El síntoma que podría revelar un diagnóstico temprano del Párkinson hasta diez años antes: un estudio lo confirma
El parkinson podría detectarse hasta cinco o diez años antes de que la enfermedad empeore en los pacientes y sea intratable gracias a un nuevo estudio

Persona con parkinson
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El parkinson es una enfermedad que afecta al cerebro y, poco a poco, hace que los movimientos del cuerpo se vuelvan más lentos, torpes o temblorosos. Es un trastorno del sistema nervioso que empeora con el tiempo.
Los síntomas aparecen lentamente. El parkinson muchas veces comienza con pequeños cambios, como que una mano tiemble cuando está en reposo, que a la persona le cueste abrocharse la camisa o caminar con soltura.
La causa principal es que las células del cerebro que producen una sustancia llamada dopamina dejan de funcionar bien. La dopamina ayuda a que nuestros movimientos sean suaves y coordinados, así que cuando falta, el cuerpo empieza a experimentar dificultades.
diagnóstico del parkinson
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El parkinson es la enfermedad neurodegenerativa más frecuente después del Alzheimer. Sin embargo, actualmente no hay ningún tratamiento curativo para quienes lo padecen, ni tampoco fármacos que modifiquen el desarrollo de la enfermedad.
Para diagnosticar esta enfermedad no existe una prueba específica. El diagnóstico lo realiza un neurólogo y se basa en los antecedentes médicos, una revisión de los síntomas y un examen neurológico y físico.
A pesar de no existir una prueba específica para diagnosticar la enfermedad, un equipo dirigido por investigadores de la Fundación Champalimaud ha demostrado poder hacerlo años antes de que se vuelva intratable.

Mano temblorosa por parkinson
personas asintomáticas
Las personas asintomáticas que desarrollan lentamente parkinson se quejan de pérdida de olfato. Estas situaciones suelen darse cinco o diez años antes de que la enfermedad empeore y experimenten los síntomas completos.
La perdida del olfato no significa necesariamente que la persona vaya a desarrollar parkinson, porque de por sí no es un biomarcador específico de la enfermedad. Sin embargo, sí pueden sufrir déficits visuales o alucinaciones.
Este tipo de síntomas sí podrían investigarse y podría haber espacio para biomarcadores más fiables. De hecho, los especialistas en parkinson del Centro Médico Universitario de Göttingen han demostrado que se pueden evaluar las deficiencias sensoriales en el cerebro.
detección a través de un método no invasivo
Los resultados de la investigación se han publicado en 'Journal of Cerebral Blood Flow and Metabolism' y han demostrado ser capaces de diagnosticar la enfermedad antes de que sea tarde, escaneando el cerebro del paciente con imágenes por resonancia magnética funcional.
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La evaluación simultánea de las deficiencias sensoriales del cerebro podrían proporcionar un biomarcador sólido para el párkinson temprano. Esto es beneficioso porque cuanto antes se diagnostique, mayores son las posibilidades de desarrollar tratamientos eficaces.
La investigación se ha realizado utilizando un escáner de resonancia magnética experimental de campo ultraalto y ratones transgénicos. Estos animales presentaban niveles elevados de una proteína humana llamada alfa-sinucleína.
Al parecer, esta proteína desempeña un papel fundamental en la enfermedad porque tiende a acumularse y formar inclusiones en la región cerebral que produce la dopamina. La degeneración de esta región es la responsable del parkinson.
¿Cómo se lleva a cabo la investigación?
Los investigadores utilizaron la resonancia magnética funcional para observar que áreas del cerebro del ratón se activaban frente a determinadas condiciones, como por ejemplo, al exponerse a olores o a estímulos visuales.
Las imágenes que obtuvieron de la investigación mostraban como las distintas áreas del cerebro del animal se iluminaban como respuesta a la estimulación. Este fenómeno se debe a cambios en el flujo sanguíneo y en el oxígeno, impulsados por la actividad neuronal.

Ratón de laboratorio
Para continuar con la investigación, los profesionales compararon las resonancias que mostraban la actividad cerebral de los ratones modificados con las de otros que estaban sanos (ratones de control).
Los resultados mostraron que los ratones de control tenían una actividad normal en las áreas cerebrales correspondientes, mientras que en los ratones transgénicos había mucha menos actividad.