La humillación a la que sometió Fernando VII a los españoles con el extravagante regalo que hizo a los ingleses: muy olvidado
El rey 'deseado' cometió un atropello contra el pueblo que a día de hoy es poco recordado y que supuso un cambio en nuestra historia

Fernando VII
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Era, durante mucho tiempo, considerado el “rey deseado”, ya que su rostro y lo que podría suponer su reinado marcaba, para los españoles, el fin de la ocupación francesa y de un rey ilegítimo. Sin embargo, cuando por fin accedió al trono, se descubrió su verdadero rostro y se transformó, pronto, en 'el rey felón'.
Por supuesto, se trata de Fernando VII, el hijo de Carlos IV, que se convirtió en uno de los peores monarcas que ha tenido nuestro país y que llegó a ser uno de los mayores absolutistas que más daño hizo a la Corona y al pueblo.
Por todos son conocidas sus traiciones al país, que pasaron por su absoluta ambigüedad, por su servilismo casi ridículo a Napoléon y a los franceses y al rechazo de la Constitución de 1812 devolviendo al pueblo al absolutismo. Su soberbia y sus ambiciones desmedidas hicieron de su reinado uno de los más tortuosos de nuestra historia.
Sin embargo, hay muchas otras actitudes del 'deseado' o 'felón' que también supusieron una humillación para todos los españoles y que, por el resto de traiciones, han pasado desapercibidas.
Todo empezó con José Bonaparte
Para entender esta nueva humillación de Fernando VII, tenemos que remontarnos al reinado de su predecesor, José I Bonaparte, hermano de Napoléon y puesto en el trono español por el mismo.
Su reinado duró desde 1808 hasta 1813, y fue justo en el mismo año en el que terminó cuando Napoleón se puso en contacto con su hermano para una comunicación muy especial: la campaña en Rusia estaba fracasando.
Le pidió ayuda para frenar al enemigo en Francia y fue entonces cuando José I mandó a las tropas francesas en la Península Ibérica replegarse y cruzar hasta su país con el fin de frenar cualquier avance hostil.
Lo que no sabían sus soldados era que el propio Bonaparte se estaba preparando desde Madrid para ir con ellos, porque algo en él le decía que su reinado estaba próximo a su fin y que era muy posible que nunca regresase a la capital española.
Así fue como empezó a preparar su equipaje para volver a Francia, y aquí es donde comenzaría la nueva traición de Fernando VII a los españoles. Y es que en las maletas que preparaba como valija, metió grandes obras pictóricas de la colección real.
Entre ellas, 'El aguador de Sevilla', de Velázquez, uno de los cuadros mejor considerados entre su catálogo. También se llevó 'Danae recibiendo la lluvia de oro' de Tiziano y numerosas obras de Giulio Romano, Elsheimer o Correggio.

'El aguador de Sevilla', de Diego Velázquez
Un equipaje que valía su peso en oro y que nunca llegó a introducir en Francia. Y es que cuando José I quiso cruzar la frontera, se encontró con que el futuro Duque de Wellington, Arthur Wellesley, les estaba cortando el paso.
Así se libró la 'batalla de Vitoria', que supuso una derrota aplastante a los franceses y por la que España se liberó, por fin, de Francia. Y esa victoria no se saldó solo con eso, sino que el futuro Duque de Wellington se haría con las obras que iban en la valija de José I.
La humillación de Fernando VII con el regalo a los ingleses
El Duque de Wellington, feliz de haber derrotado a los franceses en España y de liberarlos del enemigo común, mandó las casi 200 obras pictóricas a Londres para que las examinaran y las catalogaran.
Lord Maryborough, hermano del Duque de Wellington, observó con absoluta precisión todas estas obras y determinó que eran de un valor incalculable, y avisó a su hermano de que la procedencia era española.
Para no enemistarse con el nuevo rey, Fernando VII, el Duque de Wellington avisó al monarca de que en su posesión estaban todas estas obras, y le expresó el deseo de devolverlas a su país.

Fernando VII
Sin embargo, parece que Fernando VII tenía mejores cosas que hacer y nuevas traiciones que perpetrar, y nunca le dio respuesta. Insistiendo desde Londres, volvieron a contactar con el rey dos años después para devolverle las obras.
Esta vez sí que contestó, y lo hizo, una vez más, con una humillación a los españoles. Fue a través del representante español en Inglaterra, y contestó con una breve carta en la que anunciaba que, por él, podían quedarse las impresionantes obras.
“Su Majestad, conmovido por vuestra delicadeza, no desea privaros de lo que ha llegado a vuestra posesión por cauces tan justos como honorables” contestaban desde España.
Para el Duque de Wellington fue una alegría tremenda, ya que en ese momento estaba creando su propia colección de arte. Así pues, esas casi doscientas obras pasaron a formar parte de su patrimonio, y así es como podemos ver esas obras expuestas en Londres.
Lo curioso de todo esto es que apenas tres años más tarde del 'regalo', el rey decidió crear el Museo del Prado, una de las pinacotecas más importantes del mundo. Y no, la culpa no fue de los ingleses, sino del 'rey felón' que decidió dinamitar su propio patrimonio y humillar, de una forma subrepticia, a los españoles una vez más.