De corso a emperador, la historia menos conocida de Napoleón: nació en el extranjero y acabó gobernando Francia

Gobernó Francia, cambió Europa y pasó a la historia como un símbolo nacional. Pero detrás de su imagen de conquistador se esconde un detalle que pocos conocen. 

Retrato ecuestre de Napoleón Bonaparte

Retrato ecuestre de Napoleón Bonaparte

Cristina Carazo

Madrid - Publicado el

3 min lectura

Cuando pensamos en Napoleón Bonaparte, lo primero que se viene a la cabeza es la imagen del gran emperador francés, el hombre que puso a media Europa a sus pies y que acabó siendo derrotado en Waterloo. Sin embargo, hay un detalle que muchos pasan por alto: Napoleón no era tan francés como solemos creer. De hecho, sus raíces eran más italianas y corsas que galas.  

 Un corso en tierras francesas 

Napoleón nació en Ajaccio, en la isla de Córcega, en 1769. Apenas un año antes, esa isla había dejado de ser territorio de la República de Génova para pasar a manos de Francia. Es decir, cuando vino al mundo, su tierra acababa de cambiar de bandera. En casa, además, no se hablaba francés. Su lengua materna era el corso, un idioma muy parecido al italiano. 

Por eso, cuando fue enviado de niño a estudiar a la Francia continental, Napoleón apenas sabía expresarse en el idioma de Molière. Sus compañeros de clase se burlaban de él por su acento extraño y porque no entendía bien las lecciones y contenidos que se impartían en clase. Nada hacía pensar que aquel chico tímido y con poco dominio del francés, acabaría convirtiéndose en uno de los líderes más famosos de la historia de ese país.

 De Buonaparte a Bonaparte  

Otro detalle que muestra sus raíces es el propio apellido familiar: originalmente era Buonaparte, con clara sonoridad italiana. Fue el propio Napoleón quien lo "afrancesó", eliminando la u para integrarse mejor en su nuevo entorno y dar una imagen más cercana al país que quería gobernar. Es un ejemplo perfecto de cómo fue dejando de lado poco a poco su origen corso para convertirse en símbolo de la nación francesa. 

Napoleón Bonaparte

Napoleón Bonaparte

Sin embargo, sus primeros años dejan claro que se sentía ligado a Córcega. En su juventud, incluso apoyó las ideas independentistas del líder corso Pasquale Paoli, que soñaba con una isla libre de franceses. Durante un tiempo, Napoleón se debatió entre esa identidad isleña y la ambición que lo empujaba hacia París. Finalmente, ganó la segunda.

un estudiante particular 

En la academia militar de Brienne, Napoleón no fue precisamente el más popular. Sus compañeros lo llamaban "el pequeño corso" por su acento y por su estatura. Se refugiaba en los libros de historia y estrategia, donde encontró un mundo en el que sí podía brillar. Allí empezó a forjar esa imagen de estratega que más tarde lo convertiría en leyenda. 

Un dato curioso es que, según algunos testimonios, cuando se enfadaba prefería insultar en italiano antes que en francés. Era la lengua en la que se sentía más natural y espontáneo.

Napoleón siempre tuvo claro que quería pasar a la historia. Pero para lograrlo, sabía que debía dejar atrás la etiqueta de extranjero. De ahí que adoptara costumbres francesas, cuidara su imagen y buscara el favor de la élite de París.

 El mito y la contradicción 

Lo curioso es que, a pesar de todo ese esfuerzo por parecer el francés más francés, muchos aristócratas nunca lo vieron como uno de los suyos. Su origen corso seguía siendo un estigma, aunque el pueblo y el ejército lo adoraban. Esa mezcla de rechazo y fascinación lo acompañó toda su vida. 

Incluso después de convertirse en emperador, la sombra de sus raíces estaba ahí. Se cuenta que en privado mantenía expresiones corsas y que nunca perdió del todo ese acento que tanto le había complicado los primeros años.

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