre, pero sí saben que el presente de Eda es diferente al de otros niños, con colores, olores y sabores que la unen para siempre a la tierra.
ruta trashumante por la rioja
La ruta trashumante que siguen Ana y David no les lleva a Extremadura ni a ninguna otra comunidad del sur, como se hacía antiguamente. La suya es una ruta de proximidad de unos 50 kilómetros.
Durante el trazado, caminan por la ladera del monte San Lorenzo, el más alto de La Rioja, a más de 2.000 metros. Después bajan, hasta estacionar al rebaño sobre los 1.600 metros, donde las ovejas ya pastan a su aire.

Eda
Siempre acompañados por sus perros y con la atención puesta en la posible presencia del lobo. El año pasado ya sufrieron algún ataque al rebaño, ahora anticipan semanas de mayor presencia.
Son muchas las dificultades que se encuentran en su día a día pero también tienen una fortaleza que supera todos los problemas: Su trashumancia es mucho más que un modo de pastoreo, es una forma de entender la familia, una modo de entender la vida.
Un modo de vida que pasa por adaptarse a los tiempos. En la ganadería Eda ya trabajan con su nuevo proyecto, 'Regeneración de pastos' a través del vallado virtual con las vacas. Collares GPS que ya porta la ganadería de esta familia de trashumantes.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.