El Congreso tumba la reducción de la jornada laboral de Yolanda Díaz: la medida estrella de Sumar vuelve a la casilla de salida

La votación para tratar de devolver el texto al Ejecutivo fue un nuevo reflejo de la fragilidad de las relaciones entre los socios, con Junts a la cabeza, que permitieron el triunfo de las enmiendas a la totalidad de PP y Vox

La vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, durante el debate para la reducción de la duración máxima de la jornada ordinaria de trabajo, este miércoles en el Pleno del Congreso de los Diputados

EFE

La vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, durante el debate para la reducción de la duración máxima de la jornada ordinaria de trabajo, este miércoles en el Pleno del Congreso de los Diputados

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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Ha llegado el día y el desenlace ha sido el esperado. Este miércoles por la tarde, el Congreso de los Diputados ha votado las enmiendas a la totalidad de PP, Vox y Junts contra el proyecto de ley que buscaba reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales. La suma de sus 177 diputados, mayoría absoluta, ha bastado para devolver la iniciativa al Ejecutivo y obligar a Yolanda Díaz a empezar de cero con una de sus medidas estrella. 

El golpe político es evidente: el proyecto no solo era un símbolo de la vicepresidenta segunda, sino también la bandera con la que Sumar pretendía marcar diferencias dentro del Gobierno de coalición. Sin embargo, la falta de acuerdo con Junts ha convertido la sesión en un nuevo ejemplo de la fragilidad de las alianzas parlamentarias que sostienen al Ejecutivo.

Junts se desmarca del Gobierno

La decisión de Junts ha resultado determinante. Aunque la formación insiste en que no se ha aliado con la derecha, su voto en la práctica ha coincidido con el de PP y Vox, lo que ha supuesto la derrota de Díaz en el hemiciclo. La portavoz Miriam Nogueras justificó su rechazo en que la rebaja perjudica a pymes y autónomos, un argumento que ha repetido en las últimas semanas.

La ministra de Trabajo respondió con dureza, acusando a los independentistas de colocarse del lado de la patronal más reaccionaria. Aun así, Díaz mantuvo la mano tendida, recordando que está dispuesta a negociar “día y noche” para que la reforma vea la luz.

El trasfondo de este choque no es menor: más de 12 millones de trabajadores se quedan, por ahora, sin el beneficio de una reducción de jornada que buscaba mejorar la conciliación y la calidad de vida. Tal y como publicó COPE, la medida planteaba distintas fórmulas de aplicación, desde salir antes cada día hasta disfrutar de más vacaciones.

El discurso de Yolanda Díaz

Lejos de rendirse, la vicepresidenta insistió en que la rebaja se acabará aprobando. “Hoy perdemos la votación, pero la jornada laboral se ganará en la calle”, declaró, apelando a la movilización sindical y social. Sus palabras buscaron reforzar la idea de que, aunque el Congreso diga “no”, la presión ciudadana acabará imponiéndose.

El ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, y la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, durante el pleno del Congreso de los Diputados celebrado este miércoles en Madrid

EFE

El ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, y la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, durante el pleno del Congreso de los Diputados celebrado este miércoles en Madrid

Durante su intervención, Díaz defendió que reducir horas no es un capricho ideológico, sino una modernización inevitable. “Trabajar menos, vivir mejor” fue su mensaje, en línea con otras medidas laborales que en su día también parecían inalcanzables. Un discurso que se topa con la oposición frontal de PP y Vox, y con las dudas de Junts, que ha preferido defender los intereses de los pequeños negocios.

Los argumentos de la oposición

Las derechas han coincidido en criticar el enfoque del Gobierno. El Partido Popular advirtió que la reducción no puede imponerse “desde la ideología”, sino a través del diálogo social y ligado a la productividad. Vox fue aún más duro y habló de un “efecto terrorífico” en las pequeñas y medianas empresas, insistiendo en que el 86% de los convenios ya establecen jornadas inferiores a las 40 horas.

En ese sentido, algunos expertos ya habían advertido de que la iniciativa podía tensionar el tejido empresarial. De hecho, programas como Herrera en COPE recogieron cómo la propuesta alemana desmontaba parte de los argumentos de Díaz, poniendo el acento en la necesidad de ligar las horas trabajadas a la productividad real.

Lo que está en juego

La derrota en el Congreso no supone un punto final. El Ejecutivo ya ha anunciado que volverá a llevar la propuesta a la Cámara, convencido de que esta batalla no ha terminado. Mientras tanto, los sindicatos han advertido de que seguirán movilizándose en defensa de la medida, con concentraciones en todo el país.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero (d) y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se saludan durante el debate para la reducción de la duración máxima de la jornada ordinaria de trabajo, este miércoles en el Pleno del Congreso de los Diputados

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La ministra de Hacienda, María Jesús Montero (d) y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se saludan durante el debate para la reducción de la duración máxima de la jornada ordinaria de trabajo, este miércoles en el Pleno del Congreso de los Diputados

La reducción de jornada forma parte de un debate más amplio sobre el futuro del trabajo en España. No se trata solo de menos horas, sino también de cómo distribuirlas y cómo conciliar. Existe incluso un derecho poco conocido que permite a padres cambiar su horario laboral, lo que conecta directamente con la filosofía que Díaz quiere impulsar.

El desenlace de esta votación refleja hasta qué punto la política laboral se ha convertido en terreno de disputa ideológica, económica y social. Como recordaba un empresario en una entrevista en COPE, dar más tiempo libre a los empleados puede parecer un lujo, pero también puede convertirse en una herramienta de productividad y fidelización.

La casilla de salida no es el final del camino. El debate seguirá vivo y, como apuntó Yolanda Díaz, la lucha por una vida laboral más corta y equilibrada apenas acaba de comenzar.

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