Los tremendos errores que cometes con el queso y que podrían arruinarlo
Hay una serie de errores que cometes con el queso y que resultan imperdonables, tanto como para arruinarlo
COPE.es
Tiempo de lectura: 3'Actualizado 03 mar 2020
El queso es uno de los alimentos más populares del mundo. Difícil que falte en alguna mesa y que no lo degustemos en nuestro día a día. Por sí solo, como aderezo e incluso como parte fundamental de aquello que solemos comer.
Lo que para los antiguos griegos era “un regalo de los dioses” se trata en nuestros días de algo accesible para todos. Entre el año 8.000 antes de Cristo (cuando la oveja fue domesticada) y el 3.000, empezó a elaborarse el queso. Una vez que su consumo se normalizó en Grecia y Roma, no tardó en llegar al resto de Europa.
Los errores que cometes con el queso
Como habitual de la cocina, no todo lo que hacemos a la hora de consumir el queso está bien. Hay algunos errores que cometemos a este respecto, y que merece la pena desterrar de nuestras costumbres. Si lo hacemos, disfrutaremos más del alimento. En COPE resaltamos estos.
No cortes el queso siempre en cuñas
Pensar que la cuña es la forma en la que debemos cortar cualquier tipo de queso es una equivocación que no nos podemos permitir. Lo deseable sería un corte y una herramienta concretos para cada tipo de queso.
Hay algunos que se cortan en forma de flor. Otros, por su parte, se cortan en forma de lira o tacos. Es verdad que la mayor parte de quesos se cortan en cuña, pero hay algunas excepciones, como estas, a tener en cuenta.
No tires el queso si tiene un poco de moho
Sí, por increíble que parezca el queso se puede comer con moho. Con un matiz, claro: que esté nada más que en una pequeña zona. Si es así, puedes seguir comiendo ese queso sin problemas. Retira la parte con moho y listo.
El queso, al igual que otros alimentos como los pimientos y el salchichón, se puede comer aunque tenga moho. De hecho, hay quesos en los que el moho, directamente, se come. Es el caso de los quesos azules.
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No pienses que el queso está malo por oler fuerte
Si el queso blanco suave huele mal, estará en mal estado. Sin embargo, no podemos aplicar esta máxima al queso de Cabrales y a otros más tradicionales en Francia, como el Roquefort. Los expertos dicen que el olor no tiene por qué hablar mal del sabor del queso.
No tiene por qué ser malo comerse la corteza del queso
En el caso de que el queso sea natural, podemos comernos la corteza si queremos. Si el queso tiene una corteza que es artificial, sí que es recomendable no consumirla: es posible que en su elaboración se hayan utilizado materiales sintéticos y ceras. En el caso de la corteza natural, ha sido sometida a un lavado y cepillado en el proceso de elaboración del queso.
No dejes el queso que no te comas en la encimera
Lo mejor es conservar el queso a una temperatura entre 8 y 14 grados. Por lo tanto, hay que guardarlo en el frigorífico. Si lo dejamos en la encimera, corremos el riesgo de que se seque, tenga menos sabor… Lo mejor sería que lo cortemos y lo dejemos en reposo una hora, a temperatura ambiente, cuando vayamos a comerlo.
El queso rallado y el queso en lonchas no son queso
Es difícil que nos fijemos en las etiquetas al comprar estos productos, pero estas no dejan lugar a las dudas: son lácteos fermentados con mucha sal, aditivos y colorantes. Lo fácil es recurrir a estos sustitutivos por comodidad, pero lo que deberíamos hacer es cortar el queso en lonchas o rallarlo por nuestra cuenta.
Si prestamos atención a estos pequeños detalles que pueden pasar fácilmente desapercibidos, el queso será un aliado aún más formidable para triunfar en casa, con o sin invitados a la mesa.
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