Se necesita tener fe para conseguir los objetivos. Solo la confianza y la seguridad en el camino que uno emprende te puede llevar de lavar platos a ser chef con estrella Michelín. Nuestro invitado de hoy quería ser arquitecto o diseñador de pequeño, pero pronto cambió de idea al ver cocinar a su madre.

Su padre intentó disuadirlo buscándole trabajo de lavaplatos en un restaurante. Quería que viese lo duro que es el trabajo en una cocina, pero el efecto fue el contrario: descubrió allí su verdadera pasión.

El camino no es fácil, claro… reconoce que alguna carne se le quedó dura, alguna se le quemó y que hizo explotar una licuadora. Pero en Méjico supo aprovechar los lunes de resaca de los cocineros titulares para hacerse un hueco y acabaría abriendo su propio restaurante. El salto a España fue para tan solo 3 meses, pero lleva aquí más de 10 años y ha conseguido todo un hito: conseguir la primera estrella Michelín que se concede a un restaurante mexicano en España y en toda Europa.

Cuando el mexicano Roberto Ruiz llegó a España, la cocina de su país era "muy desconocida", aunque abundaban los restaurantes con motivos mexicanos. “Decidimos que íbamos a abrir un restaurante en el que no hubiera sombreros mexicanos y no sonaran Maná ni Paulina Rubio”, nos dice. “No pensábamos entonces en hacer un restaurante gastronómico”, explica, “solo queríamos que se comiera bien, auténtica comida mexicana”. Muchos los tomaron por locos cuando abrieron su restaurante en pleno Barrio de Salamanca madrileño, pero el tiempo le ha acabado dando la razón.