El fracaso de Pedro Sánchez a la hora de sacar adelante los presupuestos ha supuesto el fin de la legislatura y la convocatoria de elecciones generales para el próximo 28 de abril. 

No es la primera vez que un Gobierno se encuentra en una situación de debilidad ante el Parlamento que lo ha escogido. El primer presidente de la democracia, Adolfo Suárez, fue el primero también en vivir en sus propias carnes la dificultad de mantener un Gobierno en minoría. El partido de Suárez, la UCD, ganó las elecciones en 1979 con 168 diputados, a ocho de la mayoría absoluta, por lo que necesitó los votos de la Alianza Popular para llegar a la Moncloa. La legislatura fue especialmente complicada, con el país sumido en una grave crisis económica, y con el terrorismo de ETA en pleno apogeo, mientras algunos sectores del Ejército seguían oponiéndose a la evolución democrática. 

A mitad de la legislatura, el líder de la oposición, Felipe González, planteó una moción de censura al presidente Suárez, que el Gobierno salvó, pero permitió al socialista consolidarse como líder de la oposición y mejorar su imagen pública. Mientras tanto, la UCD se descomponía, fruto de las tensiones internas. El 29 de enero de 1981, menos de dos años después de su investidura, Adolfo Suárez presentó su dimisión.

Su sucesor, Calvo-Sotelo, alargó la legislatura hasta mitad de 1982. En las siguientes elecciones, el PSOE arrasó y la UCD se descompuso.

Felipe González tuvo una estancia mucho más plácida que Suárez en la presidencia del Gobierno. Durante sus tres primeras legislaturas, el líder socialista disfrutó de una mayoría absoluta sin apenas oposición interna, lo que le convirtió en el presidente que ha acumulado más poder de la historia democrática de nuestro país.

Sin embargo, tras las elecciones de 1993, en las que el Partido Popular quedó a menos de un millón de votos, González se vio obligado a pactar con los nacionalistas catalanes y vascos para mantener el poder. La legislatura estuvo marcada por la crisis económica de principios de los 90, que disparó el desempleo, y por la gran cantidad de escándalos de corrupción vinculados al PSOE que se fueron conociendo, además de los GAL.

A mitad de la legislatura, CiU retiró el apoyo a González y, por primera vez en democracia, los Presupuestos Generales del Estado fueron rechazados, lo que llevó a González a convocar las elecciones generales de 1996. 

Su sucesor, José María Aznar, pudo alargar ambas legislaturas sin grandes sobresaltos. La primera, con el apoyo de CiU y el PNV y la segunda con la mayoría absoluta lograda en 2000. 

A pesar de encontrarse en minoría, la primera legislatura de Zapatero fue relativamente tranquila, logrando en distintos momentos el apoyo de todos los grupos que estaban representados en el parlamento con la excepción del PP. En la segunda, marcada por la crisis económica de 2008, el presidente fue perdiendo poco a poco el apoyo de todos los partidos, tanto de izquierdas como nacionalistas, por su gestión de la economía, por lo que acabó adelantando las elecciones a noviembre de 2011.

Como su antecesor, Rajoy disfrutó de una primera etapa estable, empujado por la amplia mayoría absoluta que logró en las elecciones de 2011. Durante esos cuatro años marcados también por la delicada situación económica, el PP pudo legislar a su antojo y controló la mayor parte de los gobiernos autonómicos y grandes ayuntamientos.

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Pero esa hegemonía se rompió tras las elecciones de 2015, que dejaron un panorama fragmentadísimo y dieron pie a un nuevo escenario político multipartidista que aún se mantiene. Durante esa legislatura, ni Rajoy ni ningún otro candidato (Sánchez lo intentó) logró formar Gobierno, lo que llevó a la repetición electoral de 2016, Tras muchas dificultades, Rajoy logró ser investido con la abstención del PSOE, pero la XII legislatura de España (esa que ahora acaba) se reveló como la más difícil de gobernar.

Tanto fue así, que Rajoy tuvo que someterse a dos mociones de censura. La primera, fracasada, la que convocó Pablo Iglesias en junio de 2017. La segunda, la de Pedro Sánchez, fue la mayor derrota parlamentaria de la historia de un presidente en España. Por primera vez desde la aprobación de la Constitución, una moción de censura triunfaba y el parlamento retiraba el apoyo a un presidente para dárselo a otro.

Pero el mismo parlamento fragmentado que acabó con Rajoy ha terminado tumbando también a Sánchez, que tras ver rechazados los presupuestos, no ha tenido más remedio que convocar elecciones.

Veremos si tras ellas toca legislatura de estabilidad o de adelanto electoral.