Javier Castilla, analista de Big Data: "Todos los modelos de Inteligencia Artificial tienen una fecha límite de conocimiento"
Desde ChatGPT hasta Gemini, en 'La Tarde de COPE' han querido analizar el fenómeno de las inteligencias artificiales generativas de texto

Javier Castilla, analista de Big Data: "Todos los modelos de Inteligencia Artificial tienen una fecha límite de conocimiento"
Madrid - Publicado el
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En la última década, la inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser un concepto abstracto para convertirse en una realidad palpable que transforma múltiples aspectos de la vida cotidiana y profesional.
Sin embargo, lejos de ser una única tecnología homogénea, la inteligencia artificial se presenta en diferentes formas y niveles, cada una con características y aplicaciones específicas que están marcando el rumbo del futuro.
Las mil caras de la inteligencia artificial
No toda inteligencia artificial es igual. Los expertos clasifican las IA en distintas categorías según su complejidad y capacidad de aprendizaje. En primer lugar, se encuentran las IA reactivas, las más básicas y limitadas, que no cuentan con memoria ni pueden aprender de experiencias previas.

Inteligencia artificial
Estas máquinas actúan exclusivamente sobre estímulos actuales y no pueden modificar su comportamiento con base en el pasado. Un ejemplo histórico fue Deep Blue, la computadora de IBM que venció al campeón mundial de ajedrez Garry Kasparov en 1997.
Más avanzadas son las IA con memoria limitada, que sí pueden analizar datos temporales para mejorar sus decisiones futuras. Esta categoría es común en tecnologías como los vehículos autónomos, que deben evaluar constantemente su entorno para anticipar movimientos y garantizar la seguridad.
Inteligencias artificiales: especializadas y muy generalista
Otra forma de diferenciar las IA es por su ámbito de acción. La mayoría de las inteligencias artificiales actuales son IA específicas o estrechas, diseñadas para realizar tareas concretas con alta eficiencia, como reconocimiento facial, traducción automática o diagnósticos médicos. Estos sistemas pueden superar a los humanos en esas áreas puntuales, pero carecen de flexibilidad para otras tareas.
En contraste, la IA general (o AGI, por sus siglas en inglés) es un objetivo aún lejano en la investigación tecnológica. Una IA general tendría la capacidad de realizar cualquier tarea intelectual que un humano pueda hacer, adaptándose y aprendiendo de manera autónoma en múltiples dominios.
Qué aplicaciones, beneficios y restos éticos tienen estosn asistentes virtuales
La amplia gama de inteligencias artificiales está presente en sectores tan variados como la salud, la educación, la industria y el entretenimiento. La capacidad para analizar grandes volúmenes de datos y ejecutar tareas repetitivas ha incrementado la eficiencia y la innovación en numerosas áreas.
Sin embargo, el auge de la IA también trae consigo desafíos éticos relevantes. La privacidad es uno de los puntos más sensibles, ya que muchos sistemas dependen del acceso a datos personales.
Además, la presencia de sesgos en los datos puede llevar a decisiones injustas o discriminatorias. Otro tema crucial es el impacto en el empleo, dado que la automatización podría eliminar ciertos puestos de trabajo, mientras que crea nuevas oportunidades en otros campos.
Un futuro que exige responsabilidad
El desarrollo de distintas inteligencias artificiales plantea un escenario prometedor, pero complejo. La creación de sistemas híbridos, que combinan varias capacidades especializadas, promete revolucionar la interacción entre humanos y máquinas.
Para aprovechar al máximo estas innovaciones, es necesario implementar regulaciones claras y un enfoque ético que equilibre progreso tecnológico con respeto a los derechos y valores humanos.