"El caso Salazar y su pésima gestión por la dirección socialista han abierto un camino por el que pueden llegar nuevas denuncias"

Al Partido Socialista le ha reventado un mito en toda regla. Quizás tenga que ver con el ajuste de cuentas que se da en las organizaciones políticas cuando ya vislumbran que el todopoderoso líder está en horas bajas y que su final se aproxima. Ha ocurrido otras veces y da la impresión de que en el PSOE hay quien empieza a colocarse para estar bien situado en el día después, pero también asoma el hartazgo de muchas mujeres socialistas que han callado durante mucho tiempo, pero que ya no están dispuestas a seguir haciéndolo. Huelan o no la debilidad del hombre que ha gobernado el partido con mano firme en los últimos 8 años, empiezan a decir en voz alta que ya no van a pasar ni una y reprochan a Pedro Sánchez a verse rodeado de una camarilla de machistas, consumidores de prostitución e investigados por el cobro de mordidas. Hoy mismo publica el diario ABC que Santos Cerdán y Francisco Salazar impulsaron una purga feminista dentro del PSOE y que Carmen Calvo, Adriana Lastra o Andrea Fernández fueron algunas de las principales damnificadas. 

Y cada vez son más mujeres socialistas las que ya no esconden su indignación porque Pedro Sánchez confió en estos personajes, su futuro político y el del partido. Mujeres hartas de que se repitan comportamientos que responden a un mismo patrón, el de machotes con poder, como los definía la expresidenta andaluza Susana Díaz.

El enfado ha ido en aumento en los últimos días. Abrir un buzón para denuncias anónimas y guardarlo en un cajón durante de 5 meses no tiene explicación y es lo que hizo el PSOE durante este tiempo para tapar las denuncias por acoso sexual contra Paco Salazar, un fontanero de primer nivel, colaborador directo del presidente. No olvidemos que Sánchez quería colocarlo además en el pasado mes de julio como secretario de organización del partido para suceder al ya encarcelado Santos Cerdán. Ayer mismo la portavoz del gobierno, Pilar Alegría, reconoció su error y pidió perdón por haber almorzado con Salazar hace un mes. 

Al caso Salazar siguió la denuncia contra el líder del PSOE en Molinos, Antonio Navarro. La mujer que lo denunció por acoso sexual se fue a la fiscalía harta de que el partido no le hiciera caso durante 6 meses. Y hoy hemos conocido que seis mujeres han dejado en el canal interno del PSOE denuncias contra el alcalde socialista de Monforte de Lemos y presidente de la Diputación de Lugo, José Tomé. Comentarios machistas, tocamientos y en algún caso ofrecimiento de empleo público a cambio de sexo. De momento él, José Tomé lo niega todo.

Precisamente las denuncias por acoso han protagonizado el último enfrentamiento del año entre Sánchez y Feijóo en la sesión de control del Congreso esta mañana.

Y el caso Salazar y su pésima gestión por la dirección socialista han abierto un camino por el que pueden llegar nuevas denuncias. Una crisis que, por cierto, deja en muy mala posición a la vicepresidenta María Jesús Montero. En teoría, la mujer con más poder orgánico en el PSOE o no se enteró de nada o peor. Si se enteró de algo, no tomó medida alguna.