La bandera que inspiró el escudo de España la lleva cada año el concejal más joven de Sevilla
Una antigua bandera custodiada en la Catedral de Sevilla guarda un secreto heráldico: fue el primer emblema que unió Castilla y León y el origen del escudo de España

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Oculto entre las joyas históricas que guarda la Catedral de Sevilla, se encuentra un trozo de historia de España que ha resistido siglos de polvo, guerras y olvido. El Pendón de San Fernando, la bandera que ondeó en la toma de Sevilla en 1248 por Fernando III, es mucho más que una insignia medieval: es la primera representación heráldica unificada de Castilla y León y, para muchos, el embrión del escudo de España.
Esta bandera, de tafetán de seda carmesí, portaba tres castillos dorados y un león púrpura sobre fondo blanco. Su diseño era excepcional para la época, ya que reunía por primera vez los símbolos de dos coronas aún no plenamente fusionadas: Castilla y León, unidas en 1230 tras la Concordia de Benavente que proclamó a Fernando III como monarca de ambas. Este pendón no solo fue insignia de batalla, sino también un manifiesto visual de la nueva unidad territorial que avanzaba por el valle del Guadalquivir, arrebatando plazas musulmanas como Andújar, Martos y Baeza.

Pendón de San Fernando, expuesto en la catedral de Sevilla
La bandera fue testigo directo del asedio y conquista de Sevilla, uno de los mayores hitos de la Reconquista. Desde entonces, el pendón ha permanecido en la Catedral, custodiado como una reliquia. Su valor se elevó aún más tras la canonización de Fernando III en 1671, cuando el estandarte adquirió categoría sagrada, junto con otras pertenencias del monarca como su espada Lobera y las espuelas.
Restauración de una joya maltratada por el tiempo
Más tesoros del Patrimonio Nacional
El paso de los siglos no fue indulgente con el Pendón de San Fernando. Acumulaba remiendos, intervenciones inapropiadas y deterioros alarmantes, hasta que en 1999 el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico asumió la compleja tarea de su restauración. Según los expertos, el tejido —probablemente de origen francés— estaba en un estado “muy deficiente”, con fibras quebradizas, pliegues marcados y graves tensiones internas provocadas por intervenciones previas realizadas con hilos inadecuados.
El cuartel del león, con fondo blanco, era el más dañado, presentando lagunas, manchas, roturas y desgarros. La restauración se abordó con un enfoque puramente conservador: sin añadir materiales ni alterar los originales. Los procedimientos, reversibles y estables, permitieron salvar una pieza única del patrimonio nacional.
Hoy, el pendón original reposa en una vitrina especialmente acondicionada cerca de la Capilla del Bautismo de la Catedral de Sevilla, protegido del tiempo y del uso, mientras que una réplica exacta se utiliza en las dos ocasiones anuales en que la bandera sigue saliendo en procesión.
Tradición viva y símbolo de poder
Cada 23 de noviembre, aniversario de la conquista de Sevilla, se celebra la llamada “Procesión de la Espada”, en la que el alcalde y el Ayuntamiento participan en una misa solemne. En este acto, el deán entrega el pendón y la espada al alcalde, quien jura solemnemente devolverlos tras la ceremonia. La bandera, en estos actos, es llevada por el concejal más joven.
Durante el Corpus Christi, en cambio, es el Gobernador Militar quien porta el pendón en la procesión, justo delante de la efigie de San Fernando. En ambos casos, y desde los años noventa, se emplea la réplica moderna para preservar la pieza original.
Un error frecuente es confundir este estandarte con el Pendón de la ciudad de Sevilla, donde aparece la efigie de San Fernando y que fue sustituido en 1995 por la bandera actual. Sin embargo, el Pendón de San Fernando no es solo historia local, sino una bandera histórica de España que recibe los máximos honores militares y encarna en sus hilos la memoria de una nación que se forjaba a sangre y fe.