Hacen un estudio sobre el cerebro humano y, sin saberlo, descubren un sexto sentido que cualquiera puede despertar bajo un entrenamiento

Un estudio de Cerebral Cortex explica cómo funciona este sexto sentido y de qué manera se puede entrenar una persona para desarrollarlo

Este sexto sentido ya está presente, por ejemplo, en murciélagos

Luis Calabor

Madrid - Publicado el

3 min lectura

Desde pequeños aprendemos que los seres humanos tenemos cinco sentidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto. Esos cinco pilares nos permiten relacionarnos con el mundo que nos rodea, percibir lo que ocurre a nuestro alrededor y tomar decisiones constantemente. Pero, ¿y si hubiera más? ¿Y si tuviéramos un sexto sentido, escondido en nuestra mente, esperando ser activado?

Una investigación reciente sobre el cerebro humano ha revelado precisamente eso: una capacidad sensorial que puede desarrollarse con práctica y que cualquiera, sin importar su edad o condición, puede llegar a dominar. Lejos de ser ciencia ficción, esta habilidad ha sido medida, documentada y estudiada con rigor científico.

La capacidad en cuestión se llama ecolocalización, una técnica utilizada por animales como murciélagos o delfines para moverse y orientarse en la oscuridad. Estos animales emiten sonidos y analizan el eco que rebota en su entorno para construir una imagen mental del espacio que les rodea.

Murciélagos

Morcegos de Galicia

La ecolocalización es un sentido que emplean los murciélagos

EL SENTIDO QUE LOS HUMANOS PUEDEN DESARROLLAR BAJO ENTRENAMIENTO

Lo sorprendente es que los humanos también podemos hacer esto. Un estudio publicado en la revista Cerebral Cortex ha demostrado que basta con diez semanas de entrenamiento intensivo para desarrollar esta habilidad. Y los efectos no solo son funcionales: también se producen cambios medibles en el cerebro, especialmente en las zonas relacionadas con la visión.

En el experimento participaron 26 personas, divididas entre videntes y personas ciegas. Durante diez semanas, realizaron 20 sesiones de entrenamiento que consistían en moverse por espacios tanto reales como simulados, emitiendo chasquidos con la lengua y analizando el eco con el oído. No se utilizó ninguna tecnología especial, solo su propio cuerpo.

Ilustración sobre el cerebro

El cerebro puede analizar estos chasquidos con la lengua e interpretarlos visualmente

Los investigadores realizaron resonancias magnéticas antes y después del entrenamiento. El objetivo era observar cómo reaccionaba el cerebro al nuevo aprendizaje. Los resultados fueron sorprendentes: la corteza visual primaria, la zona que normalmente procesa las imágenes que vemos con los ojos, se activaba al escuchar los ecos.

Esto significa que el cerebro, al no recibir información visual, redirige sus recursos y aprende a convertir los sonidos en mapas espaciales. Es decir, empieza a “ver” con los oídos.

El oído puede analizar los chasquidos que hacemos con la lengua y, ahí, el cerebro redirige sus recursos

lo que esto quiere decir para el cerebro humano

Uno de los grandes hallazgos de este estudio es que el cerebro humano es más adaptable de lo que pensábamos, incluso en la edad adulta. Hasta hace no mucho, se creía que ciertas capacidades del cerebro se fijaban en la infancia. Pero esta investigación confirma que a cualquier edad es posible modificar la forma en la que nuestro cerebro procesa la información.

En el caso de las personas ciegas, el estudio detectó un aumento de materia gris en la corteza visual, lo que indica una reorganización más profunda del cerebro. Pero lo realmente importante es que tanto los participantes ciegos como los videntes lograron dominar la ecolocalización con éxito.

Este “nuevo” sentido no es algo místico ni un superpoder de película. Es una capacidad que forma parte de nuestro sistema nervioso, y que simplemente no usamos de forma habitual. Pero cuando se entrena, se activa. Está ahí, esperando a ser despertado.

Este hallazgo no solo tiene implicaciones para las personas con discapacidad visual —a quienes podría ayudar a moverse con más autonomía—, sino que también abre nuevas posibilidades para el desarrollo de terapias de rehabilitación, e incluso para la mejora de nuestras habilidades cognitivas en general.

Hay detalles del cuerpo humano que todavía ni conocemos

La respuesta es sí. Según el estudio, no se necesita ningún don especial ni condiciones previas. Solo tiempo, práctica y paciencia. El entrenamiento se basa en algo tan simple como aprender a escuchar los ecos que provocamos al hacer chasquidos con la lengua y relacionarlos con el entorno.

En otras palabras: es una habilidad que cualquier persona puede desarrollar con dedicación, como aprender a tocar un instrumento o a hablar otro idioma.

En un momento en que la tecnología domina muchas de nuestras percepciones —pantallas, notificaciones, auriculares—, este descubrimiento ofrece una reflexión valiosa: nuestro cuerpo y nuestra mente siguen siendo capaces de cosas extraordinarias, incluso sin ayuda externa.

La ecolocalización humana no sustituye a la vista ni a otros sentidos, pero añade una nueva capa de percepción, una forma alternativa de relacionarnos con el espacio y de ampliar nuestras capacidades.

Programas

Los últimos audios

Último boletín

03:00H | 14 JUN 2025 | BOLETÍN

Boletines COPE
Tracking