Qué dice la psicología de quienes ayudan a los camareros a recoger la mesa después del servicio
Esto es lo que dice de ti si ayudas al camarero sin que te lo pidan: es mucho más que buenos modales

Una camarera sirviendo en un cafetería
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Existen gestos cotidianos que, aunque pasen desapercibidos, pueden reflejar rasgos importantes de nuestra personalidad. Un ejemplo común se da en bares y restaurantes, cuando un comensal recoge su plato, junta los cubiertos o deja la mesa ordenada después de comer. Este tipo de comportamiento no solo se percibe como una señal de buena educación, sino que también revela mucho sobre el carácter de la persona que lo realiza.
Hablamos de gestos como los de recoger una servilleta que ha caído al suelo o entregar los recipientes sobre los que uno ha degustado el servicio solicitado y entregarlo en barra, esos gestos que ayudan al camarero. Este gesto, que muchas personas tienen interiorizado, no es solamente señal de buena educación, sino que este comportamiento puede ser una señal de lo que es psicología se conoce como conducta prosocial.

Un gesto que habla por sí solo
Estamos en un mundo globalizado en el que prima la inmediatez y, en ocasiones, la individualidad. Hacer pequeñas acciones por el resto sin esperar nada a cambio es un comportamiento que se acerca a la humildad y la empatía. Para quienes están de cara al público, recibir pequeñas ayudas puede suponer un alivio.
El periodista Lachlan Brown, especializado en psicología, ha avanzado en la materia de este tipo de conductas para examinar qué hay detrás de estos gestos. De acuerdo con el estudio llevado a cabo por Brown, estos gestos denotan solo cosas positivas, como la humildad y la empatía, es decir, que poseen una mayor capacidad para entender y compartir los sentimientos de los demás, como también actuar desinteresadamente.
características comunes de los comensales
En el artículo publicado en Global English Editing, Brown menciona que estas personas tienen plena conciencia de sus actos, o sea que actúan de inmediato y son muy responsables de sus propias vidas. Los rasgos que resalta Brown son los siguientes:
- Respeto al espacio de los demás: ayudar después de comer en un restaurante no se trata solo de orden, sino de reconocer que este espacio no es solo nuestro. Resalta la empatía, ya que se tiene conocimiento del espacio del otro y el de uno mismo.
- Consciencia de las acciones: tienen en cuenta la responsabilidad de los comportamientos y sus consecuencias y cómo esto puede afectar al resto.
- Autodisciplina: demuestra la disposición a asumir responsabilidades y la determinación de mantenerse firme a sus principios, incluso ante los inconvenientes.
- Orientado al detalle: según un estudio de la Universidad de Minnesota, las personas detallistas tienen más probabilidades de realizar un trabajo de alta calidad y alcanzar sus objetivos.
- Alta inteligencia emocional: la capacidad de comprender y gestionar no sólo sus propias emociones sino también de empatizar con los demás. Las personas emocionalmente inteligentes suelen ser consideradas amables y comprensivas.
- Responsabilidad: asumir la responsabilidad de las propias acciones, incluso si se trata de algo tan pequeño como limpiar en un restaurante, es una señal de madurez y respeto por los demás.
- No le importan las opiniones de los demás: no lo hacen para parecer educados o amables, sino que lo hacen de acuerdo a sus valores.
Colaborar en recoger la mesa en un restaurante puede parecer algo pequeño, pero en realidad refleja valores y cualidades personales muy arraigadas. Estas acciones no solo alivian el trabajo del personal, sino que también ayudan a fomentar una sociedad más comprensiva, humilde y comprometida.