Carolina Blanco, psicóloga, sobre la ansiedad: "Un cerebro ansioso no tolera bien qué va a pasar en un futuro"

La necesidad de control y la anticipación constante son estrategias del cerebro para gestionar una incertidumbre que asocia con el peligro, según la experta

(Foto de ARCHIVO)Actitud triste y afligidaREMITIDA / HANDOUT por JUNTA DE ANDALUCÍAFotografía remitida a medios de comunicación exclusivamente para ilustrar la noticia a la que hace referencia la imagen, y citando la procedencia de la imagen en la firma10/9/2024

JUNTA DE ANDALUCÍA


Ignacio Juanilla Bernardo

Madrid - Publicado el

3 min lectura3:18 min escucha

Los cambios, por pequeños que sean, pueden ser un auténtico desafío para las personas que sufren ansiedad. Esta dificultad para afrontar situaciones nuevas o inesperadas no es un capricho, sino una respuesta profundamente arraigada en el funcionamiento de su cerebro. Según explica la psicóloga Carolina Blanco, todo se reduce a dos factores clave: una intensa necesidad de control para combatir la incertidumbre y una compleja gestión emocional. Lejos de ser un deseo de mandar, esta necesidad de control es en realidad un mecanismo de defensa. El cerebro ansioso, explica Blanco, "utiliza esta estrategia para reducir la incertidumbre", ya que en el fondo "no tolera bien qué va a pasar en un futuro porque asocia la incertidumbre a una sensación de peligro".

Esta aversión al futuro incierto provoca que la mente se mantenga en un estado de alerta constante, buscando cualquier forma de asegurar lo que está por venir. La principal herramienta que utiliza es la anticipación. Para un cerebro con tendencia a la ansiedad, adelantarse a los acontecimientos proporciona un alivio transitorio, una sensación de falsa seguridad que aplaca momentáneamente el malestar. Sin embargo, este alivio es efímero y acaba por reforzar un círculo vicioso: para calmar la ansiedad, la persona necesita controlar; si pierde una mínima parte de ese control, la ansiedad se dispara, exigiendo una dosis aún mayor de planificación y anticipación.

El cerebro 'dopaminérgico' y la anticipación constante

Desde una perspectiva neurobiológica, la psicóloga señala que este tipo de mentes suelen ser dopaminérgicas. Aunque popularmente se asocia la dopamina con el placer, también juega un papel crucial en la motivación y, en este caso, en la búsqueda incesante de soluciones y escenarios futuros. "Por eso, este cerebro dopaminérgico vive constantemente anticipando lo que va a suceder", afirma Blanco. Este proceso mental se manifiesta en todos los aspectos de la vida, como planificar un viaje. La persona no solo piensa en el destino, sino que anticipa "qué llevaremos en la maleta, si el hospital estará cerca o lejano, quién nos va a venir a buscar, qué haremos en cierta circunstancia".

Anticipar posibles escenarios nos da una sensación de falsa seguridad o control"

Carolina Blanco

Psicóloga

El resultado es que las personas con ansiedad pasan la mayor parte de su tiempo mentalmente instaladas en el futuro, lo que les impide conectar con el aquí y el ahora. Esta desconexión no solo afecta a su capacidad para vivir el presente, sino que también interfiere directamente con la percepción de sus propias sensaciones corporales, un aspecto fundamental para una correcta regulación emocional. Viven, en esencia, más en sus pensamientos sobre lo que vendrá que en la realidad que están experimentando.

Un paciente con depresión o ansiedad en la consulta del psicoterapeuta

Gemini

Un paciente con depresión o ansiedad en la consulta del psicoterapeuta

La trampa de la racionalidad frente a las emociones

El segundo gran pilar en la anatomía de la ansiedad es, según Carolina Blanco, la gestión emocional. Las personas con esta tendencia suelen ser eminentemente racionales, intentando comprender y manejar el mundo a través de la lógica y el pensamiento estructurado. Si bien esta cualidad puede ser una ventaja en el ámbito profesional, se convierte en una limitación significativa a la hora de lidiar con el universo de las emociones. El error de base es "intentar gestionar lo que sienten en el cuerpo con la lógica, con el pensamiento".

Es como intentar sentir las emociones a través de nuestros pensamientos"

Carolina Blanco

Psicóloga

La experta es clara al respecto: "Es como intentar sentir las emociones a través de nuestros pensamientos". Las emociones, subraya, no se pueden regular con el pensamiento lógico, sino a través de la conexión corporal y herramientas específicas de regulación emocional. Al intentar reprimir o evitar activamente sentimientos como la culpa, la ira o la tristeza, el cerebro busca desesperadamente una vía de escape para gestionar esa energía interna. Y una de las estrategias más recurrentes es, de nuevo, el control: controlar el entorno, la planificación y, en definitiva, el futuro.

Esta táctica de control extremo ofrece una "mínima regulación", un parche temporal que mantiene a raya el malestar más inmediato. Sin embargo, como advierte la psicóloga, en el fondo "no está solventando todo eso que sentimos por dentro". La ansiedad persiste porque su causa raíz, la desconexión con el plano emocional y corporal, sigue sin abordarse, dejando a la persona atrapada en un ciclo de preocupación y control que nunca llega a resolver el verdadero origen de su sufrimiento.

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.

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