Lo que no te han contado sobre Miguel de Cervantes: su relación con Argelia, su verdadero apellido y el por qué fue enterrado en Madrid
Ana Velasco analiza la etapa de Cervantes como soldado y prisionero y revela detalles poco conocidos de su vida en 'Herrera en COPE'

Madrid - Publicado el
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La llegada a los cines de 'El cautivo', la nueva película de Alejandro Amenábar, ha reavivado una de las etapas más desconocidas y polémicas de la vida de Miguel de Cervantes: sus cinco años como prisionero en Argel y los momentos clave que marcaron su vida personal.
En la sección 'Curiosidades de la Historia' de 'Herrera en COPE', la historiadora Ana Velasco ha analizado qué hay de cierto y qué no en la producción que está dividiendo a la crítica y al público.
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soldado al servicio del rey
Antes de ser capturado, Cervantes llevó la vida de un joven comprometido con su tiempo. "Él venía de una familia que había sido un poco rica, pero que poco a poco había ido cayendo en decadencia. Su padre se dedicaba a ser barbero sangrador, una especie de cirujano de la época", explica Velasco.
Decidido a labrarse un destino propio, Cervantes se alistó al servicio del rey para combatir contra los turcos, que en aquellos años, sembraban el caos político y social en el Mediterráneo.
"Participó en la Batalla de Lepanto, incluso estando muy enfermo, y recibió un disparo de arcabuz que le dejó el brazo izquierdo tullido, de ahí viene su famoso apodo de 'El manco de Lepanto' ", añade la historiadora.
cautiverio en argel
En 1575, Cervantes fue capturado por corsarios berberiscos junto a su hermano Rodrigo. Mientras que su hermano fue liberado tras dos años, Cervantes permaneció cinco años en Argel hasta que los frailes trinitarios reunieron el rescate.
"Como era soldado y llevaba cartas de recomendación de Juan de Austria y del Duque de Sessa, sus captores pensaban que era noble y muy importante, aunque en realidad su familia no tenía un duro", comenta Velasco.

Cinco años de cautiverio en Argel
Durante su cautiverio, Cervantes recibió un trato relativamente privilegiado en comparación con otros prisioneros. "Estuvo con un encargado veneciano, no árabe, y probablemente hablaba italiano con él. Incluso se convirtió en corsario, pero nunca atacó a Venecia, de donde provenía su cuidador", detalla la historiadora.
curiosidades de su identidad
Pocos saben que Cervantes no se apellidaba realmente Saavedra. "Ese apellido se lo dio él mismo tras el cautiverio, probablemente para marcar esa etapa de su vida y su condición de veterano de Lepanto. En realidad, su madre se llamaba Leonor de Cortinas", explica Velasco.
Otro dato llamativo es que, pese a ser conocido como "El Manco", conservaba la mano derecha libre, la que usaba para escribir. "Esa discapacidad marcó su vida, pero la diestra, la de escribir, le quedó intacta", recuerda la historiadora.
Los frailes trinitarios, héroes silenciosos
El papel de los frailes trinitarios fue decisivo. "Se cree que liberaron a más de 20.000 cautivos en Argel. Tenían pasaportes especiales del rey y, en ocasiones, se ofrecían a quedarse ellos mismos como rehenes para que los demás pudieran regresar con sus familias", señala Velasco.
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En el caso de Cervantes, su intervención fue fundamental. No es casual que el escritor pidiera ser enterrado en el convento de las Trinitarias de Madrid, aunque hoy su tumba se considere perdida.
La vida de Cervantes como soldado y cautivo marcó profundamente su obra y sigue despertando curiosidad cinco siglos después. Entre la dureza del cautiverio y la libertad de la literatura, Amenábar ha vuelto a poner a Cervantes en el centro de la conversación.