Se pierde una gabardina de un cliente en un hotel y el dueño toma una decisión por la que se rebelan los trabajadores: con amenazas
Una anécdota que recogía la cuenta de X, antiguo Twitter, @SoyCamarero y que no dejaba indiferente a nadie

Recepción de un hotel
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Verano, buen tiempo y vacaciones. Son tres ingredientes que hacen que esta época estival sea una de las preferidas por millones de personas en el mundo y, en particular, en nuestro país.
Y es que podríamos decir que España es uno de los países en los que el verano es más agradable, y no hablamos solo de las temperaturas (que muchas veces son excesivas), sino porque sus playas y paisajes lo hacen uno de los destinos más atractivos.
Así podemos ver cómo son muchos los famosos que pasan por nuestro país para disfrutar de sus vacaciones, como Dua Lipa, Madonna o Leonardo DiCaprio. Por eso, no es de extrañar que el sector de la hostelería esté hasta los topes en esta temporada.

La playa y la bahía del complejo turístico de Santa Eulalia, isla de Ibiza
Tanto es así, que piden refuerzos para poder mantener sus negocios y evitar que queden clientes sin atender. Aun con todo, es complicado que no pasen cosas, no haya descuidos y no los acaben sufriendo los propios hosteleros.
Esto ha pasado en un hotel de nuestro país, donde un cliente perdió una gabardina y, a raíz de ahí, se ha montado una buena. Podría decirse, sin duda, que se formó toda una montaña a partir de un grano de arena.
El motivo por el que los trabajadores se han rebelado
Se trata de una anécdota que ha rescatado la cuenta de X, antiguo Twitter, @SoyCamarero, que se dedica a hablar de las condiciones de la hostelería en España y de anécdotas que ocurren en el mismo.
En esta ocasión, se trata de un hotel de España, en donde un cliente perdió, se entiende que sin querer, una gabardina. Enseguida llamó al hotel para recuperarla y que le pudieran dar una solución.
Hasta aquí todo normal, si no fuera porque la gestión que hizo el dueño por esta pérdida hizo que sus propios trabajadores se rebelaran. A través del grupo de WhatsApp que tenía con los trabajadores, mandó un mensaje que los desconcertó.
“Os informo de que en caso de que no seamos capaces de que aparezca, debemos hacernos cargo con nuestras propinas. Ruego que hagamos un esfuerzo por recordar y/o buscar a fondo antes de tomar la decisión” decía el dueño.
Claro, una decisión que molestó, y mucho, a los trabajadores. Así pues, uno de ellos decidió contestar por privado al mensaje. “Hubiese sido lógico consultar eso antes de amenazar a un personal que trabaja con malas condiciones, malos salarios e insignificantes propinas. No es legal amenazar al personal con quitar un dinero que no es de la empresa, es del personal” empezaba diciendo.
Por eso mismo, pedía al dueño que rectificase esa decisión antes de verse obligados a hacer otras cosas. “Si esa chaqueta era tan importante, que la pague la persona que conocía su importancia y no la guardó como es debido” decía.
Además, empezaron a intervenir otros trabajadores, que decían que ellos no son los únicos que pasan por esa parte del hotel y no son los que deberían pagar el pato.
Las pérdidas de 500 euros por lo que hacen estos clientes
Juanjo Gondar tiene un asador en Marín, Pontevedra, que se llama Lapamán, y donde sufre mucho el tema de las reservas sin cancelar.
Él mismo vivió, el pasado 22 de junio, una situación digna de película, que le llevó a una gran incredulidad. Era domingo y en pleno verano cuando le dejaron colgado cuatro reservas de unas 20 personas.
Nunca le llegaron a avisar de que cancelaban la reserva, y fue él quien tuvo que llamar para reclamar lo que es suyo. “Salí de la parrilla y me fijé que había varias mesas vacías. Los compañeros no se habían dado cuenta porque también estaban a tope y cuando fui a ver las horas de las reservas ya había pasado como una hora y no había nadie y les llamamos” explicaba en 'La Tarde'.

Pontevedra
Y es que les habían causado una pérdida de 500 euros en solo una jornada. “Nos cogieron el teléfono y nos dijeron que habían cambiado de opinión y tal, por la niña que estaban en la playa y que ya les daban de comer allí, lo cual bueno, pues pues falta de empatía importante, no cuesta nada llamar” explicaba.
Otro de los clientes que no se había presentado explicaron que llamaron pero nadie les había contestado. “Si no te cogemos el teléfono, puedes darle al botoncito de cancelar la reserva, no cobramos nada, no hay ningún tipo de inconveniente. Así nos sale esa mesa liberada en el mapa y por lo tanto que la habíamos dicho a muchas mesas que no teníamos hueco” decía.