El sector español que estima perder un 15% de beneficios por culpa de los aranceles de Trump: una empresa de Móstoles es líder mundial
Fernando de Haro visita EDIBON, empresa española que opera en Estados Unidos y que espera perder dinero con los aranceles de Trump

Fernando de Haro habla con los empleados de Edibon
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La guerra comercial entre Estados Unidos y Europa tiene un nuevo capítulo, y España ya siente el impacto. Donald Trump ha reactivado los aranceles a productos europeos, afectando directamente a sectores emblemáticos como el vino, el aceite de oliva… y también a industrias menos visibles pero igual de importantes, como la de simuladores técnicos para la educación.
Es el caso de EDIBON, una empresa familiar con sede en Móstoles (Madrid), especializada en equipamiento técnico educativo. Sus simuladores —que enseñan desde energía eólica hasta generación de hidrógeno— se utilizan en universidades de todo el mundo, especialmente en Estados Unidos. Allí exportan el 20% de su producción, pero ahora, los aranceles de Trump amenazan su competitividad.

EDIBON está esepcializada en equipamiento técnico educativo
CUÁNTO ES LA DEPENDENCIA DE ESTADOS UNIDOS
Fernando de Haro, en La Mañana del Fin de Semana de COPE, ha visitado la planta de EDIBON para conocer de primera mano cómo estos nuevos aranceles están afectando al tejido industrial español.
“El motor que vemos aquí va a ser enviado a una universidad de Nueva York”, explica Miriam Bonilla, uno de los tres hermanos que es gerente de EDIBON, mientras señala uno de los simuladores que reproduce el funcionamiento de una planta eléctrica. “Vendemos un 20% a EE.UU., y estos aranceles podrían hacernos perder hasta un 15% de margen”, alerta.

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Y es que, además del golpe arancelario, el dólar también ha bajado, lo que hace aún más difícil repercutir los costes al cliente. “A veces no puedes subir el precio, así que asumimos nosotros la pérdida”, añade.
"no podemos depender de un cambio político"
Aunque solemos pensar en productos agrícolas cuando hablamos de aranceles, esta vez el golpe va mucho más allá. EDIBON no vende aceite ni jamón: vende educación e innovación. Sus simuladores son utilizados por centros de formación e investigación en más de 140 países, desde Estados Unidos hasta Nueva Zelanda, pasando por países como Bélgica o Turquía.
César Bonilla, director técnico y otro de los tres hermanos al frente del negocio, enseña los últimos proyectos: plantas piloto para captación de CO₂, generación de hidrógeno y reciclado de baterías eléctricas. “Son tecnologías clave para reducir la dependencia energética y avanzar hacia un futuro más sostenible”, explica.

La Bolsa española, al igual que el resto de plazas europeas, bajo la amenaza de los aranceles
Pero todo eso se pone en peligro si se reduce el margen de beneficio o si el mercado estadounidense se vuelve inaccesible. Afortunadamente, EDIBON lleva años preparándose para situaciones como esta. Su apuesta ha sido clara: diversificar mercados y no depender de un solo país. “Suministramos a 143 países. No podemos permitirnos que un cambio político nos hunda”, dice Beatriz Bonilla, que se encarga de la parte financiera de la empresa.
Europa tiene demasiada burocracia y eso nos pone barreras
Directiva de EDIBON
EL PROBLEMA QUE TIENE EUROPA
Esa estrategia está dando frutos. “La educación y la investigación son sectores estables. Siempre hay universidades que necesitan este tipo de tecnología, y si EE.UU. se complica, miraremos más a Europa, a Asia o a América Latina”, asegura.
Uno de los mensajes más claros que dejan los hermanos Bonilla es que Europa podría ser una alternativa real si no fuera por las trabas internas. “Exportar dentro de la Unión Europea sigue siendo más difícil de lo que debería. La burocracia nos pone muchas barreras”, denuncia Beatriz.
Es una crítica constructiva pero firme: si Europa quiere ser competitiva frente a Estados Unidos o China, tiene que actuar como un verdadero mercado único. “Hay demasiados formularios, demasiadas normativas duplicadas… Si eso se simplificara, podríamos crecer mucho más aquí, sin depender tanto de fuera”.
Frente a la incertidumbre que generan los aranceles de Trump, los Bonilla no se quejan: buscan soluciones. Y en sus palabras resuena una advertencia con mensaje esperanzador: esta crisis puede ser una oportunidad, sobre todo si Europa hace los deberes. Porque cuando una empresa española de alta tecnología exporta conocimiento al mundo, el problema no es suyo. Es nuestro.