¿Sed o hambre? Así es como tu cerebro puede engañarte y hacerte confundir una cosa con la otra cuando estás deshidratado
El hambre y la sed, necesidades vitales que dependen del hipotálamo, pueden confundirse en estos días de más calor

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En los meses cálidos de verano y ante la subida de las temperaturas, la sensación de deshidratación se vuelve más frecuente. Y es que las ganas de beber a menudo se confunden con el aumento del apetito.
Nuestro cerebro, y en concreto el hipotálamo, reacciona de forma parecida ante el mensaje sensorial de tener ganas de comer y de beber, activando en ambos casos los centros de recompensa del cerebro.
Por ello, es común que durante los meses de calor, aumente notablemente la sensación de hambre, pues nuestro cuerpo está trabajando en regular la temperatura corporal a través de la sudoración.
Sin embargo, antes de comer en exceso, es importante distinguir las ganas de comer con las de beber, ya que podríamos estar ante una posible deshidratación.

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La erónea respuesta automática de nuestro cerebro
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Las ganas de comer se suelen sentir en el estómago, mientras que las ganas de beber y la ausencia de líquido se suele percibir en la boca.
Sin embargo, la señal de necesidad que en ambos casos se trasladan al cerebro, son procesadas de forma similar, generando respuestas basadas en impulsos de actuación para alcanzar el placer que a menudo se confunden entre sí.
Las neuronas que reciben las necesidades corporales, no distinguen con claridad las insuficiencias que nuestro cuerpo sufre, pero sí es capaz de detectar la urgencia en que necesitamos saciar una deficiencia, por ello en casos de deshidratación en los que nuestro cuerpo "pide" agua, es confundido con una sensación excesiva de apetito.
Para evitar confundir la sed del hambre, algunos de los síntomas clave que nos podrían estar indicando que podríamos estar sufriendo de deshidratación son un aumento en la sensación de fatiga, sufrir de mareos e incluso sentir la boca seca y que no tenemos suficiente saliva.
alimentos imprescindibles para lidiar con el calor
Es importante, sobre todo para los grupos de riesgo como personas mayores y embarazadas, mantener una buena hidratación, especialmente en las zonas donde los meses de verano las temperaturas son elevadas y el riesgo de deshidratación es mayor.
Los alimentos que con prioridad debemos consumir, sobre todo durante las épocas calurosas, son aquellos ricos en minerales y proteínas, contenidos sobre todo en frutas (sandía, melón, arándanos) y verduras (tomate, pepino) y evitar aquellos que contengan altos contenidos en sal y en azúcar (bollería, snacks salados).

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Es importante y fundamental para mantener una hidratación correcta, beber agua de forma regular para ayudar a nuestro sistema a no confundir el hambre con la sed, y de esta forma evitar confundir las ganas de comer con la deshidratación.